Creado en: marzo 9, 2021 a las 08:13 am.

Mujeres, entre el deber y el riesgo

Hablar de las mujeres no es difícil, pero sí arriesgado. Sin embargo es preciso hacerlo cuando uno mira hacia la cultura y las encuentra poniendo el extra, transformándolo todo con el sexto sentido que muchos reconocen en ellas y no es otro que el sentido de la creación.  Porque la mujer, dotada para traer vida y dicho en palabras del Apóstol, como que crea, crece.  

La escritora artemiseña Esperanza Yglesias reconoce:

Tener un vínculo certero con el Arte y la Cultura debe ser para cualquier ser humano sin importar género un asidero permanente, sin embargo, creo que en el caso de la mujer este vínculo es salvador, pues para nadie es un secreto que tenemos roles determinantes en el hogar. Además de ser madres,  parejas, nos hemos convertido en parte insoslayable de cuanto logro haya tenido nuestra sociedad. En mi caso trabajar en el sector de la cultura y ser escritora me ha permitido un desarrollo casi paralelo, incluso muchas veces he aprovechado mi trabajo para acercarme a problemáticas que después he utilizado en mi obra. Creo que Cuba es un país donde ser mujer y artista te gana un reconocimiento popular y te preserva siempre la oportunidad de poder abordar desde las tablas, las letras, la música y las artes plásticas cualquier problemática.

Para Dimarys Águila, editora, poeta y gestora del proyecto Arcos, dentro de la literatura la poesía, como expresión sublime del espíritu humano encontró en la mujer miel y cobija. Apunta esta creadora   que  Artemisa expone mediante la lírica de sus mujeres lazos del contexto estético, y hasta mitológico que la simboliza desde lo más sencillo, hasta lo más complejo en su estructura, donde reajusta y modifica su entorno a través del discurso.

Quizás por eso esta mujer de Güira de Melena promovió El secreto de los parques, una recopilación de voces de poetas artemiseñas que vio la luz en 2020, por la Editorial Argos Iberoamérica.

Gilda Guimeras, domadora también de la belleza escrita, ve el fenómeno desde otra perspectiva:

Nunca me he planteado el acto creativo como un tema de género. Sí que hay mucho de magia en la capacidad de conservar y alimentar esa herencia cultural que nos define como seres humanos y, en nuestro caso particular, como cubanos. En ese diálogo permanente que llega a establecerse a través de la literatura.
Volcarme en la creación con total honestidad y todo el talento que pueda poseer, es darle un sentido especial a mi vida, crecer como persona y, quiero creerlo, acompañar a otros en su propio camino de crecimiento personal.

Desde una u otra posición, la mujer y la cultura van de la mano. Yudaisis Moreno, directora del semanario El artemiseño, considera que ser mujer va más allá del género:

Significa constancia, disfrute, ternura, crecimiento… Tal vez por esa alma materna que llevamos dentro siempre derrochamos comprensión; tenemos tiempo para todo; el cansancio nos renueva; las fuerzas se multiplican; nos la pasamos de solución en solución. Mas cuando eres dirigente, hija, madre, hermana, tía… y a tus hombros aletea un colectivo de prensa joven, capaz de estar en constante Revolución.

Ese instinto maternal es inherente a las mujeres. Está en el cuidado en todo lo que toca, en la sensibilidad que se desborda. En el desvelo por la obra como en el caso de la editora Berkis Aguilar cuando confiesa: 

Desde hace mucho no concilio el sueño, sin antes meditar en el texto aún no concluido, en la errata que no logré enmendar a tiempo, en el escritor inconforme, también, en el agradecido. Cuando despierto vuelvo a cabalgar sobre las páginas de un libro; me acompaña siempre esa condición sine qua non de todo editor, que traduce respeto, humildad, sistematicidad, minuciosidad, capacidad de servir al otro, pero, sobre todo, total certeza de que nuestro trabajo es perfectible, como toda obra humana de la Revolución, desde el compromiso ético y la total entrega a los destinos del país.    

A esos destinos se entregó también Ivón Álvarez, directora Provincial de Cultura en Artemisa,  quien no logra separar la feminidad, la Revolución y la cultura porque las siente como un todo: 

He bailado, cantado y pintado con la Revolución. Es imposible ver separada la cultura de la Revolución. Trabajar en el sector me ha llevado a ser más responsable, a escuchar más y a ser parte activa del proceso entre institución y creador. Me ha enseñado a respetar la obra de cada artista, por simple que sea.
Sientes una sensibilidad muy especial, incluso hasta en los temas más espinosos.
Ser una mujer de la cultura implica una elevada dosis de superación y eso te hace más humana.

La Editorial Unicornio, que dirige Tania Villavicencio, no se concibe sin la impronta femenina. La directora  reconoce que sus publicaciones han enaltecido durante veinte años la labor de la mujer en las letras:

Desde nuestro espacio han tenido la posibilidad de ver sus libros publicados, no sólo las que se dedican a ello profesionalmente, sino las investigadoras, periodistas, amas de casa; sus voces nos han  hablado a través de la poesía, el cuento, la novela, las investigaciones, el testimonio y las crónicas. Unicornio ha propiciado la publicación de proyectos reivindicativos de la mujer como la antología Lavar y ser feliz y el libro de testimonios Confidencias de mujeres. En ellos y en muchos otros a lo largo de los años, hemos visibilizado a la mujer cubana, sus luchas, sus sueños y sobre todo, su protagonismo en la sociedad de nuestros días.   

