Creado en: diciembre 10, 2024 a las 08:44 pm.

“Cinco escenas para un cine político”

Palabras de elogio al cineasta argentino Tristán Bauer con motivo de la entrega del Premio Internacional de Cine Tomás Gutiérrez Alea. UNEAC. La Habana, Cuba. 10 de diciembre de 2024.

Por Waldo Ramírez de la Ribera

Escena I

El Documental “Tierra Arrasada”, estrenado en 2019, es un pistoletazo en la sien. El vértigo que provoca el acelerado montaje y el diseño sonoro, no es solo el resultado del uso eficaz de los recursos formales cinematográficos. Es en última instancia, la interpretación de la convulsión social.

Con un hábil manejo del rico material periodístico, el metraje nos conduce por los vericuetos tramposos de la destrucción neoliberal macrista, a la vez que ascendemos a la recomposición de las fuerzas populares impulsadas por la visión estratégica de Cristina Fernández de Kirchner (CFK).

Estamos en presencia de lo que algunos llaman “documental de urgencia”. Esos que no van a dejar de rondar en la cabeza de un cineasta como Tristán Bauer, y menos ahora, frente al histriónico y desmesurado neoliberalismo de la “motosierra”.    

 “¿Para quién fuimos héroes?”

Se pregunta el personaje de “Iluminados por el Fuego”, ficción del año 2005 basada en el libro del excombatiente Edgardo Esteban, que narra momentos de la Guerra de las Malvinas. El personaje se hace esta pregunta, justo cuando los jóvenes soldados conscriptos se desmovilizan tras Argentina rendirse y notificar el fin de una guerra que puede considerarse el manotazo final de la dictadura entonces en el poder.

La contradicción interior de estos jóvenes de entre 18 y 20 años, unos cientos muertos en combate y otros cientos, después suicidados como uno de los personajes del filme, fue asistir a una doble derrota. Una guerra con la que se encubrían torturas y desapariciones forzadas y en la que se enfrentaban, por un lado, a sus propios jefes militares, miembros de la dictadura que cometía tales atrocidades y los había arrojado al combate con improvisación y sadismo, a la vez que se enfrentaban al poderoso ejército británico, apoyado por los EEUU y la OTAN. Desde siempre, por demás, cuestión de soberanía.

La respuesta a la pregunta del personaje de ¿ficción?, pareciera que hubiese sido dada desde años antes, y está incluida en “Tierra Arrasada”, el documental ya referido, y posterior a la película “Iluminados por el Fuego” en la cronología de las producciones de este Director.

Rodolfo Walsh, en 1969, ya había escrito: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así, como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas”.

Escena II

El cine de Tristán Bauer es una hermosa, diversa continuidad. Cada uno de sus filmes, sea ficción o documental, es una lucha porque no se pierdan ni la experiencia colectiva, ni las lecciones. Las películas dialogan con su tiempo, dialogan entre sí, y dialogan con la historia y los personajes de su patria. La experiencia estética asume sin ruborizarse, que hay una responsabilidad y una función social en el cine: visibilizar los hechos y convocar a la reflexión. 

Cuenta el propio Tristán que la primera vez que disfrutó de la cinematografía latinoamericana, tuvo el privilegio de ver entre otras cintas, Memorias del Subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea. La conexión entre su admiración declarada al neorrealismo italiano y el cine que para entonces se producía y gestaba en Latinoamérica como expresión anticolonial, es evidente que caló en su formación.

Recordemos que, por entonces, en septiembre de 1974 justo al año del sangriento Golpe de Estado en Chile, se reunía un grupo de cineastas en Caracas, Venezuela, con el objetivo de intercambiar experiencias sobre la situación cultural y cinematográfica de los países de la región.

Como resultado de esa reunión se creaba el Comité de Cineastas de América Latina, con la visión de desarrollar un cine comprometido con la descolonización cultural. A su vez, contribuir en la práctica a “demarcar, en cada uno de nuestros países, la línea divisoria que separa al imperialismo y sus intermediarios de todas las fuerzas que luchan por la verdadera liberación nacional”.

Han pasado 50 años de este hecho trascendental que cristalizó en la gestación del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en 1979. Apenas unos años después, se creaba la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y posteriormente la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños.

Las esencias de los fundadores están en la obra de nuestro homenajeado. Su vida, articulación de compromiso ciudadano, militancia política y artística, junto a la de servidor público, merecen reverencia.

Ha sido, junto al cineasta, Director del Sistema Nacional de Medios Públicos, fundador de señales televisivas como Canal Encuentro y Paka Paka, Director de RTA (Radio y Televisión Argentina), Ministro de Cultura, promotor e impulsor del Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA), todo eso consciente de la necesidad de fortalecer la identidad cultural de nuestros pueblos, frente a la maquinaria hegemónica de la “industria chatarra Made in Hollywood”, y convencido de que un contenido profundamente cultural y descolonizador, puede tener éxito. Máxima que se acuña tanto para su obra como gestor cultural, como para su sello autoral cinematográfico. 

Escena III

La cámara avanza en dolly in por el despacho del Che Guevara en La Habana. Sobre uno de los muebles del lugar una grabadora reproduce una cinta magnetofónica que deja escuchar la voz del guerrillero: …hay golpes en la vida tan fuertes, yo no sé… silban las bombas mientras caen… desde entonces y hasta hoy.

¿y el hombre? …

 “Che, un hombre nuevo” es para mí el texto fílmico más acabado sobre el Guerrillero Heroico. La figura mítica emerge más humana que nunca; intelectual y soldado, advierte y actúa; sus palabras y acciones resuenan hasta nuestros días; la dimensión de su figura es una desmesura poética atrapada en el tempo cinematográfico.  El fin es punto de partida.  

