Creado en: octubre 28, 2021 a las 09:14 am.
Camilo y el guerrillero historiador

Dudé mucho en escribir estas cuartillas. Es una propuesta para la lectura de un libro inmenso de más de 550 páginas, en esta época de que se vive de prisa. Escrito por un general veterano de muchas guerras, lo que siempre prejuicia. Pero un día al doblar de unos años fue joven y sobre todo vivió en una época en la que parecía que el tiempo se borraba y perdía su sentido de pasado, presente y futuro; todo tendía a confunidrse.
No se estaba escribiendo la historia se estaba haciendo. Ese es el sentido que predominaba en aquellas dos primera décadas de la revolución. Fue en ese verdadero huracán de acontecimientos que a William Gálvez Rodríguez se le ocurrió emprender lo que sería el primer estudio biográfico de un hombre de la Sierra, de un fidelista que marcaría las páginas de la historia de Cuba.
Los motivos debieron de ser muchos, Camilo Cienfuegos había sido su compañero en la guerrilla serrana, él fue uno de sus oficiales en la columna invasora y luego en el Frente de Las Villas. Habían tantos motivos, pero quizás uno fue fundamental. Era una necesidad emprender aquella obra. Pocas figuras de las epopeya revolucionaria, iniciada por Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de 1868, prendieron en la imaginación popular como Camilo Cienfuegos.
La biografía: Camilo Cienfuegos: Señor de la Vanguargia, publicada en 1979 por la editorial de Ciencias Sociales, rompe el estudio cronológico tan frecuente en ese tipo de análisis. Gálvez Rodríguez comienza con la noticia terrible de la desaparición de su compañero de armas que apareció en la prensa y el impacto en la población. Cada cubano que vivió aquella época guardó en su memoria el momento en que recibió la información. Se podría preguntar a muchos lo que hacían cuando un vecino o la radio le llevó a sus oidos lo que no se quería escuchar y la alegría fue interrumpida por lo que nunca se esperaba.
Luego de este preámbulo con un prólogo de Raúl Castro y un diálogo emotivo del autor sobre cómo conoció a Camilo en la Sierra Maestra, para sorpresa del lector Gálvez comienza a relatar la campaña de Cienfuegos en los llanos orientales. Es como si recibieramos un aviso importante, no estamos ante un libro testimonial de un veterano guerrillero sobre un compañero de armas sino ante una detallada investigación. Inicia el relato por ese periodo en que no lo acampañaba en su aventura llanera, William se encontraba en la guerrilla de Fidel en la Sierra Maestra.
El análisis que hace el autor del diario de Camilo, capturado por el enemigo, de una versión mecanografiada y logró ser rescatado por Gálvez Rodríguez nos sitúa en una confección importante pues realizó una búsqueda en archivos en este caso en el de las Fuerzas Armadas de la tiranía. De la versión mecanografiada realizó un estudio para comprobar su veracidad. El autor utiliza la correspondencia de Camilo, Fidel Castro, Ernesto Guevara y otros revoluionarios. Conversaciones con el biografado y entrevistas a varios compañeros y testigos enriquecen el texto y le da al autor mayor posibilidades de análisis. Esta primera parte del libro concluye con el regreso de Camilo a la Sierra Maestra, cumpliendo órdenes de Fidel, para enfrentar la ofensiva del ejército de la dictaura.
El lector piensa sumergirse en las descripciones de los muchos combates contra el enemigo en los días de la ofensiva; pero el autor en fuga en el tiempo retrocede a los primeros años de Camilo, su infancia, su juventud para esto se vale de los testimonios de su madre y de algunos de sus compañeros de aquellos años. Reproduce textualmente los testimonios, esa forma coloquial de esta gente de pueblo que lo conocieron y convivieron con él, en el barrio o en los trabajos que desempeñó, rompe con el sentido del agotamiento que llevan implícito no pocas biografías.
Camilo está muy cerca de ellos en el tiempo y pueden caer en la apología simplona de algunos testimoniantes que llegan a pensar que el lector sabe tanto como ellos del héroe. El autor lo evita, participando en el desarrollo del texto con interesantes señalamientos, lo que le da al diálogo un sentido fluido y directo de los testimoniantes.
A la altura de la página ciento nueve, William nos conduce presuroso hasta las puertas el aeropuerto desde donde saldrá el joven Cienfuegos hacia los Estados Unidos. Sueña con un empleo que mejorara una vida que no tiene sendero en Cuba.
Sabe este guerrillero escritor como conducir el lector y proteger la narración de las siluetas del cansancio. Recurre a las cartas de Camilo a los testimonios de quienes lo conocieron en esa estancia en el extranjero. Textos chispeantes de anécdotas.
De testimonio en testimonio, de cartas personales y de análisis propios el guerrillero- escritor, nos va conduciendo, explicando motivaciones y evolución de un pensamiento que nos lleva a acompañarlo en el desembarco del Granma.
Le entrega al Che Guevara el relato para que nos introduzca en los primeros pasos en las montañas de la Sierra Maestra. Ni cuenta nos damos del desgarrón cometido por William en su relato. Ha iniciado la biografía por sus acciones en el llano. No sabemos de que forma lo logra, pero sin pedir permiso continúa con su relato. Como golpe de estado, pero en este caso, no a un gobierno sino a los lectores este guía- guerrillero y escritor nos conduce hasta los momentos de los preparativos de la invasión al occidente de la isla, el desarrollo de esta y la culminacion victoriosa en Las Villas. Por orden de Fidel Camilo suspendió el plan original de llegar hasta Pinar del Río y se situó con su columna en el centro del país. Nos ha imbuido tanto en la lectura inicial de su campaña en los llanos del Cauto que ese salto pasa desapercibido.
William es generoso en información: testimonios y documentos que son donados al lector. De seguro que los primeros de no ser recogidos por él quedarían a disposicion del tiempo y el fin natural indispensable en toda vida. Una colección de discursos, entrevistas y fotos completan la biografía que tiene un sentido de archivo, de conservación de una memoria que el autor no quiere confiar a la buena mano de quienes designados por la sociedad deben protegerlas.
La relación personal del autor con Camilo le da una característica singular a esta obra, es única. El más avezado escritor, el historiador más cuidadoso, aunque quizás pueda consultar fuentes que no llegaron a manos del autor no podrá hacer algo similar en un estudio sobre el comandante guerrillero. William guarda en su pupila, en su memoria un testimonio irrepetible de aquel hombre y aquella época.
William nos ha dejado un conjunto de libros sobre la lucha contra la tiranía de Batista y en general de la República que son indispensables para comprender aquellos años. No pocos de ellos esperan por una reedición necesaria, en especial, el del Señor de la Vanguardia.
Al igual que se da el primer paso en el inicio de una larga marcha, es necesario abrir el texto y comenzar por la primera hoja y acompañar a estos jóvenes soñadores y pragmáticos a Camilo, William… a todos ellos en aquellos tiempos fundadores.