Creado en: mayo 20, 2024 a las 07:54 am.
Treinta años de un bosque donde florece la cubanía
Artemisa celebró con honores los treinta años del Bosque Martiano del Ariguanabo. El vergel, ubicado en San Antonio de los Baños, fue el sitio escogido para rendir tributo a un hombre que enseñó a los cubanos la importancia de honrar. A 129 años de su caída en combate, el espíritu martiano se presentó renovado para los asistentes al bosque de Felo, de Rafael Rodríguez Ortiz, de todos los cubanos que creen en el poder del amor, que es lo que en la estancia se respira.
La campana del bosque se escuchó esta vez movida por el humilde brazo de quienes lo mantienen. En la cita se recordó la proeza. Se habló de un basurero al que llegaron los deseos de hacer la diferencia, de sembrar los árboles y arbustos mencionados por Martí en su diario de campaña, de transformar, una palabra que ha sido la constante del sitio, devenido símbolo en la Villa y la provincia.
Gladys Martínez Verdecia, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primera Secretaria del Comité Provincial de la organización política en Artemisa, presidió el homenaje. Junto a ella Ricardo Concepción Rodríguez, gobernador de la provincia; Tomás Amarán Díaz, Vicepresidente del Consejo Electoral Nacional, autoridades políticas, administrativas, religiosas y fraternales, pobladores del Ariguanabo y sobre todo los niños, demostraron su identidad martiana, su comunión con el ideario apostólico del hombre de la rosa blanca y con su vocación de servicio.
No faltaron los homenajes a Felo. El Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas le concedió al creador del Bosque Martiano la distinción Raíces, máxima condecoración concebida por la vanguardia para reconocer el aporte a la cultura. Se habló en el bosque de la importancia de su obra para la promoción de la historia, el arte y los valores que defiende el proyecto social socialista. Se habló también de su accionar en favor del respeto al medio ambiente, de la educación popular, de la militancia activa por la inclusión y el respeto.
El poeta repentista René Fuentes Cintado (Renito) agasajó al bosque con sus décimas y el cincuentenario grupo Yawar hizo bajo sus árboles la peña del Río. Música de Silvio Rodríguez, de Celina y Reutilio y de Eduardo Sánchez de Fuentes se mezclaron con las palabras del Dr. C. Giraldo Alayón, Presidente de la Fundación Ariguanabo quien realizó un recorrido por la historia del bosque y su influencia en la conformación de la identidad local.
La fiesta del Bosque Martiano del Ariguanabo fue un viaje a la semilla. Fue una receta contundente contra la colonización cultural y una defensa tácita a las raíces de la cubanía. Símbolos como la campana de la Demajagua, el machete mambí, el árbol sembrado por los trabajadores y directivos del Consejo Electoral Nacional, la majestuosidad del entorno natural donde confluyen las especies citadas por el más universal de los nuestros con sus pensamientos y aforismos… Todo confluyó para que, treinta años después de la primera semilla plantada, se validara el lugar como ese sitio adonde ir cuando uno quiera refugiarse espantado de todo. Ese sitio que nos permita no perder la fe en el mejoramiento humano, en la vida futura y en la utilidad de la virtud.