Creado en: febrero 6, 2021 a las 07:38 am.

De cumpleaños héroe y maestro de la prensa radial cubana

Acreeedor de disímiles premios y reconocientos, entre estos, el de Héroe del Trabajo de la República de Cuba en el año 1999, la Medalla Alejo Carpentier (1992), la Distinción por la Cultura Nacional (1993), el Premio Nacional de Periodismo José Martí (1994) y el Premio Nacional de Radio (2003), el extraordinario maestro de la prensa radial cubana, Julio Alberto Batista Delgado, conocido por todos como Julio Batista, es un sencillo hombre innovador de los géneros periodisticos en este medio, considerándose como un precursor del reportaje y el radio-documental.

El también miembro de la Unión de Escritoes y Artistas de Cuba, actor, escritor, conductor y guionista de programas informativos, vino al mundo el 5 de febrero de 1936, hace ahora 85 años, en el Central Chaparra —hoy Jesús Menéndez—, en Las Tunas, entonces término minicipal de la antigua provincia de Oriente, y con el decursar del tiempo devino figura emblematica del periodismo insular del siglo XX y lo que va del XXI.

Julito profesó inquietudes artísticas desde la adolescencia, vocación que comenzó a desarrollar tras el traslado de su familia para la capital, debido a que su padre se había ganado una casa a través de la suscripción a una cooperativa que auspiciaban CMQ Radio, la emisora más importante de la época, la revista Bohemia y los periódicos Alerta, La Marina y El Mundo.

Se graduó de bachiller en la Escuela Baldor, en La Habana, y luego continuó estudios de arte dramático, otra de sus grandes aficciones, en la Escuela Municipal de Arte Dramático, en tiempos (1953) en que la dirigía el célebre profesor, ensayista y crítico Mario Rodríguez Alemán. Concluidos sus estudios en este centro comenzó a trabajar en el cuadro de comedias de Cadena Oriental de Radio.

A los 20 años de edad  (1956), con muchos sueños y aspíraciones, trabajó además en otras emisoras de la capital, entre estas la CMQ en un espacio llamado El principe Leopardo, una especie de parodia del exitoso Tamakún, de Cadena Azul. En esta trasmision ocurre un suceso que posteriormente marcaría su estilo en la radio. Sucede que un buen día el narrador Enrique de la Torre no pudo presentarse en el estudio, ante lo cual, el director le dijo: “Julio, tú vas a narrar hoy el espectáculo” y le entregó los libretos. Cinco minutos después se encontraba diciendo: “Ace, que se yo, que da la casa de no sé que cuanto, presenta El príncipe leopardo”.

En esa época se grababa en el Estudio 3 de CMQ, hoy de Radio Arte. Luego se incorporó al popular programa Los tres villalobos, una serie de aventura cubana transmitida en la radio por primera vez en la década de 1940, y que posteriormente fue llevada a la televisión.

Tan bien asumió aquel desempeño como narrador que el actor Santiago García Ortega lo recomendó para el Circuito Nacional Cubano, donde comenzó a narrar una novela que escribió la periodista, abogada y política cubana, Sara Pascual, figura  vinculada al proceso revolucionario y a lucha contra la tiranía machadista. En este dsempeño Julito comenzó a ganar fama como buen narrador entre los radioescuchas. Entonces lo contratan en Radio Progreso.

En 1960 su talento se pone al servicio de Radio Rebelde. Lo primero que hace en esta emisora es escribir un programa que se llama La Reforma Agraria en marcha, hasta que un día lo llama Violeta Casal, símbolo de la mujer locutora en Cuba y  una de las tres mejores artistas del Teatro Cubano, quien en ese momento era directora de Radio Rebelde. Al reunirse con Julito, la Casal, considerada emblema de la lucha insurreccional en la Sierra Maestra, le dijo:  “Yo quiero que me escribas los editoriales de La voz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias”.

El avesado artifice de la palabra acepta aquel reto e introduce, en el programa, una serie de guiones especiales que vienen a constituir la génesis de lo que posteriormente fue el documental radial. Por esa etapa igualmente fue la voz de más de doscientos Noticieros Latinoamericanos, realizados por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos entre 1960 y 1964.

En el año 1962 concibe un proyecto denominado Habla José Martí, cuyo fin era difundir el ideario del Apóstol. Pero ese espacio no fue materializado por él hasta el 26 de marzo de 1990, cuando en la Revista informativa A Primera Hora, de Radio Progreso, salió al aire Nuestro José Martí, donde le dedica cinco minutos diarios a la vida del gran cubano.

Sobre este programa su creador ha dicho “En este espacio hago un balance de los temas. No es dar la noticia, ni repetir la información, se trata de esclarecer el problema. El buen periodista, como dijo Martí, no agita, ni exacerba los problemas. Eso sí, al que está delinquiendo sí debemos condenarlo. También tratamos de explicar a la opinión pública los avances que vamos teniendo en muchos frentes”.

Y agregó: “El Martí que habla de la Patria, pero también desentraña al monstruo en su madriguera. Un Martí con todos los dolores, todos los problemas, pero a la vez al que le gustaban desde las hormigas hasta las nubes; el que era capaz de hablar de ciencia y decir que hay vida en otros mundos. Ese Martí integral que nosotros no tuvimos el privilegio de conocer” .

Julito igualmente trabajó en la edición en español de Radio Pekín y fue fundador de las emisiones, en este idioma, de Radio Nacional de Angola, en ese país africano, donde realizaba un programa diario. Luego viajó a Nicaragua para ser asesor y realizador en Radio Sandino, nación centroamericana en la que vivió en zonas de guerra, penetradas por la CIA.

En 1979, la popular serie En silencio ha tenido que ser solicita su voz para llegar a la teleaudiencia nacional. Sobre esta labor dijo: “la recuerdo con mucho cariño por el auge que tiene. El derecho de nacer, en 1948, hacía que en los cines se detuvieran las películas para pasar el audio del radio con esa obra. Pienso que igual pasa con En silencio…, salías el sábado por la noche y no encontrabas a nadie en la calle”.

En ocasión de su cumpleaños este viernes, los colegas cubanos rendimos  merecidos honores a este paradigma del periodismo insular, querido y respetado por millones de radioyentes durante sus varias generaciones de brillante entrega a la radio y la cultura nacionales.

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