Creado en: abril 9, 2021 a las 08:38 am.

Julio García Oliveras: debemos enriquecer nuestra cultura revolucionaria

Julio García Oliveras (1931-2017)/Foto tomada de Internet

Audacia, inteligencia, persistencia y, ante todo, una gran dosis de emociones vividas y de saber enciclopédico, identificaron siempre a Julio García Oliveras (La Habana, 1931—2017), una de las figuras más prominentes del proceso estudiantil revolucionario cubano del siglo XX y de su Generación del Centenario.

A él no sólo se deben cargos y misiones relevantes dentro y fuera del país, sino también la hermosa tarea de enseñar y afirmar con pluma testimonial, hechos, recuerdos y avatares diversos que pueden partir desde el haber sido combatiente revolucionario en su época como estudiante, o el de Jefe de Misión Militar en las naciones indochinas (1966-1969), el de Vicepresidente de la institución económica más antigua de Cuba, hasta el de Crítico cultural. Un trabajo altamente meritorio que, en apretada (y muy difícil) síntesis hemos tratado de trasladar al sitio web de la UNEAC, a través de una entrevista que le fuese realizada poco tiempo antes de su partida física. 

En una primera pregunta, García Oliveras se refirió a La Sociedad Económica de Amigos del País (1), surgida hace más de 200 años en el seno de los círculos culturales cubanos. Como directivo y Socio Demérito de esta Institución, valoró en la ocasión qué le faltaba para perfeccionar su trabajo.

“La Sociedad Económica de Amigos del País es una entidad que puede considerarse como legendaria, si se toman en cuenta las prominentes figuras que la integraron desde su constitución (1793) pertenecientes al campo del saber de nuestro país. Por ejemplo, en Medicina, la figura de don Tomás Romay; en economía y conjuntamente con el despliegue de la industria azucarera y su mecanización, encontramos a Francisco de Arango y Parreño; también a José Antonio Saco y, con él, el hecho de la instalación del primer ferrocarril en Cuba (y cuarto en el mundo); en las Ciencias Naturales, tenemos a Felipe Poey, al igual que a José Agustín Caballero, a José de la Luz y Caballero y a Félix Varela, como educadores y filósofos, entre otras muchas personalidades. A la vez, la primera cátedra universitaria de Química fue un aporte de la Sociedad, al igual que la Escuela de Arte de San Alejandro, la primera Biblioteca Pública del país y las diversas tareas realizadas en el plano educacional. En pocas palabras, las figuras más destacadas del saber cubano se hallan en nuestra Sociedad con el aval histórico que las representa.

“Hay que puntualizar que a principios del siglo XX y tras la instauración de una República neocolonial –con el precedente de la expansión e intromisión económica y cultural de Estados Unidos en la Isla desde muchos años atrás–, va a presentar otro perfil (no estrictamente económico), de índole social y encabezado por el sabio don Fernando Ortiz. La labor de Ortiz fue trascendental al llegar a definir Cubanidad y Cubanía, definir lo cubano, algo que bien lo califica como el tercer descubridor de Cuba –Cristóbal Colón, Alejandro de Humboldt y Fernando Ortiz–; conjuntamente a él se suman figuras como Juan Marinello, Salvador García Agüero y Julio Le Riverend, entre muchísimos otros. Así, la historia de la Sociedad siempre ha estado vinculada con la Historia de nuestro país. Y esta tradición fue la que tomé a partir de mi nombramiento como Vicepresidente, en 1993, con motivo del Bicentenario de su Constitución.

“A partir de 1994, tratamos de retomar las actividades tradicionales e identificativas de esta Institución, promoviendo nuestra historia cultural, económica y social. Se restableció, entre otras tareas, la distinción José de la Luz y Caballero, para profesores y estudiantes, una de las más prominentes históricamente en Cuba; se incorporó el premio Francisco de Arango y Parreño, que se le confiere a economistas con trabajos destacados en esa esfera; se creó una nueva sección, la de Medio Ambiente, al igual que la de Ciencias Sociales, ligada a todos los cambios y procesos que se desarrollan en el país. De esta forma hoy contamos con una de las Instituciones más importantes comprendidas dentro del desarrollo del país en todas sus esferas.

