Creado en: enero 27, 2021 a las 10:10 am.

Juan Carlos Ramírez Sierra: el educador que piensa que las ideas martianas deben ser nuestro credo

El profesor espirituano Juan Carlos Ramírez Sierra lleva como estandarte de vida la obra de Martí. / Foto de la autora

Juan Carlos Ramírez Sierra es un joven profesor de Filosofía de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, que en sus entrañas lleva tatuadas las ideas del maestro.

Es uno de los tantos cubanos que ve al apóstol como el espíritu profundo que guía esta nación. Su pensamiento, y su admiración ilimitada por el Héroe Nacional, encienden aún más la avidez por escudriñar en la obra del hombre sincero, que prefirió morir de cara al sol.

Y bajo la idea de que cuanto más y mejor se conozca la obra de José Martí, más se avanzará en la construcción de nuestro proyecto social, este 28 de enero, fecha que marca el aniversario 168 del natalicio del “más universal de todos los cubanos”, Ramírez Sierra, miembro de la Sección de Crítica de la Asociación Hermanos Saíz, de Sancti Spíritus, compartirá saberes con los “pinos nuevos”, a través de la conferencia José Martí y la juventud, ideas para pensar el presente, hecho que tendrá como sede la Casa del Joven Creador de la Ciudad de los Murales, donde ya se alista el auditorio.

Antes de abrir sus bocetos referenciales, el estudioso dialogó con el portal digital de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba para compartir precisiones especializadas.

¿Por qué dedicarle un espacio al estudio de la vida y obra de Martí vinculado con la juventud?

“Justamente por su idea de los pinos nuevos. Toda revolución perdura en el tiempo y trasciende, cuando los pinos nuevos que produce, alcanzan a identificar y responden coherentemente a los retos fundamentales que deben superar para dar continuidad”.

“La formación de la juventud, es crucial en la vida de cualquier nación. Para nosotros esta cuestión se revela como un punto neurálgico por la osadía de crear un mundo nuevo posible y sobre todo postcapitalista”.

“Para Cuba hoy y su proyecto social, el problema de máxima densidad gravitacional, lo representa la formación del sujeto nuevo que se encargará de continuar y mejorar el proceso revolucionario. En este sentido, José Martí es tabla salvífica, es sendero incandescente, sol del mundo moral para nuestra nación”.

El investigador, educador de universitarios espirituanos, también cree que “aproximar, hacer más rápido y posible el encuentro entre la formidable obra martiana más allá de los espacios formales establecidos, es un imperativo existencial para alcanzar un socialismo próspero y sostenible que pueda fundarse en el bienestar ciudadano, el equilibrio público y la sostenibilidad en todos los ámbitos de la vida nacional”.

“La juventud cubana es depositaria legítima de ese legado extraordinario y el mejor camino por el que opte a nivel individual y colectivo tendrá que ser alimentado necesariamente por la savia martiana”.

¿En qué medida cree que las nuevas generaciones se acompañan de las ideas del Apóstol para conducirse por la vida?


El integrante de la Sección de Crítica de la Asociación Hermanos Saiz, de Sancti Spíritus es fiel investigador de la vida y obra del Apóstol.

“En José Martí se sintetizan los ideales más elevados de nuestra nación. Pero no se trata solo de la nación en su sentido categorial, como una abstracción que manejan los intelectuales en sus discursos. Se trata de los modos que, en términos conductuales, definen a los cubanos y entre ellos a la juventud”.

“La idea de justicia social, de rechazo a toda forma de discriminación, de bien, solidaridad, altruismo, de resistencia como cultura de la resistencia, que adquieren en José Martí su expresión más acabada, pueden evidenciarse hoy en la juventud cubana, no como ideas precisas, pero si como actitud ante la vida”.

“Sobre la juventud cubana hoy pesa la enorme responsabilidad de dar continuidad a la obra de la revolución, y cuando ves en las zonas productivas, en el arte, en la ciencia, en el ejercicio de la enseñanza, en la impartición de justicia o en los grandes ejércitos de médicos que acompañan hoy a nuestro país y a otros países hermanos, en cada uno de los sectores o programas se encuentran los jóvenes dando su contribución que no es poca”.

“Los jóvenes llevan en si las enseñanzas del Maestro y sus prácticas cotidianas dan muestra de ello”.

¿Qué retos considera que tiene la juventud cubana para acercarse al legado martiano?

