Kilómetro Cero, guión y puesta en escena de la joven artista Liliana Lam, en el habanero Teatro Martí, explayó los márgenes espaciales que hasta hoy había contenido a la obra. En ella, el rol del narrador omnisciente que es personaje y cuerpo investigativo-documental, hilo conductor, apuntador en su concha, recrece su voz para reubicarse, reubicarnos y recolocar la acción en un espacio maximizado. Quizás como necesario tránsito que va del espacio privado al espacio público (el inherente discursivo al relato/relator y también del hecho espectacular), se forja uno de los mayores aciertos de esta temporada: ensanchar la audiencia.