Creado en: agosto 17, 2021 a las 07:13 am.

Censos, color de la piel y análisis social

Imagen ilustrativa. / Foto: Tomada de Internet

Aunque mueve todavía a muchos prejuicios, incomprensiones y desafíos, no queda más remedio que atender al color de la piel. Sobre todo, en su consideración dentro de las Estadísticas nacionales.

La sociedad cubana, es una sociedad multirracial, o más bien multicolor, mestiza. Y esa realidad tiene que ser registrada estadísticamente. No manejando el Censo como un asunto, simplemente estadístico, sino cultural.

Se trata de una herencia de la Esclavitud. Que no es posible soslayar, pues este marcó desde sus orígenes a la sociedad cubana actual.

Cuando los españoles llegaron a Cuba, en 1492, lo hicieron como blancos, con tales credenciales y así se quedaron. Vinieron por voluntad propia, buscando una fortuna, que no pocas veces encontraron. Pero España no es Blanca. Colonizada por los árabes, durante 800 años, se hace imposible considerarla como tal.

Entonces, los colonizadores de nuestro Archipiélago, tampoco eran blancos. En ser blancos no consistía su poder, sino, el haber llegado con la cruz y con la espada.

Llegaron a un territorio de indígenas, de baja cultura y solo los usaron para encontrar oro. Los explotaron de manera inmisericorde y su masa poblacional, no duro mucho tiempo, aunque todavía en Cuba, tenemos representantes de esa población originaria.

También vinieron chinos, traídos, por medio de unos contratos, que los convertía en esclavos. Los llamados culíes. que desde entonces agregaron su belleza a la población de la Isla, integrando nuestra nacionalidad. Esos tres grandes grupos, formaron la población cubana. Después se sumaron otros antillanos, aunque no en la magnitud de los primeros.  

Aunque la Corona Española, puso reglas para el cuidado de la población indígena; de todos modos, la ambición de los colonizadores, junto al Régimen de las Encomiendas y la esclavitud, redujeron su población a la mínima expresión.

En poco más de 100 años Los Tainos, Siboneyes y Guanahatebeyes, casi desaparecieron, pues no eran unas culturas avanzadas, como sí ocurría para el resto de América. Culturas Azteca, Maya, Tolteca, etc. Las que sí, no tenían, prácticamente, nada que envidiar a las culturas europeas de su tiempo.

Pero la población indígena existente en el Archipiélago cubano, carecía de esa fuerza, que da el pertenecer a una cultura superior.

Junto con los españoles, vinieron los primeros negros. No de África de manera directa, sino de España. A esos negros se les llamaba “Ladinos”, eran esclavos en España, sabían hablar el idioma y tenían cierta cultura, adquirida en el trabajo de servidumbre. Pero llegaron en número reducido.

La inmensa mayoría de los negros traídos a Cuba, que masivamente, lo hicieron después, como resultado del comercio de esclavos.

Entonces, los negros en Cuba, comenzaron a ser traídos para el trabajo, dentro de un régimen colonial ya organizado. Decir negro en Cuba, era decir esclavo.

Como los españoles llegaron, hombres solos. De manera inmediata comenzaron a mesclares con las indias y las negras, iniciándose así el mestizaje.

A diferencia de los negros que fueron traídos al territorio de las Trece colonias de América del Norte, lo que después fue Estados Unidos de América, los llegados, también traídos de África como esclavos al territorio mencionado, estos no podían hablar sus lenguas, sino solo el inglés, no podían practicar sus religiones, ni sus culturas. No les estaba permitido por los colonizadores.

A los negros traídos a Cuba, también de Africa, si los españoles les permitían hablar sus lenguas, adorar a sus dioses y practicar sus culturas. Se trataba de que, por razones históricas y también culturales, los españoles eran más proclives a la convivencia con las prácticas culturales de los esclavos en Cuba.

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A diferencia de América del Norte, en Cuba, los españoles, convivían mejor con las diferencias en el color. A lo que contribuían también las diferencias que introducía en la esclavitud del negro, la existencia de la esclavitud doméstica y la esclavitud de plantación.

