Creado en: julio 21, 2021 a las 07:10 am.

Gretel Morejón: nos queda reinventarnos (+Video)

Grettel Morejón, primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba. /Foto: Ministerio de Cultura

Gretel era una niña sin ninguna aspiración danzaria, pero con muchas actitudes artísticas. Le gustaba bailar cualquier cosa y actuar. Quizás esa inquietud fue el cimiento de quien desde 2013 es bailarina principal del Ballet Nacional de Cuba.

Sus estudios comenzaron durante 1998 en la Escuela Provincial «Alejo Carpentier», con la profesora Sara Acevedo. Continuó en la Escuela Nacional de Ballet bajo la guía de Adria Velázquez y Fernando Alonso, entre otros destacados maestros.

En el 2007  integró el Ballet Nacional de Cuba, bajo la dirección artístico-técnica de Alicia Alonso. Gracias a este ha actuado en países de América, Europa y África.

¿Cómo llegas al Ballet?

 Un vecino que era bailarín de la compañía del Ballet Nacional de Cuba me vio y me dijo que tenía figura para bailar. Nunca había pensado en eso, tenía solo nueve años y solo había visto el Ballet por televisión. No sé por qué me aferré a la idea, si realmente no tenía las grandes condiciones para entrar a la escuela, pero siempre que me decían que no podía hacer algo, lo quería hacer. Finalmente, logré superar esas condicionantes.

La enseñanza artística es muy dura porque es rigurosa y te prepara para tener buenas maneras y condiciones para la danza. Tuve grandes maestros que me inculcaron el amor por el arte y en esta etapa tuve la gran oportunidad de tener al maestro Fernando Alonso a mi lado. Él  abrió mucho más mi visión del Ballet. No solamente se trataba de pasos y cumplir un rigor técnico, sino de contar una historia a través del baile. Es difícil que un niño entienda eso, pero luego la técnica y la interpretación se convierten en otracosa.

¿Qué significa para ti el Ballet Nacional de Cuba?

El Ballet Nacional de Cuba fue mi segunda escuela. Ahí yo prendí, tanto de los maitres, como de los bailarines. Sabía que la Escuela cubana de Ballet tenía características particulares por todo lo que veía en las presentaciones y las maneras diferentes de interpretar de otras bailarinas que admiraba; pero cuando tuve mi primera gira  como bailarina solista, me di cuenta de las diferencias, del potencial y la escuela tan pensada que tenemos en este país. Por eso empecé a admirarla todavía más. Cuando un bailarín cubano se enfrenta al escenario mundial, todos se dan cuenta. No solamente por la técnica o la forma que tiene de bailar, sino por la actitud y la verdad con que baila. Los cubanos no hacemos nada a medias, lo damos todo o no lo hacemos y eso es muy atractivo de ver.

Recuerdo que en la última invitación que tuve en Alemania me decían: “no te cansas de ensayar lo mismo. Llevas cinco horas repitiendo”.

Eso para mí era normal. Cuando era estudiante le cerré la puerta del aula a Fernando y le dije “no te vas hasta que no me salga el paso” y él se quedó hasta que lo logré. Yo me crié así, nuestra generación pensaba de esa manera. Íbamos de frente a todo.

¿Qué particularidades tiene la Escuela cubana de Ballet?

En cuanto a la técnica, nuestra escuela está diseñada para las condiciones físicas y artísticas del bailarín cubano y para aquella escuela o país que tenga que ver con nuestra fisonomía. Tenemos un sistema de entrenamiento y de diferenciación de los pasos que siempre ha sido más difícil que las demás.

¿Cómo es la rutina de la Escuela cubana de Ballet?

Las clases de la Escuela de Ballet comienzan en la mañana. Tenemos la opción de tomar clases en dos horarios. Luego le siguen los ensayos, que se dividen en dependencia de los personajes o escenas. Siempre hay una maitre encargada de velar por los detalles de la obra. La compañía se diferencia por la calidad que tiene al abordar los estilos clásico, romántico y neoclásico. Para nosotros son muy importantes esas diferencias. No se trata de bailar por bailar, sino contar la historia en el estilo en que se desarrolló. Preservamos mucho a las versiones coreográficas de Alicia Alonso, como repositora ella era una de las mejores de su época. No encuentro otra versión de Giselle que me guste más y con la que me sienta más identificada que la suya, para mí la versión cubana de esa obra es la mejor del mundo.

¿Qué has estado haciendo profesionalmente en los últimos años?

En mi caso he tenido mucha ayuda del coreógrafo y bailarín Pepe Hevia. He participado en tres obras suyas en este periodo, una presencial y dos online. Se trata de un trabajo muy rico pero muy diferente, porque estamos acostumbrados al contacto cuerpo a cuerpo. Estuvimos trabajando por video y no puedo imaginar que una persona que me mira desde una pantalla, comparta emociones conmigo.

Alguna compañía se ha mantenido dando clases online durante todo este proceso, otras han compartido videos inéditos de su trabajo. Incluso la Ópera de París comenzó a publicar clases y videos de sus obras. A pesar de estar en casa, la oportunidad de ver este tipo de materiales te abre al mundo porque entiendes cómo  buscar vías para mantener al espectador con esperanza.

¿Cómo ha sido para los bailarines esta etapa de aislamiento social?

La pandemia fue un shock para los bailarines, porque tenemos una disciplina constante. Desde pequeños nos acostumbramos a ensayar diario para hacerlo mejor. Así es como un bailarín alcanza la excelencia. En el último año hemos apelado a todo lo que tenemos por dentro y a las experiencias que nos llegó del Ballet Nacional de Cuba en sus inicios.

A los bailarines que estaban en la compañía inicialmente, Alicia los hacia bailar si estaban de gira o en cualquier situación; aguantados de un picaporte de la puerta, ya fuera en un barco o en un avión. Para ella era impensable que los bailarines estuvieran sin entrenar. Tanto así, que actualmente en nuestras vacaciones no concebimos estar un mes parados. Cada cual ha buscado sus vías para mantenerse sanos, tanto física, como intelectualmente. Este es  momento de sembrar para después recoger.

Actualmente hago lo que por falta de tiempo no hacía. Estoy leyendo más y aprendiendo de actuación porque sé que cuando esto pase tenemos que estar fuertes en el escenario. Nos queda reinventarnos.

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