“¿Qué le falta? Las actividades de la Sociedad están muy ligadas a los avatares concretos que atraviesa el país y es por ello que estamos trabajando por hacer de ella una Sociedad Económica del Siglo XXI, capaz de responder a las demandas de un Estado socialista. Si bien en los tiempos de la Colonia llegó a realizar una labor de asesoramiento del gobierno colonial –labor que cesó durante la etapa Republicana–, pues ahora debemos y tenemos (sin dejar de ser una Organización no gubernamental), que recuperar y perfeccionar ese papel como elemento integrante de una Revolución socialista: una sociedad económica del Siglo XXI, que responda a una sociedad civil socialista.

En esa tarea, decía el entrevistado, es en la que se trabaja incansablemente, al igual que en los jóvenes que nos sustituirán, para continuar impulsando su tradición histórica”.

En aquella ocasión Julio García habló también de la Revista Bimestre Cubana, órgano propagandístico de la Sociedad Económica de Amigos del País y la más antigua de nuestras publicaciones (1831). Desde su fundación, la misma fue objeto de grandes elogios en Cuba y en el extranjero, convirtiéndose en una institución dentro de la historia de nuestra cultura.

“La Revista Bimestre Cubana es la más antigua de nuestras publicaciones. Sus orígenes se remontan a abril de 1831 cuando su primer editor, Mariano Cubí y Soler, frenólogo y educador catalán, solicitaba “(…) á los hombres amantes de que progrese su patria en las artes y en las ciencias, y cuyas ocupaciones les presten algunos ócios para la literatura, nos remitan el fruto de sus trabajos”.

Así, la Revista está exenta de poseer un espíritu particular; éste continúa correspondiendo al proyecto de la Sociedad desde su fundación y de su primer director, José Antonio Saco, quien le imprimió su pensamiento y perspectivas a esta publicación. Posteriormente en 1910, don Fernando Ortiz, como otro de sus directores, le brindó un notable impulso a su perfil editorial y hoy, al igual que en otras épocas, nos concentramos en sus temas priorizados: cultura, historia, ciencias sociales en general. A la par y, desde 1994, son prioritarios también temas referidos a nuestra esfera económica socialista y su enfrentamiento al bloqueo imperial de Estados Unidos. 

A estos temas se incluyen otros relacionados con el desarrollo de las nuevas tecnologías y de la Ciencia en el mundo, al igual que los vinculados a la preparación de nuestros jóvenes especialistas ante esas exigencias. “Recuerdo que cuando reiniciamos la publicación se planteó la insuficiencia de textos para publicar; sin embargo, ahora lo que sucede es que no hay espacio para tanto material.

Me gustaría agregar, acotaba Julio, “que desde 1994, la Revista…se publica de forma regular (dos veces al año: junio y diciembre) como se concibiera en la época en que Ortiz fuera su principal directivo y, en 1831 (cuando surge) en que era un folleto de treinta páginas. Hoy Revista…posee 126 páginas, además de hallarse en el ciberespacio. Es una publicación para suscriptores de obligada referencia y actualidad.”

Tiempos atrás, el lema rector de la Sociedad fue Propatria. ¿Lo continúa siendo?

Propatria continúa siendo nuestro lema rector, pero con una ligera modificación. Ahora proclamamos: Propatria socialista.”

¿Qué lo convocó a la realización de su libro Ho Chi Minh?

Este libro responde a una coyuntura. El pasado año (2010) se celebraron dos fechas históricas –en números redondos como acostumbramos calificar–, entre ellas el Aniversario 110 del nacimiento del líder vietnamita Ho Chi Minh y el Aniversario 50 del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Vietnam. Años atrás (1966-69) tuve el honor de ser Jefe de la Misión Militar de Cuba en esa nación indochina, donde pude tratar personalmente con el presidente Ho Chi Minh hacia quien siempre he sentido una admiración permanente.