En la plantación, el negro debía trabajar de sol a sol, bajo el látigo del Capataz o Mayoral; mientras que, en el trabajo doméstico, sus tareas se desplegaban en la casa del hacendado esclavista, imbricadas con las actividades del servicio a la familia. Allí podía ser cochero, cocinero, lavaba y planchaba, ponía la mesa, arreglaba la ropa del amo y le hacía un brebaje, cuando este enfermaba, etc. Realizando labores, que, prácticamente lo preparaban para hacerse de un oficio, por si algún día lograba obtener su libertad.

El contacto con la familia los instruía y dotaba de cierta cultura, que lo diferenciaba del esclavo de la plantación.

Aunque no dejaba de ser esclavo, y el cepo, ante la desobediencia más mínima, estaba sobre él, como Espada de Damocles.  Pues el amo blanco, no les permitía aquellas libertades, que pudiesen inculcarle cierta cultura de independencia, lo cual se vigilaba mucho. Pero las ventajas, las tenía y no pocos la aprovechaban muy bien.

Por ejemplo, la niña de la casa, le tomaba cariño al negrito simpático, dócil, y hasta podía enseñarlo a leer y escribir. En el contexto doméstico, el negro hábil, respetuoso, dócil, intimaba con el padre de la casa y llegaba a conocerle ciertos secretos, como sus andadas con las negras, de las cuales, no pocas veces, salían hijos “bastardos” dentro de la familia.

El negro, conocedor de las hierbas, preparaba un brebaje que le curaba un dolor al amo. Y dentro de esa intimidad, el amo, prácticamente, comenzaba a verlo como parte de la familia. Le daba tareas, compartía ciertos secretos con su esclavo y así, a veces, ya viejo, este ganaba la manumisión, o carta de libertad.

Dentro de la casa del amo, conviviendo como esclavo doméstico, el negro lograba ventajas, que no pocas veces, aprovechaba muy bien y que lo hacían avanzar en la vida social, aun manteniéndose como esclavo.

Es que la esclavitud doméstica, generaba cierta cultura y dentro de ella, un nivel de permisibilidad, de la cual el negro podía aprovecharse. Lo cual le permitía, irse introduciendo en la sociedad, aun con todas las desventajas de una sociedad esclavista.

Mientras, en los Estados Unidos, posterior a la Guerra Civil, la esclavitud fue abolida en el norte, antes que, en Cuba, pero había que seguir bregando con ella, en el sur. Los negros escapaban al Norte, donde devenían en libres, pero no pocas veces, dejaban familiares que se mantenían como esclavos en el Sur.

En Cuba no, la esclavitud era un sistema similar a nivel de toda la Isla. Y cuando comenzaron a aparecer las leyes que la atenuaban, cómo la llamada Ley de Vientres libres, hasta su abolición oficial en 1886, esto tuvo un efecto nacional.

Claro, la esclavitud comenzó a desaparecer, a partir de un largo proceso, en que España la abolió, como primer paso, dándoles la libertad a los negros que habían peleado, de ambos lados, durante la Primera Guerra de Independencia (1868/1878) hasta que   finalmente, fue abolida de manera general.

No obstante, en América la esclavitud tomo color. Y con ella llego el racismo, que no nació con el capitalismo, pero que le pego muy bien, como instrumento de explotación.

En Europa, el esclavo podía ser blanco, escapaba de la esclavitud y podía sumergirse dentro de la sociedad; pero en Cuba, el esclavo siempre negro, no tenía como desaparecer.

Por ello, la esclavitud desapareció, pero el racismo que ella engendro, por más de 400 años, quedo imbricado dentro de la estructura de la sociedad cubana. Y así, desde mediados del siglo XIX, comenzó a surgir una sociedad, con una cultura racista, mestiza y de hegemonía blanca. Por lo que, el racismo, la discriminación racial y el hegemonismo blanco, dentro de nuestra sociedad mestiza, aún no han podido ser eliminados.

Entonces, La Revolución que triunfo en 1959, se encontró con una sociedad, en la cual, existe una estructuración bien clara. Los blancos tienen el poder, lo tuvieron siempre; los mestizos están, más o menos, en una posición intermedia, algunos pocos tuvieron acceso al poder; los negros están, casi siempre, en el subsuelo de la sociedad.

