Creado en: octubre 16, 2020 a las 09:42 am.

Aponte, guiando el camino de la independencia

Por: Rolando Julio Rensoli Medina

El Héroe

José Antonio Aponte y Ulabarra, ha sido justamente llamado el precursor de las luchas independentistas en Cuba. José Luciano Franco, maestro de historiadores, consideró a su movimiento como “la primera conspiración de carácter nacional” motivado por tres cuestiones: una, que sus propósitos eran la independencia de Cuba y la abolición de la esclavitud; otro, que involucró a criollos negros, pardos y blancos y de distintos estamentos y clases sociales y tercero, porque abarcó a casi toda la isla desde La Habana hasta Baracoa.

También hay algunos historiadores que niegan el carácter independentista de la conspiración de Aponte, planteando que solo tenía propósitos abolicionistas respecto al régimen de la esclavitud, pero respetando esos criterios, Aponte planteaba no solo terminar con la oprobiosa esclavitud sino construir un “estado libre de discriminaciones” y la pregunta sería ¿este podría construirse dentro del esquema de la Capitanía General de Cuba, una colonia española?

Las evidencias durante el proceso judicial seguido al líder aquella primavera de 1812, se demostró que estaba profundamente influenciado por los jacobinos franceses y por los patriotas haitianos por lo que su pensamiento iba mucho más allá de un planteamiento abolicionista.

Aponte era criollo, negro, habanero. Vecino del entonces barrio de La Guadalupe, hoy Los Sitios. Su vivienda se ubicaba al final de la Calzada de San Luis Gonzaga, en la periferia del mencionado barrio, donde justamente comenzaba “el campo”.

La Calzada de San Luis Gonzaga era la que después se denominó Reina, partía del campo de Marte, hay Plaza de la Fraternidad Americana y aunque en los días republicanos hasta hoy se le renombró Avenida de Bolívar, popularmente se le sigue reconociendo como Calzada de Reina. Esta termina cuando intercepta la Calzada de la Beneficencia o también llamada Gutiérrez por entonces, nombrada más tarde Belascoaín y en la república Padre Varela, su nombre “oficial” hoy. A continuación de esta, la vía se adentraba en las áreas rurales circundantes a la ciudad convirtiéndose en un paseo campestre que comunicaba la urbe con la Quinta de los Molinos, finca y residencia de recreo de los capitanes generales y con el castillo del Príncipe Juan, ubicado en la loma de Aróstegui, que después se la llamaría justamente la loma del Príncipe.

Aponte vivía donde comenzaba este paseo que se llamaba en esa época Paseo Militar, después, más avanzado el siglo XIX se le llamaría Paseo de Tacón y definitivamente Paseo de Carlos III como se le conoce en nuestros días aunque oficialmente se llama Avenida Salvador Allende. La vivienda estaba retirada del paseo, ubicada en lo que hoy sería el fondo del edificio del Gran Templo Masónico, en la actual esquina de Jesús Peregrino y Belascoaín, llena hoy de sonrisas de niños y niñas pues se encuentra allí el círculo infantil “Blancas Margaritas”.

Aponte era de oficio carpintero tallador, maestro artesano en esos menesteres. También era militar, miliciano, cabo de uno de los batallones de milicias de pardos y morenos de La Habana, unidades que se destacaban en el cuartel de Dragones y el castillo de Atarés. Su padre y tíos también habían sido oficiales de esas unidades por lo que la familia era de tradición militar incluyendo acciones combativas. Esos batallones fueron muy valiosos en la defensa de la ciudad ante la invasión inglesa entre el 6 de junio y el 12 de agosto de 1762 y también se destacaron en la Guerra de Independencia de las trece colonias inglesas de la costa atlántica de la América del Norte (1775-1783) y como parte de ellas, en la reconquista española de La Florida. La familia Aponte estuvo en esos acontecimientos militares.

También era, de acuerdo a los conceptos contemporáneos, lo que pudiéramos llamar un intelectual empírico pues aunque no tenía estudios superiores evidenció con sus libros de dibujos destruidos después del proceso judicial, una gran inteligencia para reflejar la realidad del momento no solo en Cuba sino también en el contexto internacional y sus ideas acerca de cómo transformarla.

