Creado en: diciembre 19, 2021 a las 09:33 am.

Homenaje del Ballet Nacional de Cuba a las víctimas de la COVID-19

La música y la danza tienen la facultad  de conmover el alma humana

Ludwig van Beethoven

El Ballet Nacional de Cuba (BNC), Patrimonio Cultural de la Nación, que dirige la primera bailarina Viengsay Valdés, llevó este fin de semana a las tablas del Teatro «Martí» el espectáculo Homenaje, con dirección artística de Daniel Noriega y dirección musical del maestro Igor Corcuera.

 Dicha gala está dedicada a las víctimas y sobrevivientes de la pandemia de Coronavirus, así como a Federico García Lorca, Camille Saint-Saënz, Giuseppe Verdi, y a los 85 años del estreno de la zarzuela Amalia Batista, del maestro Rodrigo Prats.

La emblemática compañía, tan cubana como universal, también festejó el aniversario 31 de la constitución del Centro Nacional de Música de Concierto, el cumpleaños 502 de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana, y congratuló a la Gran Maître Laura Alonso, a quien le fuera otorgado —en fecha reciente— el Premio Nacional de Danza 2021.

Integran el programa artístico la reposición de las obras La muerte del cisne, con coreografía del maestro Mijaíl Fokin, música del maestro Camille Saint-Saënz, y la magistral actuación de la primera bailarina Anette Delgado, quien —con la excelencia artístico-profesional que la identifica en cualquier escenario del orbe— le prestó piel y alma a su cisne, impecablemente construido desde la vertiente psicológico-espiritual por la carismática artista, y por otro lado, expresión simbólica del tránsito entre Eros (la vida) y Tanatos (la muerte), según el vocabulario psicoanalítico ortodoxo.

Aguas primaverales, con coreografía del maestro Asaf Messerer, música del maestro Serguei Rachmáninov, y vestuario del artista Salvador Fernández; pas de deux protagonizado por los primeros bailarines Anette Delgado y Dani Hernández, quienes hicieron vibrar de emoción a un público capaz de percibir y apreciar —en toda su dimensión y magnitud—  que esa pareja, unida por el arte y por la vida, posee un dominio absoluto de la técnica académica, la interpretación teatral y la expresividad gestual.

Anette y Dani, bailarines formados en los principios y valores fundamentales en que se sustenta la prestigiosa Escuela Cubana de Ballet, han interiorizado e incorporado a su inimitable estilo de bailar, que —de acuerdo con las inolvidables enseñanzas del maestro Fernando Alonso (1914-2013)— es requisito indispensable intelectualizar y espiritualizar los movimientos corporales en que se estructura el arte danzario en general, y la danza clásica en particular, para alcanzar el verdadero virtuosismo técnico-interpretativo, al que —sin duda alguna— aspira todo artista escénico.

Con apoyo en esa línea de pensamiento, la doctora Ivette Fuentes de la Paz, miembro del Consejo Internacional de la Danza (CID-UNESCO), estima que «la metáfora poética de la danza […] es filamento de una estética del movimiento, que en su aspiración al vuelo [en] busca de [la luz que irradia el mundo interior del bailarín, y del] espacio [idóneo] donde se funden [en cálido abrazo] contenido y expresión, forma y esencia, materia y espíritu […]». O —con otras palabras— la unidad indivisible cuerpo-mente-alma.

A propósito de Aguas primaverales, la música de ese pas de deux es una versión orquestal del lied homónimo de Rachmáninov, quien —en el original— utiliza el texto del poeta ruso Fiodor I. Tiuchev (1803-1873). La obra coreográfica, creada por el talento de Messerer, fue incorporada al repertorio del BNC en 1965.

En esa gala-homenaje, participaron —además— la Banda Nacional de Conciertos, jerarquizada por el maestro Igor Corcuera, las sopranos Daysi Llanes, Ivette Betancourt y Kirenia Corzo, el tenor Bernardo Lichilín, el barítono Reinaldo Cobas; el Ballet Español de Cuba, dirigido por el maestro Eduardo Veitía; e integrantes del Ballet Laura Alonso, del Centro Prodanza de Cuba.

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