Es que, en Cuba, la pobreza pudo ser también, masivamente blanca, pero la riqueza nunca fue negra, y casi nunca mestiza., 

Después de que el Cro. Fidel, casi desde el triunfo de la Revolución, lo vino tratando de manera sistemática, el racismo, la discriminación racial y la hegemonía racial blanca, no han desaparecido.

La política social que la revolución inauguro desde 1959, ha tenido siempre un carácter profundamente humanista, pero, desde el principio, se enfocó solo en la pobreza, no haciendo diferenciación entre los pobres, tratando solo la pobreza, sin hacer diferenciación según el color de la piel.

Tratándose lo anterior, de uno de los aspectos, que, en los últimos 40 años, hemos logrado ir rectificando. Sin llegar aun, como tal, a la llamada Acción Afirmativa. Han venido apareciendo formas de Acción Afirmativa en Cuba, pero de manera indirecta.

Habiéndose demostrado que la raza no existe, que es una invención social. Sin embargo, el color si,  y en nuestro país, después de 500 años[M1]  de colonialismo, el color  continua actuando como una variable de diferenciación social.

En Cuba, después de 60 años de una Revolución radical, de esencia profundamente humanista y de una lucha extraordinaria contra la pobreza, la injusticia y la desigualdad, hasta los mismos bordes del igualitarismo; todavía, desde el punto de vista de la posición social, del acceso a determinados recursos y de ciertas ventajas en la vida social, no es lo mismo ser blanco, negro o mestizo.

El llamado Periodo especial, demostró que la crisis económica no afecto por igual a todos los grupos raciales. Siendo negros y mestizos los que más lo sufrieron.  

Nuestro Gobierno, además, se percató, de que las dificultades con el racismo, que afloraron con cierta fuerza, durante el Periodo Especial, indicaban, que se trataba de un problema que, habiéndolo considerado como resuelto, realmente no lo estaba, o al menos no se estaba solucionando, al ritmo que habíamos imaginado, sino que más bien, se había ocultado, en medio de las dificultades vividas en esos años, de mediados de los ochenta y principios de los noventa.

Había existido, hasta entonces, un largo periodo de silencio general sobre el tema, que Fidel rompió en varias ocasiones, pero sin lograr entonces, que el tema racial, ocupara definitivamente el lugar que le corresponde en la lucha por una sociedad mejor.

Pienso que, en ello, tenemos que partir de la existencia de las desigualdades, para llegar de manera real a la igualdad. Lamentablemente, la desigualdad es lo que nos encontramos todos los días. La igualdad es el proyecto social no alcanzado aún.

Por tanto, no debemos asumir de forma mecánica, que todos los cubanos somos iguales, porque eso también fue esgrimido como un slogan hipócrita de la Cuba republicana.

Todos los cubanos, aun no somos iguales. Somos iguales ante la ley, pero no socialmente. Son dos cosas muy diferentes. Puede ser alcanzada la igualdad ante la ley. Pero alcanzar la igualdad social, es otro proceso, mucho más complejo. Igualdad ante la ley, no es igualdad social. Sino, solo un paso, para llegar a esta última.

Ya Fidel se había percatado de ello y comenzó a realizar acciones. Orientando profundas investigaciones en varios barrios desfavorecidos, sobre la situación de sectores, a veces marginados. Fue también, entonces, cuando se realizó la experiencia de los llamados Trabajadores Sociales; la mayoría negros y mestizos, que trajo como resultado, que muchos jóvenes, que ni estudiaban ni trabajaban, (se dice que unos 80,000 en La Habana) llegaran a las Universidades. Que se habían “blanqueado” durante el Periodo Especial.

Entonces, a partir de finales de los años ochenta, retomamos nuevamente el tema. Que es el periodo en que nos encontramos ahora.

Con anterioridad, durante los años 20 y 30, sobre todo, el tema racial había tenido presencia en los medios escritos, especialmente, en la prensa de la época. Personalidades como Juan Gualberto Gómez, Arredondo, Guillen, Descampas, Chailloux, Ortiz, Portuondo, y Otros.

Habían producido textos importantes sobre el tema. Y habían logrado mantenerlo en la prensa.