“El legado martiano es enorme, casi inagotable cuando se asume como patrón moral a nivel individual. Considero que el mayor reto de la juventud cubana de hoy se ubica justamente en la idea martiana que vincula a la cultura como condición imprescindible para la libertad colectiva e individual”.

“Ser cultos está asociado a la necesidad de apropiación de todo lo mejor que ha producido el ser humano, y en ese mismo proceso a la posibilidad de crear para continuar el largo camino de humanización de las condiciones de existencia de la humanidad”.

“No se trata de acopiar información como si fuéramos computadoras o almacenes de datos. Apropiarnos de lo producido debe conducirnos a la configuración de una identidad, a definir qué somos, cómo somos y para qué somos. Eso nos remite inexorablemente a la idea martiana de utilidad que no es el utilitarismo viciado por los intereses y la competencia del mercado que solo produce pobreza material y de espíritu”.

“La juventud cubana tiene el reto de reproducir la existencia de la cubanía como identidad en el decoro, en la dignidad. Pero esa identidad no es estática o inflexible.

“La creación de nuevos elementos es necesaria para que esa identidad pueda enriquecerse, actualizarse, continúe y sea continuidad en la misma lógica martiana de injertar el mundo en nuestras repúblicas teniendo en cuenta que el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”.

“Ese creo que es el reto mayor, el de crear una Cuba nueva sin dejar de ser liberación, justicia social, revolución, solidaridad, patriotismo, internacionalismo. Hay que hacer congeniar la cuarta revolución industrial con esa libertad que ha creado la revolución y seguir siendo el país más libre e independiente del mundo”.

¿Considera que los jóvenes de hoy hurgan en el ideario martiano con la intensidad que merece el estudio de la obra del Héroe Nacional?

“No, definitivamente no. En esta cuestión hay muchas responsabilidades compartidas. Si es José Martí nuestro Apóstol, su obra e ideas debían ser nuestro credo, pero no un credo estéril limitado al templo o al ejercicio de un discurso abundante repleto de frases transformadas en consignas sin un correlato en nuestras acciones y en nuestros sentimientos”.

“Hay que estudiar a José Martí, pero para ello, para que ese estudio sea eficaz, sea útil, se ha de enseñar a estudiarlo. En este sentido, es extremadamente necesario un método que ayude a dosificar y a organizar el estudio de su obra en distintos momentos y niveles de análisis”.

“No se debe perder de vista que en José Martí se condensa lo mejor que produjo este continente en el siglo XIX y una de las obras más extraordinarias que la humanidad ha conocido, sin ánimo de chovinismo. Su literatura puede llegar a ser inaccesible para los jóvenes si no están acompañados de directrices generales para el análisis de su obra”.

“La enseñanza debe romper las fronteras entre lo político, lo histórico y lo literario. Enseñamos a un José Martí poeta, a otro político, a otro periodista, a otro hijo y a otro hermano y así sucesivamente”.

“Cuando hemos acabado tenemos a muchos Martí falsificados, justamente porque fue todo eso sin fracturas y esa es una gran complejidad, pues estamos hablando de un hombre pleno, un hombre total, de un hombre sol, y por lo tanto fuera de lo común”.

“En no pocas ocasiones no somos capaces –nosotros los maestros- de vincular su legado con la realidad actual, con esa realidad llena de contradicciones y de dificultades, que ni siquiera se aproxima a las dificultades con las que tuvo que lidiar y sobreponerse”.

“Hoy no se estudia el filosofar martiano. Solo en escasos programas de algunas universidades se concibe su pensamiento como una asignatura, y con seguridad puedo plantear que no se tocan temas esenciales de su ontología, de su concepción sobre el ser, sobre la muerte, la vida, la enfermedad, el dolor”.

“Sobre estas cuestiones hay que educar también a la juventud y el referente martiano nos puede ayudar significativamente a cultivarnos en estos temas que nos alcanzan a todos sin excepción”.                

Convencido de que, como expresara Martí en un artículo titulado Escuela de electricidad, publicado en La América, en Nueva York, en noviembre de 1883 “educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo: es prepararlo para la vida”, el joven profesor de la universidad espirituana Juan Carlos Ramírez Sierra, compartirá, con la vanguardia artística juvenil yayabera, algunas ideas para pensar el presente, y lo hará mostrando esa luz intensa que acompañará por siglos a la sabia martiana.

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