Creado en: enero 27, 2022 a las 01:21 pm.

Danza y crítica en Cuba: arde Troya

Panel Los desafíos de la coreografía cubana contemporánea / Foto del autor.

Sobre la base de una supuesta escuela cubana de danza, importantes críticos y directores de compañías relevantes del país, discutieron –en la Sala Nicolás Guillén, sede nacional de la Uneac— acerca del estado de la coreografía, sus pros y contras en el patio. El encuentro formó parte de las actividades de la Jornada Villanueva por el Día del Teatro Cubano.

Irónicamente, en una sala colmada de público, apenas dos o tres coreógrafos se encontraban presentes ante la convocatoria de la Sección de Crítica e Investigación de la Asociación de Artes Escénicas. Asistieron estudiantes del Instituto Superior de Arte.

Un panel compuesto por los críticos y profesores Ismael Arbelo, Vladimir Peraza, Noel Bonilla Chongo y Marilyn Garvey, esbozaron sus puntos de vistas sobre el tema. Los desafíos de la coreografía cubana contemporánea se denominó esa mesa, moderada por el periodista y también crítico Yuris Nórido, presidente de la sección.

Las relaciones en torno a la formación de un coreógrafo, el rol del crítico para la fundamentación y acercamiento al público al escenario danzario, los tan importantes procesos creativos, la pandemia y la ejecución de los espectáculos, entre otras aristas, constituyeron piezas de los análisis.

Si bien cerca de sesenta compañías en toda la nación desarrollan el arte de la danza, no están exentas de los problemas económicos y carencias actuales, intensificados por el bloqueo, para desarrollar lo que, con el cuerpo, la buena técnica, el vestuario y el atrezo del escenario, fundamentan expresivamente, mediante representación simbólica, un creador como el coreógrafo. Por cierto, esa especialidad no tiene un plan de estudio, casi se realiza de manera empírica.

Ahora, ¿hay crítica en Cuba que valore, mediatice y concientice a un público para el sector de la danza?; ¿es necesaria y trascendente esa crítica para que las compañías y la danza cumplan su cometido final?; ¿se promocionan los espectáculos danzarios y lo que suceden en ellos? Oscila entre dos aguas las miradas: sí y no. Encendidos argumentos de los ponentes y el público así lo atestiguaron.

No existimos sin la presencia del otro”, dijo el director de la compañía Mal Paso, Fernando Sáez. Foto del autor.

“La danza no ocupa aún el lugar que merece”, aseguraba Marilyn en su exposición. Y en esto juegan un rol decisivo otro “dúo actoral”: los hacedores y las instituciones. Poca presencia en las carteleras, ausencia casi nula de la crítica en los medios tales como la televisión, son clavos punzantes que crucifican el conocimiento de le escena danzaria.

Exaltaron, tanto panelistas como directores, el despertar de habilidades creativas para sortear las dificultades desde el arte. El origen y fundamentación del proceso creativo, sin veleidad y ligereza, tiene que estar respaldado por un por qué más allá de la inspiración; tiene que haber una poética y en esto es importante la cultura y el conocimiento de quien la realice. Generar el placer y el concilio del gusto estético, también es meta de un espectáculo.

Es necesario también propuestas nuevas, que hablen del aquí y ahora, hay un repertorio viciado que pasa por las exigencias de la producción, dada la falta de recursos que obliga a repetir las mismas puestas. Es importante la formación de los públicos y, la danza, tiene su público particular. Es necesaria la programación sistemática que vincule a los públicos con la escena.

Se abre la valla

El director de Danza Contemporánea de Cuba, Miguel Iglesias, dejó abierta la “valla” con dos interrogantes: ¿Existe una crisis en la crítica danzaria de Cuba?, ¿existe crítica danzaria en Cuba?

Criterios como el de Fernando Sáez, director del grupo danzario Malpaso, quien cree que la excelencia es clave y escasea, certificaron ese acontecer. Estima que la crítica tiene tres funciones básicas: el acoso de la incompetencia, orientar a los públicos y el cómo acompañar a los creadores. “Un buen crítico es aquel que se ha hecho una idea clara de lo que la danza puede llegar a hacer y tiene la suficiente audacia para poner a prueba esa misión”, dijo.

El paso de connotados coreógrafos internacionales por La Habana y la nula presencia en los medios, así como el aprovechamiento desde el conocimiento de estos en su estancia, fue otra de sus advertencias. Destacó también la importancia de la programación de las funciones danzarias y los públicos.

Subrayó que, ante la presencia de la Covid, se agudizaron los escenarios, pero “no existimos sin la presencia del otro, la tecnología puede acompañar, pero, no va a ser el futuro de la danza ni del teatro”’.

Susana Pouts, bailarina y coreógrafa española radicada en Cuba, directora de la agrupación danzaria Micompañía, habló sobre los problemas de la producción. “Soy una persona que sigue estando aquí, nunca se me ha acercado gente de la crítica”, aseguró.

“En Cuba no hay crítica, hay críticos”, así de lapidario opinó el crítico Ismael Arbelo. Foto del autor.

Viengsay Valdéz, actual directora del Ballet Nacional de Cuba Alicia Alonso, lamentó el poco interés general sobre el privilegio de la visita de grandes figuras de la escena internacional de la danza, el acercamiento desde el conocimiento y la pedagogía por nuestros danzantes. ‘’No hemos sabido aprovechar ese momento; el esfuerzo económico para traerlos, tampoco se valora”, dijo.

Refirió el no acercamiento de la crítica a estos, al espacio de ensayo para que vean y valoren la propuesta. Así mismo, en su opinión no es saludable para la danza la formación de tantos coreógrafos. Igualmente, estimó que la programación atenta contra el trabajo de los pocos coreógrafos que existen.

“En Cuba no hay crítica, hay críticos”, así de lapidario opinaba Ismael Arbelo. Subrayó la adversidad para colocar los comentarios dado la falta de espacios de crítica en los medios. Lamenta que los directores hagan caso omiso de otras plataformas de opinión que no sean las oficiales y tradicionales. Llamó a la mejoría de los programas de estudio en las escuelas de danza.

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