Creado en: abril 28, 2023 a las 09:16 am.
Gustavo Pereira. Poesía, somaris y revelaciones

Por Elizabeth Quintana
“Después de evaluar los títulos nominados, la Casa de las Américas decidió otorgar el Premio de poesía José Lezama Lima a Diario de las revelaciones, de Gustavo Pereira, por tratarse de un ambicioso proyecto que desborda géneros y asimila lo poético a formas y expresiones que suelen serle esquivas, y por el feliz modo en que trabaja lo enciclopédico -con un lenguaje que se mueve en los más variados registros- dentro del espacio de la escritura privada”, así argumentó Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa, la entrega de este galardón honorífico al volumen firmado por el destacado profesor, crítico literario y escritor venezolano, autor de una prolífica obra poética y ensayística, quien también ha recibido el Premio Nacional de Literatura de Venezuela, entre otros reconocimientos.

Antes de comenzar su lectura, Gustavo Pereira contó una curiosa anécdota sobre Pablo Neruda, a quien escuchó declamar sus versos por primera vez en una grabación y le dejó una impresión bastante negativa, que luego cambiaría en 1959, cuando tuvo la oportunidad de asistir a una lectura en vivo, y “fue una cosa realmente conmovedora, la voz de Neruda alcanzó la dimensión de los dioses”.
Con una modestia que se confirmaría en último poema compartido esa tarde ―Hay una paz que se alcanza en la humildad/Pero es la que más cuesta―, comentó que leer en público era una de sus flaquezas, afirmación que sería desmentida, pues su voz cambiaba fácilmente de tono para ajustarse a las vocales largas del arecuna, las consonantes oclusivas del warao o el ceceo andaluz, para luego volver a la entonación musical y clara de su acento venezolano. En ocasiones le faltaba el aliento, como si sobre su voz pesara algún oscuro maleficio que fue siempre derrotado por la dulzura sanadora del poema.

Fue muy especial el momento en que se le escuchó recitar los conocidos versos de su poema «Sobre Salvajes», leídos tantas veces, en tantas antologías y selecciones de su poesía, pero en su voz las verdades esenciales que nombra adquirieron otra calidad. Los asistentes a la lectura tuvieron la oportunidad de oírlo pronunciar en la lengua de los pemones y los waraos, con natural musicalidad, las palabras Chirïké-yeetakuú, Enú-parupué, Yewán-enapué o Majokaraisa, esa manera hermosa de decir amigo que tienen los que habitan el delta del Orinoco.
Un lugar privilegiado tuvieron sus «somaris», término creado por el autor para referirse a sus composiciones breves, sin restricciones de forma, “pequeños instrumentos aptos para ser leídos con la prontitud que esta complicada sociedad exige, pero que al mismo tiempo no fuese tan… vamos a decir, inofensivos”.

Entre todos los leídos uno de los preferidos por el público fue el «Somari de la eternidad»: Todo empieza y termina en la eternidad/pero la eternidad no sabe de nosotros/sus pobres soñadores. Algo tan esencial que vamos olvidando a cada paso.
Para quienes la lectura en la sala Manuel Galich resultó insuficiente Gustavo Pereira donó a la Biblioteca de la Casa de las Américas su volumen Poesía y Prosa, que al decir de Jorge Fornet constituye “un tesoro”.
(Tomado de La ventana)