Creado en: enero 31, 2023 a las 10:47 am.

Aldo Soler en la impronta artística del siglo XX en Cuba (I)

Las producciones artísticas de Aldo hacen guiños al arte pop

Actualmente, la Galería Fayad Jamís, de la barriada  de Alamar, en el municipio habanero de Habana del Este, está inmersa en la organización y recepción de obras a su vigésima novena edición del Salón de Arte Erótico 2023, en el cual pueden participar creadores de las artes visuales, tanto cubanos y extranjeros, evento que tendrá como colofón la premiación de los mejores trabajos, según el jurado, los cuales se darán a conocer en el venidero mes de febrero en el  acto de inauguración de la muestra seleccionada para tal fin.

A propósito de este encuentro, hemos concebido este texto que gira en torno a los principales cultivadores de ese género en Cuba y en particular ofrecemos algunas reflexiones sobre la obra de Aldo Soler, figura imprescindible en este tipo de expresión artística.

Aldo, como el genial Pablo Picasso, tiene como premisa que la sexualidad y el arte son lo mismo.

El arte erótico desde finales del Siglo XIX

Desde finales del Siglo XIX, pintores cubanos de reconocido prestigio como Aurelio Melero, Armando García Menocal y Guillermo Collazo, trabajaron el desnudo femenino. Algunos de sus cuadros aparecen con poses intencionadamente eróticas, donde la mujer está casi completamente desnuda con apenas un paño «de pudor» que cubre su pubis. Entrada la siguiente centuria, buena parte de los exponentes de las Vanguardias artísticas se introdujeron en este tema —no pocos de ellos con un carácter mucho más atrevido—, como Carlos Enríquez, Víctor Manuel y Mariano Rodríguez —este último con sus metáforas eróticas a través de frutas tropicales—, hasta arribar a la segunda mitad de ese siglo con las figuras emblemáticas de Raúl Martínez y Servando Cabrera.

En nuestra contemporaneidad, en este género se han destacado otros artífices como  Umberto Peña y sus proyectos de exaltación del órgano sexual masculino y su relación con el poder y el machismo, y Reinerio Tamayo, con un singular y simpático sentido humorístico; así como Rocío García, y sus controvertibles trabajos homoerótios; y  Cuty Ragazzone, y las expresivas y sugerentes manipulaciones plásticas de diferentes partes del cuerpo humano, amén de Zaida del Río, trascendida por un marcado interés en la fisionomía varonil, por solo mencionar a algunos de estos renombrados creadores, entre los que igualmente habría que incluir a otros no menos importantes fotógrafos y escultores cubanos.

Obra de Aldo en un mantel producido para Arte en Casa

Lo erótico en la obra de Aldo Soler

Igualmente, entre milenios, como parte del variopinto universo de las artes visuales en Cuba, ha descollado Aldo Soler (Trinidad, Sancti Spíritus,1948), maestro del dibujo, que como otros colegas suyos  no ha hecho del erotismo la única motivación creativa, pues en su carrera  sobresalen cuadros de temas históricos y sociales, entre los que se recuerdan sus óleos sobre lienzo inspirados en José Martí y Lenin; así como el retrato de  Amílcar Cabral, el cual atesora la colección del Museo nacional de Bellas Artes de La Habana.

Desde su adolescencia como estudiante en la década de los años 70, cuando en Cuba lo erótico no era visto con buenos ojos, Soler, apostó por esta manifestación, alejado de atributos explícitamente pornográficos, para erigir un legado esencial e ineludible en la revolución artística del siglo XX en nuestro país. Su arte, deviene sana y ardiente expresión de un «disfrute» inevitable en la vitalidad del hombre, que emana desde el subconsciente, y que igualmente llamamos «deseo», pero visto por él desde la intuición y la exaltación de la belleza de la geografía femenina, con respeto hacia ésta, esquivando el morbo y el fetichismo de la carne. Su manera de pintar estas escenas trasciende la simple representación gráfica, pues cuentan otras historias, que van más allá de lo histórico, de lo religioso o mitológico.  Sus imágenes sobre féminas desnudas o semi-desnudas se caracterizan por una espectacular pureza que transgrede la norma del poder infinito y la hermosura que a veces anida en el pensamiento viril.

