Creado en: julio 2, 2021 a las 06:27 am.
La voz en el éter de Vilma Pérez de Aguiar
Vilma Pérez de Aguiar, Premio Nacional de Radio 2006, locutora y actriz holguinera, falleció en la mañana de este jueves 1 de julio y con ella se cierra parte importante de la historia de la radiodifusión en esta parte del país.
No soy de la generación que la escuchó en la radio, a pesar de que en mi casa el equipo apenas se apagaba y rara vez se movía el dial de Radio Angulo, fundada en 1936 por Manuel Angulo Farrán. Para entonces ya Vilma estaba jubilada, pero no apartada de la vida cultural. La conocí en alguna de las memorables actividades que el promotor cultural Joaquín Osorio, otro necesario, realizaba en el Café Tres Lucías, los miércoles, cuando aún era café, cuando reunía a amigos, cuando las musas de Solás observaban desde la pared… Otros tiempos. Y a Vilma justamente realicé mi primera entrevista impresa, que apareció en la última página del periódico Ahora en agosto de 2012 si mal no recuerdo, en fecha cercana al aniversario de Radio Angulo, sitio al que Vilma dedicó gran parte de su vida. La hicimos en su casa y mi amigo Pablo Galafat realizó las fotos de esta mujer bellísima, sencilla y, al mismo tiempo, presumida.
Para un estudiante de primer año de Periodismo, cuando aun se conservaban intactas las ilusiones y la inocencia, aunque la pasión es la misma, ver su nombre al lado del de Vilma y a página completa, era todo un lujo. Hoy no conservo ese ejemplar del Ahora –que expuso la Biblioteca Provincial cuando, poco después, le dedicaron la Semana de la Cultura holguinera–, y solo una de las fotos de Pablo, pero sí aquella entrevista, publicada además en el blog de un amigo estudiante también de periodismo, y que hoy me hizo recordar varias cosas más: Vilma vivía rodeada de libros, revistas, fotos, recuerdos, papeles… los materiales, atesorados por décadas, perfectos para comenzar a organizar un museo de la radio en Holguín, uno de sus sueños; que aquella mañana nos recibió con un vaso con ron que creo no haber terminado; y que cuando saludaba o al despedirse, ella apretaba mucho las manos del otro, con una fuerza y un vigor realmente asombrosos para alguien de su edad.
Ya muy mayor y sin reconocernos, la visité junto a Joaquín hace unos años. Fue la última vez que nos vimos, aunque en las conversaciones con Joaquín salía a relucir la pregunta ¿y cómo está Vilma? Esa vez se quedó mirando desde las alturas del edificio 12 plantas de Holguín y señalando hacia el centro de la ciudad, me dijo “la radio, la radio…” No creo que añadió mucho más esa tarde; su mirada se había perdido entre los edificios y bastaba con eso, la radio, su radio, para resumir los viejos sueños, las esperanzas y los anhelos de Vilma Pérez de Aguiar.
Compartimos, a manera de testimonio, fragmentos de aquella entrevista con Vilma Pérez de Aguiar:
“En realidad me llamo Vilma Idelisa Pérez Anazco, Aguiar es mi apellido artístico. Nací el 14 de febrero de 1927 aquí en Holguín, por lo que soy holguinera completamente. Qué privilegio para los enamorados celebrar su fecha el mismo día… Mis padres eran Cándido Pérez Anazco e Inocencia Anazco y vivíamos en lo que comenzaba a ser el reparto Pueblo Nuevo”.
“Llegué al ambiente de la radio, que es parte de mi vida o la vida entera, cuando cursaba los primeros estudios. Tenía… te puedes imaginar por la edad que tengo ahora… Nos llevaron a la CMKF donde recité un poema de José Martí en el programa El abuelito y sus nietos, y así empecé en la radio. Luego seguí vinculándome por las actividades del colegio, teníamos trece o catorce años. Pero fue en 1941 cuando llegué definitivamente a la CKMO, llevada por Celina Toranzo y Haydee Lavernia, dos personas muy queridas en ese ambiente juvenil que teníamos entonces. Ahí conocí a Manuel Angulo Farrán y recité; entonces ellas me llevaron a la CMKF y también recité ese día, y creo que a partir de aquel momento se quedó Vilma en ese ambiente, pues cuando no era la CMKF habíamos algo en la CKMO bajo el calor y el estímulo de Angulo (…) aquella persona maravillosa, atenta, hombre que todo lo hacía para entregárselo al pueblo y jamás mereció un final tan triste, indignante para el pueblo holguinero”.
“Cuando nació el cuadro dramático éramos un grupo de amigos que le tomamos amor a esas actividades, pero luego creció el dramático, surgió Radio Holguín en 1951 y bueno, hasta hoy… Entre las cosas que no olvido está el programa Mensajes para su hogar, yo misma lo escribía, preparaba y daba vida, llegó a durar diez años. También La Holguinera, un dramático de los 50, El tránsito y usted, Hablando de Cultura y Domingo Lírico, con mi siempre querido Raúl Camayd. Aunque si me quedo con uno prefiero el infantil Fiesta de colores, del que fui fundadora y por el que me recuerdan muchas personas. Los niños son mi mundo, llego a ellos porque los siento míos. Luego llegó una orden para jubilar a las personas que llevábamos mucho tiempo en la radio, fue un duro golpe, pues muchos estábamos con capacidades y la radio es mi vida, aunque la CMKO sigue siendo mi casa grande”.
“No lo creía el Premio Nacional de Radio, por poco me muero del corazón, cómo me iba a imaginar semejante cosa… El cariño del pueblo es lo más importante para un artista, pues sale del corazón y yo lo menos que puedo hacer es querer al pueblo, pues no tengo como pagarle, aunque eso sencillamente no se paga. Él es mi gran familia, no puedo negarle mi gratitud a la vida que me ha dado tanto. Creo que el futuro está en nuestros jóvenes realizadores, un programa necesita calor sino no llega a ninguna parte, y eso lleva tiempo y sacrificio, pensando siempre en el oyente, que es nuestra meta. No puedo dejar mi mundo, la radio, ese es mi mundo, en cada pedacito de ella, de la emisora, está Vilma, siempre lo estará”.