Creado en: abril 19, 2022 a las 08:45 am.

Encuentro Nacional de Trovadores Longina canta a Corona: “tu voz alivia mi voz”

Festival de Trovadores Longina 2022. Foto: Malú Vilasa

Por Joaquín Borges-Triana

Tras la interrupción en la secuencia de celebraciones del Encuentro Nacional de Trovadores Longina canta a Corona por causa del coronavirus en 2021 y su postergación debido a semejante causa durante el pasado enero del actual 2022, finalmente el anhelado festín de jóvenes cantautores pudo efectuarse entre el 7 y el 10 de abril. Creo que existe consenso en el criterio de que este evento, entre sus similares en nuestro país, es el que mejor permite estar al tanto de lo que hoy acontece en el ámbito de la Canción Cubana Contemporánea.

He perdido la cuenta del número de ediciones del Longina al que he asistido. Dudé en ir a este pues como saben mis amistades, por causa de la pandemia de la COVID aún no concurro a espacios cerrados. Empero, me fui a Santa Clara con el firme propósito de solo presenciar las funciones a cielo abierto, que por suerte allí predominan gracias al empleo de sedes como el Museo de Arte Decorativa o el Patio de Teresita, del Centro Cultural El Mejunje.

Pese a mis reiteradas visitas al Longina, no dejo de sorprenderme ante lo que allí acontece durante los días de este Encuentro Nacional de Trovadores. En tiempos en que el signo predominante en cuanto nos rodea es la decadencia y el empobrecimiento no solo material sino además el peor de todos, o sea, el espiritual, resulta reconfortante comprobar el hecho de que todavía existan reductos de resistencia cultural en los que gente joven llenen los lugares dedicados a la canción de origen trovadoresco.

Más llamativo aún es que esos muchachos y muchachas coreen las letras y melodías de temas que no han sido grabados por ningún sello discográfico ni promovidos en los medios de comunicación del Estado, desinteresados en este tipo de propuestas, con rarísimas excepciones. He ahí un perfecto ejemplo de lo que en el lenguaje académico se entiende por el vocablo inglés underground, es decir, aquellas escenas alternativas no comercializadas, en virtud de que la mayoría de los intérpretes de ellas están ocultos e inaccesibles a las personas que no se hallen al tanto de dicha escena.

Cuando escucho la enorme cantidad de buenas composiciones que entre nosotros permanecen ignoradas por el aparato cultural y que de ser bien producidas musicalmente y difundidas de forma sistemática podrían convertirse en verdaderos sucesos, solo me queda pensar en lo tonto del proceder institucional que ignora toda esa creación artística y que prefiere apostar por expresiones de escasa valía y en las que nada más importa el oropel y la moda. De ahí la práctica de dobles discursos por representantes del funcionariado y que en congresos de la AHS y de la UNEAC aparentan desgarrarse al repetir una y mil veces la sacrosanta frase de que “la cultura es lo primero que hay que salvar”, hermosa idea pero que ha devenido simple y llanamente en consigna o eslogan.

Pienso mientras escribo en un proyecto socio cultural como Claustrofobias Promociones Literarias, llevado a cabo por esos dos desquiciados que son Naskicet Domínguez Pérez y Yunier Riquenes García, quienes durante diez años han puesto sus salarios y sueños en un acto de absoluta consagración en aras de incontables lectores y escritores amantes de la literatura cubana y que, según ellos mismos han expresado en Facebook, como premio a lo hecho en un decenio de existencia, hoy se les comunica que el Instituto Cubano del Libro no cuenta con “presupuesto” para invitarlos a la Feria Internacional del Libro de La Habana, en la que de cualquier modo Claustrofobias estará presente.

Me viene también a la cabeza lo sucedido con el disco Acabo de soñar, homenaje de varios trovadores a José Martí en su 150 aniversario en el 2003 y que nunca llegó a editarse, aunque para cumplir con las apariencias fue lanzado en un flamante acto público, verdadera estafa cometida a nombre del Héroe de Dos Ríos. A tono con dicho modus operandi, por doquier hoy se habla de celebrar los 50 años de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova y hasta se presenta una compilación de diez volúmenes realizada con todo el amor del mundo por Fidelito Díaz y Enrique Carballea, pero armada con material de archivo, o sea, grabaciones recicladas del baúl de los recuerdos.