Desde los años 80, comenzaron a aparecer muchas publicaciones de libros, artículos, ensayos e investigaciones en algunas universidades, etc. También Grupos de Debate y Proyectos Comunitarios, que atienden el tema racial y que han dotado al tema de una creciente presencia dentro de la vida nacional.

Comenzaron, entonces, las reuniones con el Cro. Miguel Díaz-Canel, que atiende el tema antes de ser presidente y lo continúa haciendo ahora, con la Comisión Aponte de la UNEAC, que sustituyó al Grupo, “Como agua para chocolate”, dirigido por Gisela Arandia. Que fue la promotora inicial del debate racial en la UNEAC.

Todo este movimiento, ha concluido, con la aparición de una Resolución Gubernamental, donde se proponen las pautas para la atención del tema racial a nivel nacional. Así como con la presencia de todos aquellos grupos interesados en el tema.

Sin embargo, considero, que, aunque hemos avanzado, todavía estamos lejos de darle al tema racial, el impulso que requiere. Pues quedan muchas situaciones por resolver. Tarea al frente de la cual, continúa nuestro Presidente y ahora Primer Secretario del PCC, ya mencionado.

Aunque nuestra sociedad, es culturalmente mestiza, la presencia de un hegemonismo blanco, se hace sentir aun, en los asuntos siguientes:

-Las desigualdades persisten dentro de la estructura racial poblacional, entre blancos, negros y mestizos.

 -Persisten las diferencias en el acceso al empleo. Con privilegios para la población blanca, en los empleos más importantes: Turismo, corporaciones, cargos estatales, etc. No así en los cargos políticos, en especial dentro del partido, el Poder Popular y las Organizaciones de Masas, donde la existencia de negros y mestizos se hace más presente.

-Diferencias en el acceso a posibilidades de estudios superiores, Universidades, maestrías, doctorados, etc.

-Racismo, prejuicios y discriminación, contra la población negra, que no se manifiesta de modo agresivo, pero están presentes.

-Marcada insuficiencia de matrimonios interraciales.

-Discriminación en los medios masivos, principalmente en la Televisión, en la que dominan las caras blancas y solo recientemente han comenzado a aparecer caras negras y mestizas. Ante un reclamo especifico, reciente, del Cro. Raul Castro.

-Nuestra prensa escrita, apenas refleja los problemas del tema racial. No existiendo ningún tratamiento sistemático al respecto. Ni promoción de escritores que traten el tema. Casi nunca en nuestra prensa hay un artículo que aborde el tema racial.

-Nuestras Organizaciones Políticas y de Masas no debaten el tema racial. No promueven su discusión, ni lo consideran en sus agendas de trabajo.

-Discriminación en el ballet clásico.

-Chistes y expresiones racistas, pululan en nuestras actividades en los cabarets.

-Solo recientemente, la Enseñanza de la Historia ha comenzado a reflejar el lugar de negros y mestizos en formación de nuestra historia patria. Y se preparan profesores para abordarlo.

– Hasta hace poco, la bibliografía utilizada, salvo honrosas excepciones, muy conocidas, no reflejaba el papel de la población negra y mestiza en la construcción de nuestra nación. Ahora se realiza un fuerte trabajo bibliográfico dirigido a solucionar esta situación.

-No existe una Historia Social del Negro ni de la mujer negra. Producida en Cuba.

-Aun tratar el tema racial, a cualquier nivel y en cualquier espacio social, puede generar cierto descontento, prejuicios y malestar.

-Solo recientemente nuestra asamblea nacional, ha comenzado a presentar una estructura, que refleja casi fielmente, la composición racial de la sociedad cubana.

-Para los que tratan el tema, sus debates, no son divulgados, quedando siempre en los marcos de grupos y personas interesadas.

-En la escuela cubana no se menciona el color, dejando a la espontaneidad personal el comportamiento frente al mismo.

-En nuestras Universidades apenas se estudia el tema racial. Ni aparece recogido en el currículo de asignaturas.

-Nuestras investigaciones académicas, apenas lo reflejan de manera suficiente y está prácticamente ausente del trabajo científico estudiantil.

-Solo recientemente, comienza a observarse, que se hace un esfuerzo por atender a la composición racial de grupos de trabajo, actividades, o situaciones, en que el negro y el mestizo deben quedar representados. Esto se observa especialmente en la televisión.