“¿Cómo surge la idea de confeccionar el libro? Pues, un grupo de periodistas vietnamitas que visitaron a Cuba en septiembre de 2009, me sugirieron que escribiera acerca de su inolvidable dirigente. Seguidamente y en algunos sitios de Internet estuve buscando fuentes bibliográficas actualizadas referidas a la vida y obra de Ho Chi Minh. Fue entonces que hallé 19 biografías publicadas por autores de Francia, Estados Unidos, España, Rusia…pero tan sólo una de ellas estaba escrita por un autor que le conoció personalmente. Así que, en cierta forma, la mía resultaría privilegiada gracias al conocimiento y trato personal que sostuve con él. Y, decidí escribirla. Su primera versión la concluí en diciembre de 2010. Me siento muy feliz de haberla escrito, pues constituye un recuento ligado muy estrechamente con la guerra. Su lucha contra los colonialistas franceses, primero (en 1954) y su derrota en la batalla de Dien Bien Phu, y contra el imperialismo norteamericano, después. En suma, toda la lucha revolucionaria y de liberación de ese pueblo encabezada por aquel genial dirigente y estratega entre 1954 y 1974”.

Nuestro Héroe Nacional José Martí calificó a la Sociedad…como “la más alta y meritoria de las Sociedades cubanas”. ¿Qué valor le otorga a esa afirmación? ¿Y, como martiano, cómo desarrollar y fortalecer en ella el pensamiento no sólo de nuestro apóstol, sino también bolivariano?

Esa síntesis de Martí (como todo lo que parte de él) resume su importante apreciación acerca del papel de la Sociedad durante los años que le tocó vivir. Ese calificativo martiano que caracteriza a nuestra institución es, precisamente, el valor que tenemos que conservar y desarrollar. Hemos publicado numerosos trabajos referentes a la vida y obra de nuestro Apóstol entre 1994 hasta la fecha como, por ejemplo, un documento “Glosas al pensamiento de Martí” del líder universitario y comunista Julio Antonio Mella, que considero una pieza fundamental para el proceso político de nuestro país.

Asimismo, el pensamiento bolivariano lo hemos retomado al calor del Bicentenario por su gran trascendencia. No sólo como recuento histórico, sino también con el objetivo de trasladar los objetivos de la lucha revolucionaria al proceso actual latinoamericano como segunda independencia en varios estados (Venezuela, Ecuador, Bolivia…)”.

Biografía de Juan Pedro Carbó Serviá: una destacada contribución a la historia del movimiento estudiantil revolucionario de los años cincuenta y de su Generación del Centenario. Una obra de hechos reveladores. ¿Cuál será la próxima?

A esta pregunta respondió que tenía siete libros publicados (1). Cinco de ellos referidos a todas mis vivencias y experiencias acerca de la lucha estudiantil en Cuba –uno de ellos titulado Contra Batista–, y considero que soy el autor que más ha escrito acerca de este tema, además de decenas de trabajos periodísticos publicados al respecto. Me sentí comprometido a escribir sobre Juan Pedro, pues fuimos compañeros en la Universidad y luchadores contra la tiranía batistiana. Lo considero un combatiente legendario, además de haber sido compañero fiel de José Antonio a quien defendió con todas sus energías, y con quien compartió golpizas y prisión juntos. Temerario en las acciones en las que intervino, hay que decir que asumió sus riesgos a plenitud. En verdad, Juan Pedro ya había recorrido todo el camino de la movilización política y tomado conciencia de la necesidad de la lucha armada como único camino posible para derrocar a la dictadura y construir una Cuba nueva. Cayó combatiendo contra los sicarios de la tiranía durante los hechos de la calle Humboldt-7, en La Habana. Lo admiro muchísimo. A tal punto, que mi hijo más pequeño se llama Juan Pedro.

En el momento de la entrevista comentó que trabajaba en la confección de un libro (ensayo histórico) Los estudiantes y la Revolución socialista, con el objetivo de precisar en él la actuación del estudiantado en tres Revoluciones que, a su juicio, consideraba las más importantes: la rusa, la china y la cubana, como problemas socio-político culturales.