Se asegura que el genial Pablo Picasso dijo una vez que la sexualidad y el arte son lo mismo. Para Aldo, esta es una premisa sobre la que ha sustentado toda su producción pictórica, sabiendo que en la historia de las diferentes culturas de la humanidad, el deseo por el sexo ha incentivado innumerables fuentes de inspiración. Vale recordar que todas las antiguas civilizaciones trataron de humanizar y sexualizar el universo proyectando sus emociones y actividades sobre los poderes espirituales que se pensaba eran controlados por la naturaleza.

Con delicadeza y cuidadosa estructuración de sus composiciones, este creador celebra —¿por qué ignorarlo?— la sexualidad y el erotismo, como quien se interesa por «vengarse» después de tantos años de censura a escala universal. Su obra, en ocasiones, es como una burla hacia la «moralidad» impuesta por cánones religiosos y académicos. Y asume tal empresa con la convicción de que el arte erótico debe seguir su ritmo ascendente e ineludible en la revolución artística del siglo XXI.

En los trabajos (pinturas y dibujos) de este artista se examinan significaciones como la identidad femenina y la sensualidad; intención en la que el color y el calor del Caribe trascienden con singular fuerza expresiva. Los fondos casi siempre surrealistas —figurativos o abstractos—  ofrecen protagonismo a las féminas —siempre mujeres con características latinas o antillanas— recreadas en ambientes «calientes», en los que exalta las partes más púdicas que en ocasiones son más obvias, y en otras más sugerentes, pero todas diáfanos motivos de celebración del «apetito» sexual.

Para el gran maestro colombiano Fernando Botero «el erotismo es el apogeo de la sensualidad y el éxtasis de los sentidos, y todo ello mezclado con la imaginación resulta bastante inspirador y productivo en términos de trabajo artístico. (…)  Para mí el arte erótico es algo muy serio que no se hace con el propósito de excitar a nadie sino como una manifestación altamente artística, hecha con mucha devoción, con mucho cuidado y con un gran respeto a la tradición»1.

Pudiera definir, de igual manera, la producción artística de Soler en lo concerniente al arte erótico. En sus composiciones sobresale el dibujo del natural, aunque esta no es su principal intención. Sin embargo, en estas descuellan nociones básicas de la perspectiva y de la anatomía aplicada, esenciales para dibujar el cuerpo humano.

Este artista incentiva el pensamiento tradicional, y lo hace como exaltación de la mujer_ fuerte, espléndida, provocativa y sensual

Exaltación de la mujer; fuerte, espléndida, provocativa y sensual

No es menos cierto que si nos abstraemos en busca de la visión característica de la representación femenina, por lo general nos viene a la mente un cuerpo desnudo. Este maestro, incentiva tal pensamiento tradicional, y lo hace como exaltación de la mujer; fuerte, espléndida, provocativa y sensual; en tanto significa y reivindica sus valores sociales, como ente que se abre camino para equipararse al hombre, en medio de una sociedad donde durante siglos fue discriminada. Su pintura, ante todo, y valiéndose de esas premisas, busca la belleza, con una enérgica carga estética, en la que despuntan características de modernidad, inteligencia, seguridad, y desafío.

En general, las producciones artísticas de Aldo hacen guiños al arte pop; sobre todo las concernientes a sus desnudos femeninos; no solo porque reflejan, a través de la sátira, críticas al lado tradicionalmente valorado, como el más «morboso» e «impudente» del gusto masculino; en tanto intenta acercar el arte al mundo y a la realidad, mediante un lenguaje figurativo y realista para el cual se sirve de modelos captados a través de fotografías reinterpretadas de forma irónica y examinadora.

  1. El arte erótico no se hace con la intención de excitar a nadie: Fernando Botero. Periódico español El País. Diciembre 22, 2013. Entrevista con la colega Margarita

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