-En realidad, nuestras estadísticas, sociales, económicas y políticas, son incoloras. Lanzando al cesto de la basura siglos de la historia nacional.

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Consideramos, que mientras el tema racial no sea tratado con sistematicidad y coherencia, a nivel integral, no podremos aspirar a que socialmente, el país avance.

Es que nuestra cultura heredada es racista; es decir, la práctica del racismo, es instintiva, respondiendo a mecanismos heredados, que pueden funcionar de manera inconsciente. Por tanto, hasta que el tema no entre en la educación, sea fuertemente debatido socialmente y forme parte del trabajo sistemático de los medios, no podemos aspirar a que pase a la cultura, ni se avance en el mismo, desterrándolo de las formas del comportamiento habitual en nuestro país.

Es que la ausencia de atención, casi generalizada, durante mucho tiempo, del tema racial, tiene consecuencias muy negativas, para su conocimiento, comprensión y consideración a nivel social, como algo que perjudica a la nación cubana. Tratándose de un problema, muy serio a superar, si queremos que nuestra sociedad y su cultura avancen de manera integral, garantizando el éxito Proyecto social de la revolución.

Factores para una solución de la problemática racial

Existe un conjunto de factores, que aparecen como determinantes en la búsqueda de soluciones para la problemática racial en Cuba. Tales factores no pueden ser tratados por separado, sino en una estrategia de trabajo que tome en consideración, aspectos económicos, políticos, culturales, sociales, educacionales, sicológicos, de género, que deben ser manejados horizontal y verticalmente. Es decir, desde el plano individual al social, pasando por la comunidad; y horizontalmente, buscando la coordinación de todos los elementos que se desenvuelven a un mismo nivel.

Entre estos factores se encuentran de modo general los siguientes:

  1. La ignorancia acumulada sobre el tema dentro de la sociedad cubana.
  2. La no aceptación de su existencia, por muchas personas, con independencia de su filiación racial.
  3. La insuficiencia de debate, sobre todo, publico.
  4. El interés de muchas personas por ocultar o soslayar el tema.
  5. La ausencia del tema en la educación a todos los niveles.
  6. La práctica ausencia del tema en los Medios Masivos de modo especial en la prensa plana y en la televisión.
  7. La muy limitada presencia del tema en la actividad científica y académica.
  8. La ausencia del tema en las estadísticas nacionales. Con especial incidencia en aquellas variables socioeconómicas que resultan indispensables para medir el nivel de vida de los grupos raciales que forman hoy la sociedad cubana.
  9. La sistemática insuficiente presencia del tema en el discurso político. Lo cual afecta su consideración en el trabajo político-ideológico y consiguientemente, el espacio que debiera ocupar en la agenda de las organizaciones políticas y de masas.
  10. La presencia de errores conceptuales cuando el tema ha sido abordado a nivel internacional.
  11. La presencia del tema racial como instrumento de subversión política interna.
  12. La necesidad de fortalecer el trabajo cultural alrededor del tema.

***

Todo lo anteriormente esbozado, nos permite entender y explicar, el insuficiente nivel de prioridad que tiene el tema racial dentro de la política nacional. Al mismo tiempo de que, a pesar de su importancia, no cuenta con la atención que merece por parte de las organizaciones políticas, de masas y los organismos de la administración central del estado. Lo cual nos lleva a preguntarnos, si estamos o no ante un tema de importancia para la sociedad cubana.

La sociedad civil cubana no aborda el tema racial suficientemente. Entre los que le prestan cierta atención se destacan: Ministerio de Cultura, Ministerio de Educación y Ministerio de Educación Superior, recientemente incorporados. Algunas Instituciones Culturales y Científicas entre las que se destacan: UNEAC, Centro Marínelo, Fundación Ortiz, Fundación Nicolás Guillen, Casa de África, Centro Cultural Loinas, Centro de Antropología, Departamento de Antropología de la Universidad de La Habana, FLACSO Universidad de La Habana, Archivo Nacional, Biblioteca Nacional, Revista Temas. Proyectos Comunitarios varios como: Balcón de Raimo, Balcón de los Milagros, Cofradía de La Negritud, Proyecto Vedado y otros. Siendo insuficiente la divulgación de sus actividades. Por lo que el entorno en que se mueve el tema no nos permite afirmar que ya exista un nivel adecuado de debate sobre el mismo. Casi nunca nuestros   medios divulgan las actividades sobre el tema.

