Creado en: diciembre 10, 2024 a las 07:47 pm.
Tristán Bauer y la igualdad como la nueva utopía

El cineasta y documentalista argentino Tristán Bauer recuerda con especial nostalgia dos momentos de su vida. Como Aureliano Buendía descubrió el hielo a través de su padre José Arcadio, el autor de Iluminados por el fuego conoció el cine con el proyector de su abuelo. Aquella aventura, que comenzó observando los rostros de los espectadores ante los colores del haz de luz sobre una superficie, años después lo pondrían ante la película Memorias del Subdesarrollo en Cuba.
«Es la mejor obra de la cinematografía latinoamericana», afirmó en la Sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), tras recibir el Premio Internacional Tomás Gutiérrez Alea de manos de la presidenta de la organización Marta Bonet.

Aquella epifanía que experimentó con la principal obra de Titón lo encaminó también hacia su incesante defensa de la identidad y el anticolonialismo. Filmes como Cortázar, Tierra arrasada y Después de la tormenta demuestran su maestría en el manejo del documental y la ficción.
Como dijo en una entrevista: «Creo que permanentemente mi cine tiene que ver con la canción de León Gieco Todo está guardado en mi memoria. En mi cine voy hurgando en nuestra historia, en nuestra memoria».
El realizador audiovisual Waldo Ramírez, definió la obra de Tristán Bauer como una hermosa continuidad por el diálogo con su tiempo, entre sus historias y con los personajes de la Patria. Ante tanta chatarra «made in Hollywood», el fundador de Canal Encuentro y Ex Ministro de Cultura argentino, propone una obra abierta como Rayuela. Su vida, compromiso ciudadano, militancia política y labor como servidor público se propone fortalecer la identidad de los pueblos de América Latina.

«En este Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano, en los tiempos difíciles que estamos viviendo, recibir este premio es una verdadera honra. Tomás Gutiérrez Alea es uno de los grandes, de los imprescindibles. Cuba ha dado muchos. Recuerdo también a Alfredo Guevara con una profunda emoción y alegría. Estos premios a uno lo obligan a seguir adelante en esa tarea de construir la belleza del cine y seguir trabajando por la independencia, la libertad y la justicia como hicieron todos los que nos antecedieron», expresó.
En medio del neoliberalismo de la motosierra, el ascenso de la inteligencia artificial, las Tecnologías de la Información y la Comunicación, así como la dictadura de los datos, el argentino sugiere un retorno a los orígenes.
Como Bauer destacó, el 9 de diciembre se cumplieron 200 años de la Batalla de Ayacucho. Para Tristán la utopía de libertad e independencia de Antonio José de Sucre y Simón Bolívar se materializó con el triunfo de la Revolución cubana en 1959. Ese mismo año nació el documentalista argentino, que desde pequeño leyó a Nicolás Guillén y vio El hombre de Maisinicú de Manuel Pérez Paredes y El tigre saltó y mató, pero morirá, morirá…de Santiago Álvarez. Para las generaciones actuales la utopía es otra: la igualdad, reconoció en el encuentro.
«Vivimos en un continente que es rico, por supuesto, pero también el más desigual del mundo. Y en eso tenemos que trabajar desde todas las artes y el cine particularmente», aseveró. «Siempre con rigor, belleza, profundizando en el lenguaje cinematográfico, estudiando y comprendiendo el nuevo momento que vivimos. ¿Cómo? Tomarnos de la mano fraternalmente, dejar las diferencias y luchar todos juntos para la verdadera construcción de un mundo mejor y más hermoso».