Creado en: marzo 31, 2021 a las 07:55 am.

El General y la honra

Manuel de Quesada y Loynaz nació en Puerto Príncipe, hoy Camagüey, el 29 de marzo de 1830. Militó en una organización clandestina llamada Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe. Perseguido por sus ideas y tentativas conspiradoras se vio obligado a abandonar su patria el 31 de julio de 1855 en una goleta. Desde Estados Unidos donde se trasladó inicialmente marchó a México e ingresó en el ejército de ese país con el grado de alférez. Tomó parte en el bando liberal, en la llamada Guerra de Reforma (1857-1861), donde alcanzó el grado de coronel. Participó en la guerra contra el emperador Maximiliano, obtuvo el grado de general de división y al terminar la contienda se trasladó a New York para promover un movimiento por la independencia de Cuba.

En septiembre de 1868 marchó clandestinamente a su tierra natal para comprobar si estaban creadas las condiciones para un alzamiento. Contactó con Napoleón Arango, un reformista que participaba en la conspiración, que lo desinformó. Regresó a Estados Unidos donde lo sorprendió el levantamiento de Céspedes. Organizó una expedición en la goleta “Galvanic” que desembarcó en la costa norte de Camagüey. Venían 62 expedicionarios. Traía   2 540 fusiles, 150 carabinas Spencer, 700 000 cartuchos, 200 000  cápsulas metálicas, una pieza de artillería con 350 granadas, machetes y pólvora.[1]

Fue la primera expedición en llegar a la insurrección de 1868. Días después el Comité Revolucionario de Camagüey lo designó General en Jefe de las fuerzas camagüeyanas. En la Asamblea de Guáimaro fue nombrado General en Jefe del Ejército Libertador de la naciente República de Cuba. Tuvo discrepancias con la Cámara al proponer un mando centralizado militar y fue destituido de su cargo.

Su hermana Ana de Quesada se había casado poco después de la Asamblea de Guáimaro con Carlos Manuel de Céspedes. Esto en criterio de la Cámara lo convertía en un aliado del presidente. Muy peligroso, además, pues era camagüeyano y hombre de prestigio nacional como figura destacada en la guerra e internacional por su apoyo al pueblo mexicano contra la ocupación francesa. Creemos que eso fue determinante para buscarse la enemistad de la Cámara. Esta contó a su favor que era hombre de poco tacto político. Formado para dirigir batallas y no luchas política. Podemos considerar que su destitución como General en Jefe del Ejército Mambí fue la primera victoria importante de la Cámara para deponer al presidente.

Carlos Manuel de Céspedes, el 3 de enero de 1870, lo nombró Agente Especial del gobierno cubano en el extranjero, con la misión de adquirir recursos para la guerra. Ya encontrándose fuera del país lo designó como Agente Confidencial, dándole mayor rango en la emigración. Se ha considerado que Céspedes perseguía el objetivo de fortalecer su poder y tener un apoyo militar ante la campaña de la Cámara. Lo que es posible como se puede comprobar en algunas de sus cartas a la esposa, pero esa decisión hay que verla en la evolución de la guerra.

En ocasiones los que analizan la Guerra de 1868 ven por separado el desarrollo de las operaciones militares de las contradicciones políticas. En aquellos momentos se estaba llevando a cabo la gran ofensiva española que había desalojado a los mambises de las jurisdicciones de Jiguaní, Bayamo y gran parte de Manzanillo y Holguín. También Santiago de Cuba fue muy afectado. Los españoles controlaban los territorios de Guantánamo, Baracoa y Gibara. Las armas y el parque eran muy escasas en las tropas insurrectas.

Es indiscutible que si Quesada lograba enviar expediciones fortalecía el prestigio de Céspedes, pero sobre todo salvaba la Revolución amenazada de desaparecer por las operaciones enemigas.

En este breve texto tenemos como objetivo conocer la visión y criterios de Céspedes sobre Manuel de Quesada en su correspondencia con su esposa Ana. Más que llegar a conclusiones nos plantearemos interrogantes para futuras investigaciones.

Manuel y la expedición que debía de traer a Cuba, se ha convertido en una verdadera obsesión para el presidente de lo que deja testimonio en la correspondencia a la esposa. Esta fue enviada por Céspedes al exterior. Capturada en su intento de abandonar la isla la desterraron y se estableció en New York. Céspedes mantuvo una activa correspondencia con ella. Hemos reproducido algunos fragmentos de sus cartas donde hace referencia a Manuel de Quesada.

El 21 de febrero de 1871 le escribe sobre su cuñado: “La conducta de Manuel se ha sujetado a comentarios que les son muy desfavorables: sus enemigos han respirado y levantado el grito en su contra. Yo dudo que él sea capaz de cometer una villanía y comprometerse con un manejo contrario a los intereses de Cuba y a mis positivas instrucciones: espero que se justificará y que pronto vendrá a Cuba a vencer o morir con sus hermanos como cumple un hombre de honor. Si así no lo hace se sumirá en la infamia y su nombre será un baldón para su familia.”[2]

En julio de 1871 le escribe a Ana desde Tunas: “Manuel me ha escrito una larga carta, sincerándose; la mejor defensa serán siempre sus obras; pero éstas, fuerza es decirlo, están todavía solamente bosquejadas. Hoy no conviene a otra cosa, sino que venga a Cuba con recursos proporcionados a los fondos que aquí se dice ha logrado reunir. ”[3]