Estoy convencido de que nadie se atrevería a decir que no se trata de un tema importante. Pues negarlo, sería casi equivalente a proclamarnos como racistas, cosa que nadie acepta. Pero la practica social, hasta hoy, dice otra cosa. El partido no trata el tema, la UJC tampoco, ni la CTC, la FMC, ni los CDR; salvo para la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, nunca el tema ha aparecido en las agendas de debate. El tema en lo fundamental, más bien, es tratado a partir de un conjunto de personas y entidades interesadas, en espacios cerrados y nunca se divulga lo que se debate en tales espacios. ¿Continuamos estando en presencia de un tema tabú? Yo creo que aun sí. Y es muy lamentable que así sea; porque conflicto de nuestra realidad que no abordemos, termina virándose contra nosotros mismos. Pues los temas, sobre todo internos, no se regalan, ni se venden; ni siquiera se prestan. Tienen que ocupar un permanente espacio de debate dentro de la sociedad civil, que es la llamada, en última instancia, a su abordaje para solucionarlo.

Entonces pensamos, que para sacar el tema racial del espacio en que esta, solo es posible, si respecto a su tratamiento se adoptan las medidas siguientes.

1-Es necesario que el tema racial entre a todos los niveles en la escuela cubana. De lo contario, nunca llegará a formar parte integral de la cultura. Y nosotros necesitamos hacernos de una cultura antidiscriminatoria y antirracista.

Como resultado de la ausencia del tema racial en la educación cubana, ennuestra escuela se generan hoy fenómenos muy negativos. Las diferencias entre las personas, por lo general, son explicadas a partir de los estereotipos y los prejuicios, lo cual engendra el racismo y la discriminación racial. Lo que no pocas veces, es exacerbado en el ambiente familiar.

La escuela nuestra aun no trabaja suficientemente, en función de coaligar a sus educandos, dentro de una concepción integral del ser cubano.

Aun así, de todos modos, los jóvenes se mezclan, pero, generalmente, cuando llegan a la familia casi todo se deshace. Porque la poca y débil formación adquirida en la escuela, no suficientemente científica y los prejuicios familiares y de la calle, pueden actuar con relativa facilidad. Porque la escuela, en realidad, no prepara lo suficiente al joven, para actuar contra los prejuicios subyacentes en la calle y la familia. Siendo esta una gran batalla a ganar. Porque esa lo es también contra los prejuicios, sobre todo, los trasladados generacionalmente.

Como resultado de todo ello, no podemos estar seguros, de si al final, obtenemos al ciudadano que necesitamos. Los jóvenes que comparten el aula, apenas se conocen a fondo, porque no comparten sus procedencias raciales, ni algunas inquietudes, rasgos culturales y hábitos que los diferencian. Aspectos que tienden a manifestarse por medio de estereotipos y prejuicios raciales, que generan la discriminación, que no pocas veces el ambiente social y la familia se encargan de profundizar.

2- Muchas personas, con independencia de su filiación racial, no aceptan la existencia del tema. No pocos, ante su sola mención, huyen despavoridos, y otros se encogen de hombros, como si el asunto no tuviera nada que ver con ellos. Siendo estas variantes, parte de una actitud social negativa. Porque la persona que no experimenta la necesidad de asumirse como lo que es; entonces, es proclive a asumir, sea blanco, negro o mestizo, actitudes, en las que los estereotipos y los prejuicios raciales toman espacio.

Si perdemos la oportunidad de que se compenetren en la escuela, en la calle ello se convierte en un problema casi sin solución. Porque en la calle, actúan una serie de factores que están totalmente fuera del control de la escuela. Luego la importancia de la escuela consiste en que es dentro de ella donde debemos lograr formar en los educandos, una serie de actitudes, hábitos, una ética, que son las que los preparan para enfrentar la sociedad; una sociedad cubana, que aún tiene muchos defectos, deformaciones e incomprensiones. Una sociedad que está aún muy lejos de la perfección, generando muchas imperfecciones, prejuicios, insuficiencias y desatenciones.

