Creado en: junio 17, 2021 a las 10:31 am.

La hazaña de los perversos (I)

El 10 de octubre de 1868 fue amanecer de libertad para la masa de oprimidos y de pánicos para los beneficiados por el sistema colonial español. Este contrapunteo se mantuvo hasta el final de la guerra. El asunto fue más acuciante para los propietarios de esclavos.

Pese a la orden del día  29 de octubre publicada en El Cubano Libre: “Queda prohibido desde este momento a todos los jefes y subalternos del Ejército Libertador admitir esclavos en sus   filas, a menos que sea con facultad de sus dueños o mía”[1]. En un bando, del 12 de noviembre de 1868, respecto a la esclavitud se disponía que serían juzgados y ejecutados los soldados y jefes de las fuerzas libertadoras que: “…se introdujeren en las fincas ya sea para sublevar o ya para extraer sus dotaciones de esclavos”.[2]  El 27 de diciembre de 1868, Céspedes firma un decreto de abolición condicionada de la esclavitud que, en esencia, expresaba la determinación de los independentistas de respetar el derecho de los amos en el que expresaba: “Quedan declarados libres los esclavos que sus dueños presenten luego con ese objeto a los jefes militares reservándose a los propietarios que así lo desearen el derecho a la indemnización”.[3] 

Todo esto era pura retórica. En cada región los líderes sublevaban a los esclavos y Céspedes lo sabía. La gran columna dirigida por Donato Mármol que trató de enfrentar a las fuerzas de Valmaseda a las puertas de Bayamo estaba integrada “… en su mayor parte de los negros de las fincas de la localidad…“[4] Los mismos mecanismos de la guerra conllevaba el fin para tan infame institución. Ignacio Mora pese a su racismo tuvo que reconocer que: “La mayor parte de nuestros soldados son negros que fueron esclavos”.[5]

Algunas autoridades españolas fueron más pesimistas respecto a la esclavitud que los plantadores. “La esclavitud ha muerto con esta insurrección”[6] le escribía Caballeros de Rodas capitán general de la isla al Ministro de Ultramar. Pero los hacendados esclavistas pensaban de otra forma. 

Pese al esfuerzo insurrecto por quemar ingenios y liberar dotaciones se incrementó la producción azucarera. Entre 1857 y 1867 se fabricaron 5 098 778 toneladas de azúcar.  Mientras, entre 1869 a 1878 se alcanzó la cifra de 7 451 188 toneladas.[7]  La mano de obra fundamental de esta industria era esclava. La esclavitud doméstica, que era muy importante por su número, continuó funcionando durante la guerra. En 1867 Cuba tenía una población de 1426 475 habitantes, de ellos 344 618 eran esclavos y 248 703 personas consideradas como de color libres. [8] Mantener la esclavitud e incrementar la producción azucarera fue una hazaña de la perversidad humana en la isla.  

Al organizarse la gran ofensiva de 1877 dirigida por Martínez Campos que debía de contar con una gran masa de militares la situación del tesoro hispano era un desastre. En las cortes uno de los ministros expresaba:

No se hallaba, por desgracia, el tesoro de la Península en condiciones de proporcionar la suma que este importantísimo servicio exigía. Mal podía por otra parte el Gobierno de SM demandar recursos a las exhaustas cajas cubanas; y en tan extremo trance se vio en la sensible necesidad de acudir al crédito para salir de los apuros cada vez más imperiosos de la expedición militar ocasionada.[9]

Este dinero estaba en el occidente y en parte de Las Villas. Era producido con trabajo esclavo. El 5 de agosto de 1876, el Ministro de Ultramar llegó a un acuerdo con Antonio López, Manuel Calvo y Rafael Cabezas. Todos ellos eran acaudalados burgueses. Le darían un préstamo al estado español de 15 a 25 millones de pesos. [10]  Obtenían como garantía el producto de las aduanas de la isla. Los funcionarios de la aduana serían nombrados por el gobierno, pero a propuesta de los prestamistas. También el gobierno a consideración de la sociedad improvisada para dar el préstamo podía separar a los funcionarios de las aduanas cubanas. Además, la sociedad usurera estaría libre de impuestos.

La referida sociedad constituida con el solo objetivo de otorgar el préstamo quedó integrada finalmente por  Antonio López, Manuel Calvo y el Banco de Castillas.[11] El ejército español logró de esa forma el dinero necesario para llevar a cabo la gran ofensiva político militar de 1877.