En el orden social era un hombre de tradición familiar libre, no habían sido esclavos ni sus padres ni sus abuelos, sus antepasados esclavos fueron a partir de una tercera generación. Fue miembro del cabildo Changó Tedeum, una sociedad de socorro mutuo y aunque no se inició en la masonería o al menos no hay evidencias de ello, si se relacionaba mucho con los miembros de la logia de los grandes trabajos teologales.

Sus ímpetus conspirativos contra el colonialismo español se iniciaron en 1808 cuando el acaudalado criollo Román de la Luz creó un grupo en el contexto de la invasión napoleónica a España a semejanza de los que comenzaron a lo largo de toda la geografía de la América española desde Nueva España hasta el Río de la Plata. Esta conspiración tenía como objetivo adherirse al movimiento juntista que entre 1809 y 1810 ocurrió en el continente, juntas de gobierno que proclamaron su adhesión al rey Fernando VII “El Deseado” y su oposición al falso rey José Bonaparte “Pepe Botella” impuesto por su hermano Napoleón y que terminaron con la proclamación de la independencia, pero en La Habana no llegó a ocurrir lo que en las colonias de tierra firme pues el Capitán General Salvador Muro y Salazar, Marqués de Someruelos, descubrió la conspiración, apresó a sus líderes, todos de la aristocracia criolla blanca.

Los principales colaboradores de Román de la Luz fueron Manuel Ramírez, Luis Francisco Basave y el abogado Joaquín Infante, este último escapó hacia Venezuela y se unió a las huestes de Miranda y Bolívar y allí elaboró en 1813 un proyecto de constitución para una Cuba republicana. Aponte formó parte de esta conspiración que, aunque era independentista no se pronunció por la abolición de la esclavitud pues no era objetivo para la clase social que la dirigía. Fue Basave quien lo iniciaría, este era oficial de milicias y tenía grandes relaciones con los oficiales y clases de los batallones de pardos y morenos y de ahí su vínculo con Aponte.

Fracasado el proyecto de De la Luz, José Antonio Aponte inicia su propia conspiración auxiliado por varios integrantes de los batallones de milicias de pardos y morenos: Salvador Ternero, Juan Francisco Lisundia, Clemente Chacón y otros más el propio aristócrata Luis Francisco Basave. Era una sociedad secreta cuyo hilo conspirador nacía en la propia casa de Aponte y de ahí por varias casas del barrio de La Guadalupe y otros barrios habaneros, cruzaba la bahía hacia los pueblos de Casablanca y Regla, la villa de Guanabacoa, los ingenios al este de esta hasta Matanzas, varios ingenios de la región matancera, seguía hacia Remedios, Trinidad, Puerto Príncipe, Las Tunas, Holguín, Bayamo y terminaba en Baracoa, en el extremo oriental de la isla.

La mayoría de los conspiradores eran esclavos, negros y mulatos libres, pero también participaron hombres blancos. Y de ella se pasó a la insurrección. En enero ocurrieron levantamientos en la región oriental y en Puerto Príncipe. Juan Neponucemo, en Holguín, se yergue como el líder de esa región y sufrió de la represión cruenta. En la Plaza de Armas de Puerto Príncipe, hoy Parque Agramonte de la ciudad de Camagüey, fueron ahorcados varios de los rebeldes. El 15 de enero, acontecen los levantamientos en La Habana, en dos ingenios de la jurisdicción de Guanabacoa: “Peñas Altas” y “Trinidad” y había un tercero, el “Santa Ana”, cuyos conspiradores fueron descubiertos antes de pronunciarse y por tanto no hubo levantamiento en él.

El área del ingenio “Peñas Altas” hoy corresponde a los límites de los municipios de La Habana del Este, de la Capital y Santa Cruz del Norte, de la provincia de Mayabeque mientras que el “Trinidad”, se hallaba en las cercanías del poblado de Peñalver, que aún hoy pertenece al municipio de Guanabacoa. En ambos, las sublevaciones ocurrieron dirigidas por Ternero, Lisundia y Chacón y fue violenta la represión encabezada por el mayoral del Peñas Altas, Orihuela y por el Teniente Gobernador de Guanabacoa Martín de Ugarte. Los principales jefes de la sublevación fueron apresados incluyendo a Aponte y sometidos a un proceso por la Comisión Militar, órgano de triste recordación.