3-La ausencia del debate público del tema, genera el acomodamiento, la ignorancia, el desinterés y la despreocupación. Pues ante cualquier problema social, el individuo debiera sentir la necesidad de adoptar una actitud determinada. De lo contrario, deviene un ser inexistente, y lo que es peor aún, una persona manipulable. No puede haber problema social en que el estudiante no reciba, desde la escuela, la formación que debe tener para afrontarlo. Por eso, decía José Martí, con toda razón, que “educar es preparar al hombre para la vida”.

4-Algunas personas sienten un interés particular por ocultar el tema. Actitud detrás de la cual siempre hay prejuicios inconfesables. Perjuicios, que casi siempre se encuentran ligados al temor de asumirse racialmente. Entre nosotros, sabemos que hay muchos que tratan de pasar por lo que no son. Es la influencia que nos dejó, asumir superficialmente a José Martí y dándole ventajas a J. Antonio Saco. Concepción esta última, en la que el negro no tenía cabida en la sociedad cubana y donde el cubano quedaba definido solo como blanco. De ahí vienen los prejuicios, el racismo, los criterios de adelantar la raza, etc. que subyacen aun en nuestra sociedad.

5- Hay mucha ignorancia acumulada sobre el tema. Esto se explica, a partir de su falta de tratamiento en la escuela, una ausencia de apreciación científica sistemática, el interés en ocultar el tema, la huida de sus consecuencias negativas, su cada vez menor consideración estadística, la vergüenza que produce en algunos considerarse portadores de prejuicios raciales, la voluntad de olvidarlo, la tendencia a tratarlo como algo no digno de ser recordado, la tendencia a no asumirse, etc. Hay ignorancia voluntaria e involuntaria. Ambas difieren en los métodos para ser tratadas. Por supuesto, la más difícil es la voluntaria, pues se trata siempre de una actitud cínica y prejuiciada ante el problema.

6- Los medios no asumen el tema con sistematicidad; son pocos consecuentes al tratarlo y muy interesados en soslayarlo. La prensa plana diaria, casi nunca lo trata. La televisión solo recientemente ha comenzado a tratar de incluir matices en sus programas. Solo la radio lo asume con cierta asiduidad. El cine lo ha tratado, aunque poco. Todo lo cual genera una ausencia del encuentro sistemático que debiera tener el ciudadano con el tema. Pues los medios no contribuyen a su divulgación, ni a su debate. Peor aún, cuando en un programa televisivo no hay representatividad racial, pues es casi imposible pedir las actitudes sociales adecuadas, a los que no se ven representados. Porque la imagen, en particular televisiva, está muy ligada al problema de los paradigmas. Las personas necesitan verse representadas, pues lo contrario, es una de las tantas formas de ignorarlas y de que se sientan invisibilidades.

7-La actividad científica ha asumido el tema, pero con poca sistematicidad aun en las universidades. Y diría hasta con cierto temor. Solo algunos Centros de investigación lo estudian, introduciéndolo en sus proyectos. Su tratamiento en las aulas universitarias es limitado y nada sistemático. Excepto en la Facultad de Letras y Artes y de Historia, casi no existen asignaturas que lo aborden. Nuestros claustros de Ciencias Sociales en general, pocas veces lo recomiendan para trabajos de curso, diplomas y tesis doctorales.

Nuestros estudiantes, a todos los niveles de la educación, no se sientan en las aulas, a recibir un currículo, en que experimenten la sensación de que se les asume como miembros de una sociedad un étnica y multirracial. No hay discriminación en nuestras escuelas, respecto al derecho a estudiar, pero si la hay, cuando nuestros patriotas negros, apenas aparecen en los libros de historia, y se desarrollan materias, donde casi nunca el negro o el mestizo aparecen desempeñando funciones protagónicas.

8- Nuestro Sistema Estadístico apenas aborda el tema racial. Nuestras estadísticas nacionales son “incoloras”. Aun con aquellos datos estadísticos en los que se observa el avance social de Cuba y que son enviados a Naciones Unidas.

