Creado en: abril 23, 2024 a las 09:05 am.

El grabado en Las Tunas, testimonio ineludible

Por Iris Cruz Núñez

El auge del grabado en Cuba, sucede en el siglo XIX, antes fueron escasos las piezas realizadas en esta técnica en el siglo anterior; artistas extranjeros como Serres, Laplante, Landaluce entre otros.

En esta etapa predominaron escenas cotidianas y diseños para vitolas del tabaco, realizados en talleres litográficos, como parte del desarrollo de la industria tabacalera. Las primeras Academias de arte en Cuba, no contemplaban el grabado dentro de las técnicas artísticas.

La introducción del grabado (linografía, calografía, monotipia, litografía, xilografía y aguafuerte), tuvo su esplendor a partir de los años 60s, y diversos estudios le atribuyen su introducción en la Enseñanza Artística a Antonia Eiriz, Nelson Domínguez, Umberto Peña, Rafael Zarza, Tomás Sánchez, entre otros.

La apertura de Escuelas Profesionales de Artes Plásticas en la mayoría de las capitales provinciales, generaron un boom de las artes gráficas por el impulso que le imprimieron creadores amantes de esta técnica, entre ellos Juan Francisco Elso Padilla, Belkis Ayón, Carlos René Aguilera, Eduardo Roca, Choco.

En los años 60s en Las Tunas, se desarrolló la gráfica desde la realización de carteles en los talleres del D.O.R, pero desde la pintura o el dibujo. La imprenta venía empleando la impresión sin un abordaje artístico.

La gráfica local le debe gran parte de su historia a Leonardo Fuentes, graduado de grabado en la Academia de la vecina provincia de Holguín. Desde finales de los 70s, comenzó a impartir la materia en el Nivel Elemental de Artes Plásticas de la recién fundada Escuela de Artes.

La apertura de la Academia de Artes Plásticas de Las Tunas, en la segunda mitad de los 80s, contó con la inclusión del Leonardo, traía la impronta de sus profesores Enrique Pérez Triana, Luis Miguel Valdez, y Miguel Botalín (hijo).

Parte de la historia del grabado del territorio, puede verse en la muestra “Testimonio del retorno”, reúne una veintena de piezas con la autoría de Wilson Posada Ríos, Rodney González, José M Costa, Jorge Knight Vera, Mohamed Roselló, Rafael José, Olaides López Aces, José Luis Berenguer González, Eugenio D’ Melon, Armando Hechavarría Guerrero, Osmani González Vargas y Leonardo Fuentes Caballín.

Otros nombres componen la historia del grabado en nuestro territorio (Alexander Lecusay, Pedro Jesús Ávila, Mirtha Rivero, Miguel Mastrapa, Amarilis Veliz, Rafael Ferrero, entre otros).

“La presente muestra pretende cruzar los caminos por donde el grabado ha encontrado salvadores a ultranza. (…) no es una manifestación que todos patrocinan; quizás por la gran complejidad que ello implica”, nos dice Fuentes Caballín, curador de la exposición.

Y es que el grabado como ninguna técnica de las artes plásticas, requiere un grado extremo de limpieza y oficio. Se necesitan horas para concebir una obra con el uso de gubias u objetos punzantes sobre un taco de metal madera, linóleo o cartón, para luego imprimir sobre una cartulina, papel o soporte a fin.

“Testimonio del retorno” puede apreciarse en la Galería UNEAC de Las Tunas. En la muestra prima la técnica impecable, fruto de una enseñanza ya ausente.  De forma exclusiva estas obras nos cuentan la historia de una técnica, de sus creadores y de una época.

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