El proceso llegó hasta el 5 de abril en que se dictaron las sentencias y se cumplieron el 9 de ese mismo mes. Fueron ahorcados los líderes de la rebelión y una vez decapitados, sus cabezas fueron expuestas enjauladas en lugares públicos: en el propio ingenio Peñas Altas, en el puente de Chávez, en otros sitios de la ciudad y la de Aponte en su propia vivienda.

Llama la atención que en el caso de la conspiración de Román de la Luz, siendo solo dos años antes, en el mismo contexto insular y continental y gobernando el mismo capitán general, solo fueron apresados sus líderes, pero se les respetó la vida y no fueron expuestos a ninguna humillación pública. Eran blancos, ricos y hacendados.

La memoria histórica

Aponte fue estigmatizado a lo largo del siglo XIX colonial y de la república neocolonial en el XX. En el libro Guanabacoa. Aponte históricos, de 1946, de Elpidio La Guardia, historiador oficial del término municipal de Guanabacoa, aparece como “cabecilla” de una “revuelta” mientras reciben los honores de héroes el mayoral Orihuela y el Teniente Gobernador español Martín de Ugarte. Con ese libro, los estudiantes de la enseñanza primaria estudiaban la asignatura de Historia Local que se enseñaba en 3er grado. A la sazón, la calle Jesús María de la villa guanabacoense, que nace al costado del Palacio Municipal, sede del ayuntamiento, en plena república se le cambió el nombre por el Martín de Ugarte, el represor de Aponte.

En el argot popular, se extendió la expresión: “es más malo que Aponte” cuando un adulto se refería a un muchacho malcriado, abusador, indisciplinado o a otro adulto, pero delincuente o antisocial.

Solo Emilio Roig de Leuchsenring, historiador de la ciudad de La Habana entre 1935 y 1964 en que fallece, hizo justicia a Aponte en la época republicana. A su propuesta, el ayuntamiento de esta ciudad cambiaría el nombre tradicional a 104 calles sustituyéndolos por los de patriotas o hechos históricos, y entre ellos, la calle que atraviesa los barrios de Jesús María y Marte y Arsenal, que se llamaba Someruelos, se la cambió el nombre que honraba al tirano, por el Aponte, su mártir.

Después del triunfo de la Revolución en 1959 la historiografía revolucionaria rescató a Aponte. José Luciano Franco fue el primero y posteriormente otros autores lo que provocó que autores foráneos también lo abordaran sin embargo permaneció casi oculto en la textología escolar y los programas de enseñanza.

En el 2010 asume el nombre de José Antonio Aponte la comisión permanente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) contra el racismo y la discriminación racial que se había creado un año antes. En el año 2012, el del bicentenario de su sublevación, se realizaron varios certámenes científicos conmemorativos y comienza a incluirse en los programas de enseñanza. Ese año, se devela una tarja en conmemoración a la represión de los seguidores de Aponte en el Parque Agramonte de Camagüey. Hoy se encuentran en proceso, sendas esculturas monumentales en su memoria: “Regreso de Aponte” que incluye una novedosa plaza, de Alberto Lescay Merencio, en las inmediaciones de Peñas Altas y otra en el parque Carlos Marx, de Centro Habana, de la autoría de René Negrín, próxima a la morada del héroe.

APONTE VISIONARIOEL HECHO ARTÍSTICO Y LITERARIO EN LA HABANA

Aponte Visionario como hecho artístico y literario incluye: exposición de artes plásticas, coloquio, presentación de libros y paneles, en ocasión de las jornadas por el Día de la Cultura cubana y el aniversario 500 de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana entre el 20 de septiembre y el 25 de octubre en La Habana y del 6 de noviembre al 1ro. de diciembre en Santiago de Cuba.