Las categorías socioeconómicas no asumen el color, por lo que nuestros indicadores económicos del nivel de vida de la población, carecen de la capacidad para medir el estado y nivel socioeconómico de nuestros grupos raciales. Lo que les resta objetividad para el análisis social y político. Se muestra el desempleo, el estado de la vivienda, el nivel de ingreso, pero nunca se llega a saber cómo los grupos raciales están representados dentro de esos indicadores. Nuestras estadísticas nacionales echan por la borda siglos de historia; porque todos los cubanos no son iguales, todos no llegaron ni de cursaron de igual forma por el proceso de formación de la nación cubana. La revolución nos igualo mucho a todos los que nos quedamos en este país, porque los que eran más diferentes, casi todos se fueron. Pero ese problema de la igualdad social no está resuelto y más que ello, creemos que se va a complicar. Es más, ya se está complicando. Porque los que se fueron están regresando Y esa paradoja, puede incrementar la desigualdad, aunque   nos convenga. Pues no nos conviene volver al igualitarismo de hace algunos años, como tampoco nos conviene ser muy desiguales; se trata de un punto intermedio, que nadie nos puede decir aun como lo vamos a alcanzar. Aunque es el dinamismo social que se introduce lo más importante. Porque el resultado de tal proceso, al final, solo puede ser beneficioso para Cuba.

9- Existe una sistemática ausencia del tema racial en el discurso político, que le resta fuerza para abordarlo, y que este sea objeto de debate en las agendas de las organizaciones políticas y de masas. Este discurso   refleja los intereses de la población de un modo muy general, poco concreto, sin tomar en consideración las diferencias que provienen de los distintos grupos raciales existentes. El discurso político, debe adquirir la conciencia de expresar el color, el género, la identidad cultural, para ser más completo, o de lo contario se quedará en un espacio dentro del cual, en tendencia, alejado de la realidad social concreta, algún día, nadie lo podría asumir como propio.

10-Se ha producido la situación de rendir informes nacionales sobre el tema con errores conceptuales, como ocurrió recientemente con el caso del Informe de Cuba a la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra. Se decía de manera absoluta que la discriminación no es institucional y de que esta última solo es el resultado de lastres históricos. Y yo pregunto ¿Quién es responsable de que nuestras estadísticas sean incoloras, de que el color no esté en la escuela y de que apenas este en la televisión, ¿no son acaso instituciones de nuestro estado y gobierno? Tampoco se puede hablar del racismo y la discriminación existente como de simples lastres históricos. Sino de un fenómeno, que aún la sociedad cubana, en su imperfección, es capaz de reproducir.

No existe una voluntad política generalizada y expresa de atacar la discriminación y el racismo, pero estos existen. Y no son el fruto de lastres históricos, como también se dice en el Informe, sino el resultado de imperfecciones que aun la sociedad cubana no ha logrado superar.

11-El tema racial ha pasado a ser un instrumento de subversión política interna, sin que se haya hecho lo suficiente hasta ahora, por contrarrestar esa situación.

Imagen ilustrativa./ Foto tomada de Internet

La actividad contrarrevolucionaria siempre ha sido objeto de atención por parte de las organizaciones políticas y de masas. Pero parece como si se considerara, erróneamente, que el tema racial no podría ser también objeto de manipulación política, o devenir en instrumento de la subversión política interna. No todos los que manejamos este tema vemos de igual modo su solución: algunos llegan a decir que solo un cambio del régimen político lo solucionaría. Apreciación que no comparto.

Y sobre la que me pregunto, a pesar de las dificultades, insuficiencias e incomprensiones que aun arrastramos, ¿en qué lugar de este hemisferio, incluido Estados Unidos, los negros han estado mejor que en Cuba? ¿Dónde está el paradigma para demostrar que un cambio del régimen político en Cuba podría solucionarnos la cuestión racial?

Pienso que los defensores de esa tesis, menos que contrarrevolucionarios, no son más que vulgares mercenarios al servicio de una potencia extranjera.

Pero un asunto, como conmemorar el Día de la Discriminación Racial, no lo permitimos y no pocas veces, nuestro Órganos de seguridad detienen a los que tratan de hacerlo; cuando somos los revolucionarios, los que debemos conmemorar el día y no permitir, que otros grupos, lo conmemoren con el interés sabido y cínico, de convertirlo en un problema político.

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