Es una cubana quien dirige el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, y no es casual. Mabel Martínez  asegura:

Como tantas mujeres de estos tiempos soy una orgullosa cubana y artemiseña de pura cepa agradecida por la libertad que le da la Revolución para crear, amar, decir y ser yo misma sin maltratos ni discriminaciones, además soy una mujer de la cultura, apasionada de la historia, que trabaja día a día para que la nuestra no sea olvidada y el patrimonio cultural forme parte del pasado, presente y futuro de las nuevas generaciones.

Es una suerte tenerlas cerca. Una suerte que sean columnas en el sostén de la cultura porque, como las define la bailarina y coreógrafa caimitense Ana Gloria Díaz las mujeres son apasionadas, soñadoras, atrevidas, complicadas, inteligentes, lindas, empoderadas. Abrazan, miman, rectifican, lloran, crean y son sabias.

A esa sabiduría se refiere la locutora y Maestra de Radialistas Idania Betancourt  cuando reconoce que el secreto está en la entrega con sinceridad a la profesión, a un público que espera cada día por la sensibilidad de alguien que, frente a un micrófono, entregue cuerpo y alma, imprima belleza y cree imágenes a través del sonido. Y cuando quien lo hace es una mujer, los que reciben el resultado de nuestro trabajo encuentran en él un refugio, un remanso, un lugar seguro en medio de las complicaciones de la vida diaria.  

¿Es difícil? No lo niega nadie. Sucet Vázquez, quien fuera presidenta de la sección de literatura de la Asociación Hermanos Saíz, en la provincia nos dice:

Ser mujer, trabajadora, madre y además escritora, ha sido todo un reto para mí. Convertir sueños, historias, vivencias, encuentros y poesías y poder publicarlos para que la obra llegue hasta los lectores, cuando la cocina espera y hay que ayudar en la tarea, se convierte en una prueba diaria. Las mujeres de ahora no tenemos miedo. Estamos dispuestas a conquistar nuestros sueños por difíciles que parezcan. Nosotras somos arte, lucha, amor. Nosotras somos Revolución.

Las mujeres en la cultura artemiseña son una fortaleza. Encuentran en el sector  una combinación entrañable, la de recibir esa caricia sensible de las artes y el desarrollo espiritual y la de entregar a los demás su propia espiritualidad. Las nuestras lo hacen sin chovinismo, como si se tratara de una suerte y  no de una virtud. La Dra.C. Reveca Figueredo, historiadora y Jefa del Departamento de Patrimonio Cultural de la Dirección de Cultura en el territorio afirma:

Me considero una mujer afortunada, he plantado muchos árboles, he visto crecer a dos hijos maravillosos y publicado más de un libro. El conocimiento de la historia amplió mi universo vital, y las posibilidades de crecimiento intelectual de las cubanas, que la Revolución fomentó a niveles nunca antes alcanzados en el país, han hecho de mí un ser humano con profunda conciencia social. El 8 de marzo es para nosotras una celebración justificada y fructífera, somos un ejemplo real del célebre principio esgrimido por Clara Zetkin cuando se trató el tema de la igualdad con respecto a los hombres: “Iguales, no, es cierto que no somos iguales, pero de lo que se trata es de que no somos inferiores.”

La directora de programas televisivos, editora y guionista de Artemisa Visión,  Olga Lidia Noa, también valora como una suerte haber nacido mujer y artemiseña. Y añade:

Que dicha, pertenecer a ese noble sector que pone alma y belleza en todo lo que toca. Que se levanta como escudo de nuestra identidad cada día y planta batalla con imágenes, colores y sonidos. La televisión tiene la magia, el encanto de convertir lo cotidiano en trascendente. Narrar nuestras hazañas y hacerlo con arte es una responsabilidad que compartimos los enamorados de este medio. Estoy  agradecida de la vida por esta casual trilogía que me puso justo aquí y ahora, para engendrar y parir los sueños, la vida de mucha gente.

Así son, cada una con una historia. Muchas voces pudieran escucharse en estas páginas. No podría relatarse Artemisa sin su toque de gracia, sin su impronta fertilizando el camino. Quizás por eso, ante el reto de definirlas, de encontrar la palabra que tase con justicia su valor, me sirvo de los versos autobiográficos de otra mujer, la poeta y Vicepresidenta Primera de la Uneac, Mireisy García:

Detrás del agua, las mejillas / solo una mujer que naufraga a solas / inclaudicable a sus virtudes / sin frases abandonadas al aire. / Como lágrimas ve caer sobre el papel sus palabras / pero ya secas son el fiel reflejo de un espejismo / un instante sepultado entre bocetos. / Busca una mirada donde compartir la nostalgia / para encender el milagro / y zarpar  la bruma de sus sueños. / Muchacha portada de ocasiones diversas / la luz devela en retazos la otra cara del sosiego / y su edén no tiene nombre ni historia escrita en los libros /   se sienta bajo un manzano y no hay / ni exorcismo ni conjuro que la detenga.

A esa mujer artemiseña, a esa mujer de la cultura con fuerza tal  que no es posible levantar contra ella hechizo alguno, nuestra reverencia  respetuosa y nuestra mano extendida, junto a la firme voluntad de disfrutar el reto de este país que construimos juntos.

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