La exposición colectiva Visionary Aponte: art and black freedom (Aponte visionario: Arte y libertad negra) surgió de una colaboración entre el artista y curador haitiano residente en Estados Unidos Édouard Duval-Carrié y la historiadora cubanoamericana Ada Ferrer de New York University, convocando a artistas plásticos a inspirarse en las 63 imágenes del libro de pintura que las autoridades coloniales españolas ocuparon a Aponte en su casa, que aunque está desaparecido, es descrito a detalles, cada página. Se inauguró en el Litle Haití Cultural Center, en Miami en 2017 y posteriormente siguió itinerario entre ese año y 2018 por la New York University y Duke University en Carolina del Norte.

Esta exposición en las dos más importantes ciudades cubanas contará con la curaduría de Marilyn Sampera, Édouard Duval-Carrié y Ada Ferrer e incluye obras de los siguientes artistas plásticos: José Bedia (Miami), Leonardo Benzant (Nueva York), Juan Roberto Diago (La Habana), Édouard Duval-Carrié (Miami), Alexis Esquivel (La Habana), Teresita Fernández (Nueva York), Emilio Martínez (Miami), Emilia Adán Martínez (Miami), Nina Angela Mercer (Nueva York), Clara Morera (Carolina del Norte), Glexis Novoa (Miami), Vicki Pierre (Miami), Marielle Plaisir (Miami), Asser Saint-Val (Miami), Jean-Marcel Saint-Jacques (Nueva Orleans), Renée Stout (Washington, D.C.), Alberto Lescay Merencio (Santiago de Cuba) y Gretell Arrate (Santiago de Cuba) y María Magdalena Campos (Nueva York). La exposición original, en los Estados Unidos, fue de los primeros 16 artistas que aquí se mencionan; los tres últimos se suman en el itinerario cubano.

El hecho artístico abarca también la presentación de la edición cubana del libro de Ada Ferrer con aportes pictóricos de la historiadora del arte Linda Rodríguez, publicado en Estados Unidos: Freedom’s Mirror: Cuba and Haití in the Age of RevolutionLa edición cubana corre a cargo de la Editorial Imagen Contemporánea, de la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz, de La Habana.

A la exposición se incorpora la maqueta del conjunto escultórico y plaza Regreso de Aponte, de Alberto Lescay, que próximamente comenzará a hacerse realidad en un espacio costero limítrofe entre los municipios de Santa Cruz del Norte y La Habana del Este, a unos 30 kilómetros al este del Centro Histórico de La Habana.

La sede del evento en la capital insular es el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, en La Habana Vieja y es coauspiciado por el Ministerio de Cultura, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la Comisión José Antonio Aponte y el proyecto Afroamérica, de la Casa de las Américas. En Santiago de Cuba tendrá por sede a la Galería Oriente y a los auspiciadores mencionados se suman en la urbe oriental la Fundación Caguayo, la Casa del Caribe, el Museo Provincial Emilio Bacardí y el Centro Provincial de las Artes Visuales de Santiago de Cuba.

En la Habana la inauguración de la muestra deberá ocurrir el 20 de septiembre a las 7:00 de la noche y las obras quedarán expuestas por espacio de un mes. Al día siguiente, 21 de septiembre, a las 10:00 de la mañana, se efectuará el coloquio sobre Aponte con la participación de cinco de los artistas exponentes y se incluye la presentación de dos libros, el de Ada Ferrer ya mencionado y Las memorias de Aponte, de Zuleica Romay Guerra, publicado por la Editorial Casa, de la Casa de las Américas. Los días 4 y 18 de octubre, en ambos casos a las 10:00 a.m., se realizarán sendos paneles sobre la vida y obra de Aponte, su trascendencia y actualidad con destacados historiadores, artistas y escritores. En la sede santiaguera también ocurrirán actividades similares.

Aponte Visionario, exposición de artes plásticas, coloquio, presentación de libros y paneles es un hecho artístico y literario sobre una parte escasamente divulgada de la historia del Caribe y un puente tendido entre artistas cubanos, haitianos y de los Estados Unidos con miradas hacia el medio milenio de la ciudad de La Habana que no es la conmemoración de un acto colonizador, esclavista y genocida sino de un hito en el proceso de formación de la nacionalidad cubana tan única como diversa y de la multiculturalidad caribeña. Aponte, es un héroe habanero.

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