Creado en: abril 29, 2021 a las 07:59 am.

Danza folklórica cubana, tradición viva (+Video)

El ejercicio de las compañías folklóricas cubanas, el rol de la crítica ante estas propuestas y la relación de los artistas con el público fueron las principales temáticas abordadas en el  panel “Desafíos de la Danza folklórica en Cuba”, desarrollado en  la sala Nicolás Guillén de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

La cita, en conmemoración al 29 de abril, Día Internacional de la Danza, estuvo encabezada por los críticos de las artes escénicas Bárbara Balbuena, Vladimir Peraza y Marilyn Garbey, así como por Directores de las principales compañías de la Danza folklórica en Cuba, profesores de la Universidad de las artes y críticos de dicha manifestación artística.

Yuris Nórido, moderador del espacio y periodista cultural, hizo incapié en lo que popularmente se entiende como folklore. Respecto a este particular los especialistas refirieron que en escena, la danza folklórica tradicional se reinterpreta en cuanto a movimiento, gestualidad, vestuario, escenografía o recursos técnicos con el fin de llegar al público. Por ende, no estamos frente a una imagen pura de las danzas que popularmente se practican con carácter religioso, sino ante una proyección estética escénica y teatral de lo que se conoce como folclore.

El folklore como ciencia estudia las manifestaciones de toda la cultura popular tradicional. Ello incluye a los bailes campesinos o de salón.  Bárbara Balbuena especificó que desde su surgimiento, el término tuvo un carácter racista y clasista, al interpretarse en el imaginario colectivo, en el caso de la danza, como los bailes de ascendencia africana.

“El folklore incluye el contexto religioso pero también el profano. Aunque no se pueden dividir las ascendencias de nuestro folklore, porque se trata de una mezcla afrohispánica. La tradición de hoy es una reinterpretación del pasado que cumple una función social. La tranculturación se enriquece constantemente, no se trata de desvirtuar la tradición o contradecir una cultura que debe ser preservada como patrimonio de la nación, pero tampoco se puede aspirar a que sea igual que en siglos pasados, porque los artistas interpretan según su época”, reafirmó Balbuena.

Otro de los puntos centrales del debate fue la profesionalidad de las compañías cubanas, pues muchas veces los grupos de aficionados muestran un nivel de preparación que iguala a las profesionales. Los panelistas hicieron un llamado a abundar en la preparación física e interpretativa de los graduados del sistema de formación artística de la Danza, por la escasez de bailarines especializados en el ámbito folklórico. Por esta razón, las compañías han tenido que asumir el proceso de formación de sus miembros. A decir de Vladimir Pedraza: “El éxodo constante de bailarines es un problema que tiene todo el sistema cubano de la Danza”.

Es interesante también, que en el caso de la Danza folklórica, abunden personas iniciadas o practicantes en el público, lo cual crea un diálogo tenso y enriquecedor, en muchos casos, con los artistas. Según los propios críticos, el folklore cubano necesita mucha más investigación para llevar a escena nuevas temáticas y danzas, porque hay mucho por descubrir en el universo danzario nacional.

Finalmente, la teatróloga y dramaturga, Marilyn Garbey reafirmó que la Danza folklórica es una vía de defensa de los valores de Cuba como nación y del tercer mundo. “En Cuba la Danza tiene una función social. Partimos de que está subvencionada por nuestro gobierno, porque es de interés que este fragmento de nuestra identidad llegue a todos los cubanos. Subir a la escena a bailar, implica también un compromiso intelectual y social”.

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