Ello no es lo peor, ¡para nada!, lo terrible es ser consciente de que resulta muy poco probable que esos diez volúmenes lleguen a materializarse de forma física o pensar que tampoco los medios públicos de comunicación incorporarán dicha música a la programación habitual. Ya sabemos que los temas de la Nueva Trova por lo general se ponen a sonar en las emisoras del ICRT cuando se conmemoran fechas luctuosas o se ha muerto alguien perteneciente a la nómina de las figuras históricas de este país. Por supuesto que ni soñar que por el aniversario del MNT a algún representante del esbozo de industria musical que tenemos en Cuba se le ocurriese asistir a eventos como el Pepe Sánchez, el Trovándote o el Longina, con la idea de ir en busca de nuevos talentos como el tunero Amaury del Río (¡cómo ha crecido artísticamente desde que lo escuché por primera vez) o los villaclareños Pedro O’Reilly (cada año lo hace mejor), Yuniesky Cabriales (abocado ahora a su doctorado en Filosofía), la inmensurable Yeni Turiño y el tremendo letrista que es Leodanis Castellón, un pequeño monstruo de la Canción Cubana Contemporánea, o la sorpresa que para mí fue descubrir al guantanamero Pedro Antonio Sánchez Zapata (por suerte, ya está fichado por una disquera), al tunero Jesús Ricardo Pérez Cecilia (también actor y conductor de espacios radiales) o lo que están proponiendo Yatsel Rodríguez con su grupo Café Pilongo y Michel Portela con su banda Antena.

Lamentablemente, entre nosotros tenemos a incontables trovadores que (como he expresado en anteriores ocasiones), dado el desinterés predominante, esperan por el trabajo de cazatalentos foráneos, a ver si se les repite una historia como la del Buenavista Social Club. Las instituciones cubanas del ramo andan a la defensiva y de ahí que su capacidad de respuesta es superada con creces por la velocidad con que se transforma la realidad. Así, antes que arriesgarse, prefieren no chocar con lo establecido y ser “bien disciplinadas”, para estar a tono con lo políticamente correcto. De ahí que la Egrem, Bis Music y Colibrí no implementen acciones agresivas, dinámicas e innovadoras a la hora de interactuar con buena parte de las propuestas de trovadores muy talentosos pero que, acorde con el criterio de que cada edad tiene su función en la cultura, viven la etapa de irreverencia, provocación y transgresión en su discurso.

Por supuesto que ello responde a factores extra artísticos y que trascienden el gusto por lo comercial, como por ejemplo las molestias que en oídos de decisores del más alto nivel causan determinados discursos no en sintonía con lo que quieren escuchar, algo que con frecuencia sucede en la producción de la Canción Cubana Contemporánea, a tono con una tradición legendaria en el universo de la trova en nuestro país. De ahí lo ocurrido en los años sesenta con Silvio Rodríguez o lo que pasa en el presente con un tan hermoso tema como “Santo Domingo”, compuesto por Leodanis Castellón para rendir un estremecedor tributo a su terruño, pero incomprendido y en consecuencia no aceptado por “los delimitadores de cualquier nacimiento”.

Una ganancia que aprecio entre varios participantes en el Longina del 2022 es asumir que un concierto resulta un espectáculo y que por tanto, no puede limitarse al hecho musical. Funciones como las del proyecto que han dado en nombrar “Contracanciones”, llevado a cabo por Ariel Barreiros, Nelson Valdés y Marcos David Fernández (el “Quíquiri de Cisneros”), concebido en torno a la combinación entre las improvisaciones de versos declamados por el joven y talentoso repentista Marcos David con las interpretaciones de las canciones de Nelson y Ariel.

Algo parecido pudiera expresarse de funciones como La mermelada, protagonizada por Yaily Orozco y destinada para la grey infantil, a la que no pude concurrir pero de la que recibí elogiosos comentarios; de la presentación del disco de producción independiente Para revolver, de Migue de la Rosa, acompañada por una exposición de ilustraciones de Alejandro Cuervo y que fueron hechas para cada uno de los temas del fonograma; de la peña de Roly Berrío, en la que a su modo sui generis él incorpora el teatro, la danza, la literatura, las artes visuales, la poesía, la improvisación…; o del concierto brindado por el tunero Freddy Laffita y el holguinero Fernando Cabreja, dos figuras icónicas para muchos trovadores en la actualidad y que de manera acertada invitaron a compartir el escenario a los poetas Sandro David Leyva González y Edelmis Anoceto Vega para que dijesen sus versos. Creo que justo es de soslayar el rol que tuvo el discurso poético en esta emisión del Longina pues a las intervenciones de un muchacho de apenas veinte años como Marcos David Fernández (el “Quíquiri de Cisneros”) se sumaron otras como las de mi amigo Yamil Díaz, gran conocedor entre nosotros del universo de la décima oral y escrita. En la propia línea hay que destacar las aportaciones de un rapero como el “Tanque”, genuino representante de la poesía urbana.