Es interesante una carta del 18 de octubre de 1871: “Con todo es preciso que venga Manuel y con él inmediatamente los mayores recursos, pues si se continúa como hasta aquí, sin hombres, armas, ni pertrechos, el triunfo será  tardío  y horrorosamente sangriento, aunque yo no dudo que nos lo dará siempre el torrente de los siglos que nada puede contener”.[4]

El 13 de septiembre de 1872 le escribe a la esposa la última información que tiene del cuñado que le ha llegado en boca de un miembro de una expedición: “Un expedicionario ha dicho que MANUEL está fomentando un INGENIO en Brasil. Yo lo he puesto en duda, (…) Sin embargo espero que tú me digas lo que realmente ha sucedido, para poder destruir esa especie, si es falsa, como yo presumo; pues también es probable que la exploten sus enemigos.” [5]

Atenazado por diversas noticias nada favorables a Manuel le dice en la misma: “Creo mi deber advertirte que aquí han llegado cartas en este correo que no solo ponen en duda que venga ninguna EXPEDICIÓN preparada por MANUEL, sino que atacan a su probidad. Estas cosas corren como el rayo, y aunque no les doy cabida, las recogen y comentan los enemigos, y hacen más difícil y aventurada la adopción de cualquier medida por parte del Gobierno.”[6]

El 20 de marzo de 1873 desde los campos de la jurisdicción de Manzanillo le escribe a Ana: “Nada hemos sabido de Manuel, ni de Rafael. Verdaderamente que a ese paso y al que llevan los sucesos, vendrán fuera de tiempo: pues ya se habrá acabado la revolución con el triunfo de la república cubana.”[7]

Manuel de Quesada nunca regresará a los campos de Cuba. La vinculación de Céspedes y Manuel de Quesada hasta el presente tiene más preguntas que respuestas. Entran en las complejas relaciones del primer presidente con toda una serie de líderes y grupos dentro de la insurrección. La gran duda que surge es: ¿Por qué no retornó a Cuba al frente de alguna de las expediciones que organizó?

Permanecer en el exilio lo situaba en una condición muy delicada ante sus compañeros que combatían y morían en los campos de la isla. Incluso tenía un compromiso de sangre, pues un hijo integró la expedición del “Virginius” y fue ejecutado al ser capturada esta. La inmolación del joven debió de ser un acicate para que emprendiera el viaje a su patria. Además, el que solicitaba su presencia en la Mayor de Las Antillas era su cuñado. Los lazos de parentescos carnales o espirituales eran sagrados en aquella generación.

Para hacer más difícil una valoración de Manuel es necesario comprender el papel que jugó su hermano Rafael en la organización de expediciones. Rafael tiene una historia bastante similar en su entrega a la revolución independentista que Manuel.  Peleó en el ejército mexicano contra Maximiliano, alcanzó el grado de coronel. Al iniciarse la Guerra de 1868 pidió el licenciamiento, se dirigió a New York donde organizó una expedición que en 1869 lo llevó a los campos de combate de Cuba. El presidente Céspedes lo designó para que continuara llevando expediciones a la tierra del mambí. Trasladó a los campos independentistas, luego de la salida de su hermano Manuel, por lo menos dos expediciones. La pregunta que nos surge es por qué Manuel no integró una de aquellas empresas y retornó a Cuba Libre.

La correspondencia que hemos puesto a disposición del lector refleja los muchos llamados de Céspedes a su cuñado para que regresara a Cuba.

¿Por qué no retornó a Cuba? Es pregunta sin respuesta. El intelectual mexicano Fredo Arias de la Canal introduce un criterio interesante en su valoración de los motivos del General de permanecer en el extranjero, cito sus palabras:

“El concepto de la honra entra en juego, cuando analizamos el perfil histórico del general de división Manuel Quesada… El entusiasmo por la revolución iniciada por su cuñado Carlos Manuel, lo demostró cuando desembarcó en Cuba con 60 hombres y pertrechos de guerra y fue nombrado Jefe militar. Su destitución por la Cámara fue una deshonra pública que jamás olvidó, alejándose de Cuba para siempre.”[8]

Manuel debió de sentirse doblemente humillado pues él sabiendo de su delicada situación ante la Cámara presentó su renuncia que no fue aceptada y lo destituyen. Ignoraron su propuesta quizás como una prueba de fuerza más que contra Quesada, contra Céspedes. Este nuevo elemento que introduce el intelectual mexicano quizás nos brinde un camino que pueda explicar algunos acontecimientos nebulosos del pasado de Cuba.


[1] Amels Escalante Colás y otros Diccionario enciclopedico de historia militar de Cuba Primera parte (1510 1898) Tomo I biografías Ediciones Verde Olivo La Habana 2001  pp. 300 301

[2] Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo, Carlos Manuel de Cespedes: Escritos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982, Tomo III, Las Maravillas de Porcayo, diciembre 23, 1870. p. 58.

[3]  Ibídem. p. 67.

[4] Ibídem. pp. 84.

[5] Ibídem. p. 156.

[6] Ibídem. p. 159.

[7]Ibídem. p. 185.

[8] Comunicacion personal de Fredo Arias de la Canal a José Abreu Cardet el 17 de febrero del 2021. 

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