“Quisiera agregar que, a través de todas estas reflexiones y vivencias propias, me he percatado de que existe algo potencial y es que durante mi actividad revolucionaria he tenido la oportunidad de visitar (en misión de trabajo) a 38 países. Y esto lo he relacionado a lo siguiente: mi padre nunca salió de Cuba y siempre ansió viajar. En una ocasión hallé, entre sus libros, una obra muy conocida, del escritor Blasco Ibáñez, “La vuelta al mundo de un novelista”. Y fue en ese momento en que determiné escribir mis Memorias como viajero…Estoy al final de ese recorrido y no es una guía turística (¡qué conste!), como tampoco es un recorrido cultural donde visite las pirámides de Egipto o las tumbas de los faraones”.

Confesaba estar escribiendo acerca de todos aquellos fenómenos y episodios de carácter socio-histórico que conoció y de los cuales fue testigo.

Por ejemplo, sobre Italia, afirmaba, “no sólo hablo de la mafia, sino también de la corrupción de El Vaticano; de Vietnam, de su lucha contra el colonialismo francés y el imperialismo norteamericano; de las naciones de la antigua Europa oriental, acerca de las causas y consecuencias que conllevaron a su desaparición como marco geográfico socialista; de la Argentina, empiezo con el cantante Carlos Gardel y, más tarde continuo con los 30 000 desaparecidos, las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo… Y así…”

José Antonio Echeverría, Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y Universidad de La Habana. ¿Cómo vienen a su memoria en este momento?

José Antonio, Universidad y FEU, una trilogía que jamás podrán separarse ni borrarse de mi mente mientras exista, pues en esa etapa de estudiante me convertí en revolucionario. José Antonio, fue mi compañero de estudios en la carrera de Arquitectura y personalmente aprendí a conocer su valentía, su dignidad y su intransigencia como luchador revolucionario. Guardo un recuerdo imborrable de él.

Cultura y Revolución, a partir de sus experiencias, ¿cómo potenciarlas en la Cuba actual?

Ante todo, hay que diferenciar los términos Cultura e Instrucción. Durante más de medio siglo, la Revolución cubana ha realizado una tarea extraordinaria en relación con la instrucción. Sin embargo, siempre reitero la definición que siempre hago acerca de Cultura, como “respuesta individual y colectiva ante el medio económico, político, social e histórico de un país”, por lo cual adquiere una importancia superior al regir la actitud de una persona o de un colectivo humano. Algo totalmente decisivo para un pueblo o nación.

Al realizar este análisis siempre lo hago a partir de la Cultura histórica, como problema fundamental al cual hoy estamos brindando especial atención. En suma, una sociedad y en especial su joven generación, que no posea un amplio conocimiento de la historia del país, aportará muy poco a la marcha y desarrollo de él. Siempre hay que pensar y concientizar que la ciencia y la técnica constituyen herramientas para el desarrollo, pero la historia es la brújula que marca el rumbo. Y esto es un factor decisivo.

Si decimos, igualmente, que la Cultura constituye una respuesta a los factores históricos, también lo es a los factores económicos. Es por ello que es tan importante subrayar la característica socialista del futuro de Cuba, porque si no conocemos nuestra Historia podríamos pensar que la economía de mercado es la destinada a resolver nuestros problemas económicos, y llegar a ignorar que, hasta 1959, nos rigió ese tipo de economía que nos convirtió en un país monocultivador, además de dependencia absoluta en todas las esferas de los Estados Unidos.

Este análisis podría aplicarse también a los problemas sociales e incluso a aspectos de la Cultura en general, y en esferas como la literatura, música, teatro, artes plásticas, cine… Enriquecer nuestra Cultura revolucionaria y hallar respuestas y definiciones ante los nuevos problemas, constituye hoy el objetivo fundamental en la formación de nuestros jóvenes. Y, mucho más, si partimos de una realidad ante la cual estamos constantemente bombardeados por influencias exteriores que no son positivas y con las cuales tenemos que enfrentarnos”.

¿Satisfecho por todo lo hecho hasta el momento?