Ahora bien, el punto más alto en el hecho de ofrecer un concierto que sea todo un espectáculo corrió a cargo de Yaíma Orozco, en lo que ella denominó Amazonas y donde distintas manifestaciones artísticas se integran en respaldo a la canción y como evidencia del rol de la mujer en la creación contemporánea. Por los valores del espectáculo, sería estupendo contar con el presupuesto necesario para que el mismo pudiese ser traído a La Habana.

Durante la recién concluida edición del Encuentro Nacional de Trovadores Longina canta a Corona, también fue interesante que la Articulación Juvenil (AJ) por la equidad social, del centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), halló un espacio para socializar la campaña Evoluciona, por la no violencia hacia las mujeres y las niñas. Así se dio otro paso en la necesaria labor de sensibilizar a las personas en torno a dicho asunto, un problema que continúa existiendo en nuestro país más allá de que en ocasiones no nos percatemos y de que, en mi opinión, no reciba el tratamiento mediático requerido.

Hermoso por otra parte fue contar en el Longina con la presentación del grupo teatral Mirón y su espectáculo Un canto para mi niño, con interacción entre música y actuación o poder escuchar una formidable conferencia acerca de la entre nosotros casi desconocida obra musical para los locos bajitos (como los nombrase Joan Manuel Serrat) de Félix B. Caignet, impartida por Yasmani Castro Caballero, un típico santiaguero y brillante intelectual hacedor de documentales como Gente de campo. La charla generó un debate harto interesante sobre la vida, la invisibilización, el legado y el olvido en Cuba de alguien tan trascendente como Félix B. Caignet. Lástima que el evento teórico en el Longina siempre haya motivado a muy pocas personas, por lo que considero que deberían eliminarlo.

Si me preguntasen por lo negativo del Encuentro…, señalaría algo que también he apuntado en relación con el Pepe Sánchez. Me refiero a la reiteración en años consecutivos de las mismas figuras. En ese sentido, habría que tener un poco de más cuidado para no repetir en el listado de participantes. Hay una cantidad impresionante de trovadores y trovadoras por todo el país que por su quehacer se merecen figurar en el cartel artístico de esta clase de eventos. Asimismo, resulta preocupante el hecho de que haya quien se ha quedado estancado en el repertorio y se le escucha interpretar siempre sus canciones de hace años. Es eso algo que aprecio hace rato en representantes del gremio y que deberían rectificar.

En tiempos en que abundan señales de que todo está perdido, asistir al Longina es recibir una bocanada de aire fresco y comprobar que a pesar de… y no obstante a…, algo esperanzador acontece. Es como se dice en una canción del cienfueguero Nelson Valdés: “Voy cruzando el río / llevo tu sol encendido / y tu voz alivia mi voz”. Para concluir,quiero reproducir unas palabras de quien fue la artífice como organizadora de esa maravilla que vivimos durante los cuatro días del evento. La querida Yeni Turiño, a la que solo tengo que dar ¡gracias por tanta entrega!:

“El Longina siempre cumple su objetivo. Es un festival grande, fuerte, complicado, pero que camina solo, fluye. No importan las circunstancias, ni el poco presupuesto, ni la mala vibra de muchas instituciones que no han descubierto lo mágico que es tener un festival como el Longina en esta ciudad. Por suerte tenemos a Serguey Pérez, por suerte tenemos a Ramón Silverio, al Mejunje, por suerte tenemos a La Trovuntivitis, por suerte tenemos a la Caña Santa y yo diría que más que suerte es lo que esta Ciudad Canción ha construido. Aunque no disfruté completamente cada uno de los espacios del Festival, no se me va del pecho la emoción del último día: el concierto de Polito Ibáñez, el homenaje a María Elena Walsh en la biblioteca provincial José Martí y después la descarga infinita. No encontrábamos una forma de que se terminara el evento. Necesitábamos ponerle la tapa al pomo. Poco más de las 4 de la mañana, luego de que Roly Berrío hiciera lo suyo, algunos trovadores empezamos a cantar “Longina”, la canción de Manuel Corona, y entonces todos se sumaron, incluso el abundante público que a las tantas horas todavía se encontraba en el patio cantaba. Después había una canción esperando en el teléfono de Yasmany González para ser amplificada: “Los Giros”, de Yunior Navarrete Despaigne. Así concluyó el Longina. Todos se abrazaban, algunos lloraban, otros se despedían de los amigos hasta el próximo encuentro. Entonces Roly me toca el hombro y me dice: ¡FELIZ AÑO NUEVOOOOOOO!”

Tomado de El Caimán Barbudo: https://medium.com/el-caim%C3%A1n-barbudo/encuentro-nacional-de-trovadores-longina-canta-a-corona-tu-voz-alivia-mi-voz-872d3e556df5

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