Los hechos más complejos de la vida del “hombre – siglo”, que fue capaz de reflexionar críticamente sobre el socialismo, y a la vez dejar sus huesos en el polvo de su sangrada construcción, desgarran y limpian. Un enamorado de la poesía, un no dócil, deja a Vallejo como lo más íntimo que pueda tener su compañera Aleida. No hay entrevistados en este documental: el Che habla; el Che, interpela.

“Yo tuve un hermano, no nos vimos nunca, pero no importaba…” escribió Cortázar. Este poema dedicado al Che, incluido en el documental que en 1994 realizara Tristán sobre el gran escritor argentino, trasvasa, en la tela de araña de la creación, el humanismo que une a personalidades de la historia, que son a su vez, personajes de sus películas. 

Escena IV

Los títulos aquí mencionados y otros magistralmente concebidos por su investigación histórica y creatividad, como “Evita, la tumba sin paz”, un sentido escarbar en la memoria viva de Eva Perón, y “Los libros y la noche”, introspección en la laberíntica obra y vida, de una de las voces más importantes de la literatura en lengua española: Jorge Luis Borges, han concedido a este cineasta, el reconocimiento de los públicos, y la venia de los Jurados.

Cada espectador tiene el deber -y el derecho que le ofrece Tristán- de construir, sentir, e interpretar a su medida. La obra abierta, como la “Rayuela” de Cortázar; pasar por la rebeldía de los poetas, como se debe pasar por la de los pueblos: sin desconexiones de momentos anteriores. Vivir el torbellino de la espiral, los enrevesados estantes y galerías de las bibliotecas. Para que la antigua bala – al decir de Borges- no concluya con los hombres y con su prodigioso y frágil destino.

Obras multipremiadas como “Iluminados por el fuego”, Premios San Sebastián, 2005 y Goya, 2006; el Premio al Mejor Documental del Festival Internacional de Cine de Montreal, 2010 por “Che, un hombre nuevo”; Cortázar, Cóndor de Plata a la mejor obra del cine argentino del año 1995; reconocimientos a su obra cinematográfica como el Premio Konex 2001, Diploma al Mérito Documental; o el Premio Fundadores del Festival de Cine de Tribeca de Nueva York, entre otros, dan testimonio de sus resultados artísticos.

Pero Cuba y su Festival, parafraseándole, uno de los que más quiere, le han deparado grandes reconocimientos a lo largo de su carrera. En éste, ha integrado el Jurado internacional en varias oportunidades, se han presentado sus obras, y ha sido premiado. Recordemos: “Cortázar”, Premio Saúl Yelín en 1994; “Evita, la tumba sin paz”, Primer Premio Coral Documental, 1997; “Los libros y la noche”, Primer Premio Coral Documental, 1999; “Iluminados por el fuego”, Premio Coral de Guión Inédito, 2000 y Gran Premio Coral, 2005; “El camino de Santiago”, Premio Especial del Jurado al Mejor Documental y el de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano en 2018.

A Cuba le une una hermosa relación de años que prefiero expresar en sus propias palabras: “nací en 1959, estoy marcado desde la raíz… por (la) Revolución,…el triunfo de Fidel Castro, del Che y todos los jóvenes revolucionarios, es un símbolo…”.

A esta, su casa, ha venido en múltiples ocasiones para además de participar del gran evento cinematográfico de diciembre, asistir a encuentros de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, Conferencias Por el Equilibrio del Mundo, Congresos, reuniones e intercambios de experiencias, donde también se incluyen los aportes y acompañamiento que ha dado a la Televisión Cubana. Mención específica merecen sus pronunciamientos contra el Bloqueo del Gobierno de los EEUU a nuestro país.  

Todo lo hasta aquí reseñado y lo mucho más que no pueden abarcar estas palabras, han sido el motivo para que la Presidencia de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba decida otorgarle a Tristán Bauer, el Premio Internacional de Cine Tomás Gutiérrez Alea. Esta Distinción reconoce a cineastas que sostienen una entrañable relación con Cuba, han realizado contribuciones significativas al cine, y reflejan un espíritu innovador y comprometido con el necesario y permanente cambio social. Estos rasgos, característicos de la obra de Titón, no dejan margen a dudas en la de nuestro querido Tristán.

Escena V y final

“Todo cine es político. Creo que el cine es un discurso y de allí se puede desprender, hacer, el análisis político. Alguno es más claramente político y otro lo es menos, pero sin duda todo cine es político.”

El hegemón de los tiempos fundacionales del nuevo cine latinoamericano sigue siendo el mismo, y ahora con mayor control global tanto en materia de producción como de distribución. Los retos en la gestión de contenidos contrahegemónicos en la era de internet, exigen definiciones a tono con la máxima de Bauer. Es menester seguir profundizando en lo que nos une, dentro de la diversidad, y defender nuestras culturas, pues desde ellas, es que se defienden nuestra libertad y, por tanto, existencia.

El “con todos” martiano, que es profundamente antiimperialista y humano, no comulgaría nunca con genocidios como el de Gaza; crimen de lesa humanidad convertido en morboso espectáculo audiovisual que copa la experiencia estética multipantallas de hoy. Este contexto, sigue exigiendo la certeza de la línea divisoria que delimitaban los cineastas en su Declaración de Caracas.  

“Todo cine es político”. La sentencia es cada vez más preclara.

Gracias por tu obra, amigo, hermano, cuestión que, aunque me place decir, no es lo importante. Sino gracias, amigo, hermano de Cuba, que es lo trascendental.

Felicidades Tristán, y un gran abrazo.

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