Definitivamente, no. Tras una larga vida podrían existir muchas aspiraciones, pero luego del camino recorrido –y como resultante de muchas horas de pensamiento y no pocas de desvelo–, mi expectativa fundamental está en que logremos consolidar la Revolución socialista en nuestro país, como única forma de garantizar la justicia social.

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(1) García Oliveras, Julio: Tiene a su haber varios libros publicados sobre temas históricos: José Antonio Echeverría-La lucha estudiantil contra Batista (1979); El joven Erich (1987); José Antonio (1988); Los estudiantes cubanos contra Batista (2003/2008); Juan Pedro Carbó. Un combatiente legendario (2010) y Ho Chi Minh: 60 años de lucha revolucionaria (2010).

La Sociedad Económica de Amigos del País surge el nueve de enero de 1793 al calor de las ideas renovadoras de la Ilustración, fue organizada en La Habana por un destacado grupo de criollos prominentes entre los que figuraban Francisco de Arango y Parreño, el Conde de Casa Montalvo, el doctor Tomás Romay y el padre José Agustín Caballero, entre otros. Es la Organización No Gubernamental (ONG) más antigua de Cuba, y surge cuando en la Isla y, como resultado del desarrollo histórico y social, irrumpen las primeras manifestaciones de la nacionalidad, y con ellas o por ellas las incontables contradicciones entre los intereses de la metrópoli y los de la colonia, entre españoles colonizadores y los criollos nativos, cuando habían transcurrido ya 300 años del descubrimiento y colonización de la Isla. El poder absolutista de España, ejercido básicamente a través de un férreo monopolio económico, político y social, estaba ya en crisis en toda la Hispanoamérica de la época. Se iniciaba la brega por la independencia. Desde 1831 la Sociedad Económica publica su órgano de difusión “Revista Bimestre Cubana”, en la que se recogen las más destacadas obras científicas y literarias de la época y, en especial, los estudios e investigaciones de sus destacados miembros o amigos del país, como se les distingue.

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Julio García Oliveras

Nació en 1931 en La Habana. Su madre era ama de casa y su padre empleado. Cursó los estudios primarios y de bachillerato en el colegio de Belén y en 1950 ingresó en la Universidad de La Habana para estudiar Arquitectura.

Se incorporó a la lucha estudiantil a partir del golpe de estado de Batista, y se unió a José Antonio Echeverría. A finales de 1955 formó parte de la organización del Directorio Revolucionario, e integró su ejecutivo nacional en el frente de acción.

Tras la firma de la Carta de México entre José Antonio y Fidel, participó en todas las acciones armadas del Directorio en La Habana. El 13 de Marzo dirigió el comando que participó en la toma de Radio Reloj y la Universidad. En junio de 1957 sufrió el exilio después de los sucesos de Humboldt 7.

A principios de febrero de 1958 regresó a Cuba en una expedición armada por el puerto de Nuevitas, para abrir el Frente del Escambray junto con Faure Chomón y otros combatientes. Después fue trasladado a La Habana como miembro de la Dirección Nacional del Directorio, y permaneció en esa responsabilidad hasta el triunfo.

En enero de 1959 fue ascendido al grado de Comandante. Asumió la dirección del periódico Combate, órgano del Directorio y luego se incorporó al Ejército Rebelde, donde ocupó responsabilidades en el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

En abril de 1961 fue herido durante el bombardeo de aviones norteamericanos al aeropuerto de Ciudad Libertad, previo a la invasión mercenaria por Playa Girón.

Integró el Primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Entre sus funciones más relevantes estuvieron la de vicejefe de la Dirección Política de las FAR, embajador en Vietnam y en la República Democrática Alemana; presidente de la Cámara de Comercio de la República de Cuba y vicepresidente primero de la Sociedad Económica de Amigos del País. Fue miembro de la Dirección Nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana hasta su fallecimiento el 16 de julio de 2017.

Ostentaba la condición de fundador del Partido Comunista de Cuba, la orden Camilo Cienfuegos y las medallas Combatiente de la Lucha Clandestina, de Playa Girón y las conmemorativas por los aniversarios de las FAR.

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