Creado en: abril 13, 2022 a las 10:16 am.

La exquisita polisemia del verbo narrar

Por Sahily Tabares

Un breve periplo por algunos momentos de nuestra reciente historia literaria ilustra el modo en que la escritura puede asumir los múltiples retos planteados por diferentes épocas.

Relatos coherentes de experiencias emocionales significativas nos llegan mediante el libro La literatura es cosa seria (Premio Casa de las Américas 2020). Su autor, el mexicano José Manuel Ríos Guerra (Tulanoingo, Hidalgo, 1980), parte de ciertos desórdenes de la vida y los reduce a cierto orden al recrearlos en palabras que entrega en cuanto un arte de revelaciones.

Cada uno de los 13 cuentos del volumen de 91 páginas ha sido pensado desde la visión de un viajero audaz, explorador de situaciones, en las cuales suele ver lo que otros quizá no aprecian del todo, pues reúnen en sí las complejidades de una existencia personal rica en disímiles sentimientos.

Él es consciente de que la ficción nunca puede ser una imitación completamente lúcida, necesita imaginar otros mundos posibles mediados por grandes dosis de sensibilidad. Recurre a un narrador-personaje que de manera exquisita pone en claro lo humano y lo divino. Especialmente hermoso por el manejo del punto de vista y de las mudas temporales es el relato El hombre del futuro, en el cual rinde homenaje a su abuelo; este puede ser el familiar más cercano de cualquier persona, aunque, en ocasiones, no le decimos “cuánto te quiero”. Es una carencia que muchas veces coloca en la cuerda floja la estabilidad emocional durante el acontecer cotidiano.

Ninguna metáfora, símil o interpretación puede sustituir esta escena: “Me llevé las manos a la cara y las vi arrugadas. Le pedí al paramédico que me diera un espejo. Vi mi reflejo: mi rostro estaba arrugado, mi cabello era escaso y canoso. Era idéntico a mi abuelo. Poco a poco sentí cómo iba perdiendo fuerzas. Eso era la muerte. Mi abuelo no lo sabía todo: viajar en el tiempo era posible, aunque sus efectos fueran devastadores. Tal vez el abuelo también se equivocó en otras cosas, tal vez sí haya vida después de la muerte. Si es así, pronto estaré con él”.

En cuanto a los diálogos, el autor no pierde de vista el discurso individualizado, sabe apropiarse del idioma auténtico de cada personaje. La escritura fue diseñada en beneficio de una historia dramática, expresiva del carácter y las emociones en disímiles momentos de la acción.

Intensos, sobrecogedores, los textos muestran el drama de contrastes inusitados. Ocurre, por ejemplo, en el relato que da título al libro, en él la tragicidad va por debajo de lo aparente, incluso de lo insólito e inesperado.

Ciertamente, el choque entre fuerzas opuestas: ganar o perder en un concurso, puede ocurrir en la existencia real, hace meditar sobre una lectura vívida.

Tomado de: http://laventana.casa.cult.cu/index.php/2022/04/13/la-exquisita-polisemia-del-verbo-narrar/

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