Creado en: mayo 17, 2021 a las 03:09 pm.

En Matanzas Cubapoesía Itinerante

A Matanzas llega este 17 de Mayo Cubapoesía Itinerante para compartir, a partir de las 2:00 p.m., videopoemas de José Manuel Espino, Alfredo Zaldívar, Maylan Álvarez, Leymen Pérez, Rayza Katiuska Olivera Fleitas, Julio César Pérez Verdecia, Mae Roque, Israel Domínguez y Rolando Estévez .

La cita, se desarrolla en todo el país del 6 al 22 de mayo de 2021, como antesala del Festival Internacional de Poesía de La Habana, y está dedicada este año al Aniversario 60 de la UNEAC y de las fundacionales Palabras de Fidel a los Intelectuales.

A continuación dos los protagonistas matanceros y algunas de sus creaciones, quienes distinguen la tarde poética virtual:

José Manuel Espino Ortega (Colón, Matanzas, 1966). Poeta, Narrador, Dramaturgo. Presidente de la Uneac en Matanzas. En el año 2000 recibió la Distinción por la Cultura Nacional. Ha publicado los poemarios: Sueño de una noche de verano, Ediciones Matanzas, 1989; Rantés vive en la otra puerta, Letras Cubanas, 1997; Así sea, Ediciones Aldabón, 1999; Mapas del Hijo Pródigo, Ediciones Vigía, 2001; La desnudez del ángel, Aldabón, 2007; y Palabras en la arena, Ediciones Capiro, 2011.    

Entre otros premios ha sido galardonado en los concursos José Jacinto Milanés, 1993; Pinos Nuevos,1995; y el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, 2010. Tiene una amplia obra dedicada a la escritura para la infancia.                                                         

Palos de ciego

Borges y yo nos soñamos en un tiempo quizás ido, zozobrantes por el ruido

de la lluvia y sus reclamos.

Borges y yo nos odiamos en páginas casi muertas, tomando rosas inciertas

del jardín que bifurcaba.

Borges y yo ante la aldaba de alguna ciudad sin puertas.

Él que fue esa lluvia de oro, daba sus palos de ciego: Chuang Tzu, mariposa

luego, Ulises sin más decoro que aceptar su propio azoro, la llanura,

el asesino, una estatua en el camino, entrampamientos de cal, el tigre

vasto y fatal, su marasmo repentino.

Yo le busco en la escritura, tardía forma en que asoma y se escapa la paloma

dejándonos la espesura.

Yo le busco en la blandura de Buenos Aires, traduzco su pecho lujoso, brusco

entre imágenes macabras, malabar de las palabras. Yo le busco.

Yo le busco.

Borges y yo/ larga ausencia.

Borges y yo/ torpes ojos.

Borges y yo/ qué cerrojos.

Borges y yo/ cuál demencia.

Borges y yo/ vil dolencia.

Borges y yo/ un ajedrez.

Borges y yo/ su avidez.

Borges y yo/ fiero puño.

Borges y yo/ fiel rasguño.

Borges y yo/ desnudez.

Él pedía alguna gracia, soplaba el viento de averno y era Borges tan eterno,

tan Borges, tan su falacia. La intemperie que se espacia lo vuelve

un ciego perfil, lo confina a un tiempo hostil que llamarán la memoria,

como lluvia provisoria rompiéndose en el cantil.

Yo fui aquel pez de Agrigento y el hombre que lo recuerda, la cicatriz

a su izquierda, el mar temeroso, lento; el tajo en la noche, aliento del azul

en su impostura, para amansar la locura el naufragio por estampa,

digamos que fui una trampa, ficciones, literatura.

Borges y yo, la sospecha de transcurrir en los días repasando melodías

con el alma más deshecha.

Borges y yo, siempre acecha si el organillo prohíbe. No sabemos ya quién

vive o quien muere entre los dos, mas descubrimos a Dios que sin ojos

nos reescribe.

Marilín Roque González (Jagüey Grande, Matanzas, 1972). Poeta y narradora. Miembro de la Uneac. Ha publicado varios cuadernos de poesía. Sus textos aparecen antologados en Cuba y el extranjero, las más importantes revistas cubanas han publicado textos de su autoría.

Entre los poemarios que ha publicado sobresalen Imagen y Semejanza, Ediciones Matanzas; Poemas para entretener al loco, Ediciones Vigía y Yo, Safo, Ediciones Aldabón, Matanzas.

Diatriba del poeta

Hay un instante donde todo se mezcla,

poesía y vida es la misma cosa,

el verso se corrompe en el hablar cotidiano

o muere el poema cuando explica,

sin éxito,

el amor a quien se ama.

En un momento todo es estiércol

la palabra muere o la matan

solo queda su fetidez,

cubre ese vaho al poeta y huyen de él

los mismos que lo invocan.

Hay mil formas de sostener un puñal,

la muerte es una sola,

muerte.

El poeta muere o lo matan

en el verso contaminado,

ese que escapó al hablar

porque no haya otra manera.

El poeta escribe o canta

no sabe manipular la vida para que hable por él,

engañe.

El poeta va con el pecho en ristre,

la verdad como única defensa,

acumula en silencio las palabras y el dolor

que se harán versos en su sangre mientras muere.

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