Creado en: agosto 10, 2021 a las 07:39 am.

La fuente inspiradora de Renito Fuentes

Desde su fundación, hace 60 años, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba goza de un gran prestigio y acoge a los más importantes intelectuales y profesionales de las artes en el país. Pertenecer al gremio es una  condición que fideliza el talento y el compromiso con la cultura nacional. Puede parecer, entonces, un sacrilegio la idea de que una persona incapaz de escribir su nombre hasta los 21 años fuese el primer presidente de esta organización en una provincia. Sin embargo así sucedió en la joven Artemisa con el poeta repentista René Fuentes Cintado (Renito).

Renito Fuentes encontró en la décima la belleza de la vida. Aprendió a  desmembrar la palabra, a desvestirla y encontrarle la esencia. Asumió como suya la invitación de Fidel a que el pueblo se adueñara de la cultura y desde entonces no abandona su peregrinar por el decir con tino, por el oficio de repartir los panes y peces del espíritu.

Enorme es el compromiso del bardo al asegurar que la grandeza de su pueblo es la historia del pueblo como tal / el rasgo distintivo y principal / de una vieja familia que se expande. / Cuidémosle la historia, que la historia / si no tiene un espacio en la memoria, / la grandeza parece menos grande.

Así, con esa concepción, un hombre de la cultura, uno que representa el triunfo de la revolución cubana en materia cultural, asumió la presidencia de la UNEAC en Artemisa cuando motivos administrativos separaron a la Habana periférica. Renito es la muestra viviente de que la luz puede cambiar al ser humano y hoy exhibe su título de licenciado en Ciencias Sociales con la misma alegría con la que muestra su libro de poemas Tiempo recuperado y sus numerosos premios.

Artemisa lo conoce muy bien. Lo ha visto desde las páginas del semanario el artemiseño versando por Fidel, por Girón, por el Moncada. Lo ha sentido en cada un guateque en el que los cultores de la raíz campesina catan su risa y su fidelidad a los detalles y el buen gusto. Lo descubre en la radio, proyectado hacia un público que no falta a su cita.

Es una suerte contar con su legado de hombre humilde, con su conversación franca y sencilla. Renito es el mismo patriota que cumplió en Angola con su misión de solidaridad y en Cuba organizó un evento de sonetos  a la orilla del mar. Pasión idéntica puso en ambas empresas. Convencido de que el valor y la belleza son la materia con que se forja el carácter de un hombre, la guerra y la poesía se unieron en su senda. Hoy libra la batalla por el verso en sus talleres de repentismo. Funda gustoso los guateques futuros y siempre encuentran su regazo las inquietudes de quienes llegan con la alforja vacía a recoger aperos de labranza en el bohío espiritual de este poeta octogenario.

Sus musas son el campo, la Patria, el verso mismo. Sus musas son la vida y todo aquello que la motiva. Entre escritores y artistas se le ve sonreír. Igual entre guitarras y laudes y entre guajiros expectantes o niños orgullosos de su primera rima. Renito Fuentes Cintado es ese hombre al que da gusto estrecharle la mano. No ha perdido  ni por un instante la capacidad de emocionarse con cada obra nueva porque conoce cuánto bien hace la cultura al alma de la isla.

Sabe que la organización que es su otra casa dista de ser perfecta. No por eso la ama menos. Sus musas también anidan en la carencia, en lo incompleto, en lo perfectible. Se mira en el espejo y aún bajo sus canas reconoce al hombre nuevo del que el Ché  hablaba en sus discursos. Un hombre salido de la educación, de la cultura, de la luz que le sembraron dentro. Un hombre que descubre  cada día nuevas fuerzas para la gratitud a esta obra grande que es su motivación para salir al ruedo y la fuente inagotable de la certeza de que la palabra es también suya.

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