La riqueza generada por el azúcar cubana, producida esencialmente por el trabajo esclavo, era un factor clave para entender el fin de la guerra de 1868. En febrero 1878 españoles e insurrectos firmaron el Pacto del Zanjón por el que se ponía fin a la guerra. Pese a que un grupo de independentistas bajo el liderazgo de Antonio Maceo se negaron a reconocer ese acuerdo la revolución estaba herida de muerte. Paulatinamente estos radicales se vieron obligados a deponer las armas. Ya en junio de 1878 el grueso había cesado de combatir.

Una pregunta sin respuesta todavía es por qué pese a desarrollarse una guerra de independencia durante diez años la esclavitud en buena medida continúa rindiendo grandes ganancias a los propietarios. Una respuesta inmediata es que la guerra no llegó a las regiones productoras de azúcar. Aunque en Matanzas existió actividad insurrecta. En las llanuras de Colón y en Jagüey Grande operaron unidades mambisas, en los inicios de la guerra, pero se retiraron a Las Villas. Henry Reeve, extrema vanguardia de la invasión de 1875 a Las Villas, incursionó en las llanuras de Colón hasta su muerte en agosto de 1876. Pero la guerra no se estabilizó en Matanzas y no afectó la producción azucarera. 

Pero surgen nuevas preguntas ante una respuesta tan esquemática. La gran interrogante la abre Guantánamo. Importante centro de producción de azúcar y café, para los parámetros del oriente de la isla. La jurisdicción fue invadida, en 1871, por las fuerzas libertadoras bajo el mando de Máximo Gómez. Se daba por sentado que ingenios y cafetales había sido aniquilados y las dotaciones sublevadas.

Carlos Manuel de Céspedes, comentaba con satisfacción sobre: “…la destrucción de los cafetales e ingenios de Guantánamo por la invasión de Gómez.” [12] Muy pronto este líder varió de opinión respecto al éxito de la invasión.  El 7 de agosto de 1872 escribió en su diario personal: “Generalmente he oído tachar la campaña de Gómez en Guantánamo, diciendo que debió atacar primero los ingenios del llano en que cogía los españoles desprevenidos, y después pasara a los cafetales en las lomas, con lo que habría destruido toda la verdadera riqueza del enemigo.” [13]

La historia regional, con esa magia de encontrar nuevas preguntas, nos trae otra propuesta.   El historiador José Sánchez Guerra ofrece una interesante información. Los cafetales fueron profundamente afectados. En 1862 en los cafetales se encontraban 4 219 esclavos y en 1874 la cifra había descendido a 605. Sin embargo, la situación en los ingenios era diferente. Si en 1862 la cifra de esclavos en estos era de 2356, en 1874 ascendía a 2814. El número de esclavos se había acrecentado en casi quinientos individuos. [14]

El historiador Ladislao Guerra Valiente, en una investigación sobre el ferrocarril de Guantánamo, demostró que se produjo un incremento considerable en las ganancias durante la Guerra Grande.[15]El mismo autor plantea que esto fue producto del traslado de mercancías, principalmente azúcar, no de las fuerzas militares. Al concluir la guerra existía una importante deuda de la administración militar con los propietarios del ferrocarril. [16] Esto ocurrió pese a que Guantánamo luego de la invasión de Máximo Gómez en 1871 se vió plenamente envuelto en la vorágine de la guerra.

Esta continuación de la riqueza material tendría una réplica en la vida espiritual. En 1871 se establece una imprenta en la ciudad de Guantánamo y se edita el primer periódico local “El Eco de Guantánamo”. Mientras, el 15 de agosto de 1874, se funda el semanario “La Voz del Guaso” que luego se convierte en un diario. En un territorio asolado por la guerra y en ruina no se establecen empresas de ese tipo.

En la jurisdicción de Santiago de Cuba también hubo una enérgica reacción de los plantadores esclavistas, la cifra de esclavos en esta zona era significativa. Según la historiadora Olga Portuondo, en 1862, el 36.02 %, de la población de la jurisdicción de Santiago de Cuba era esclava. [17] El ejemplo que más se cita de reacción integrista en la zona son los cafetales de Brazo Cauto.  Allí los hacendados cafetaleros ofrecieron una seria resistencia al general mambí Thomas Jordán, en una incursión que realizó en 1869.

El general independentista Máximo Gómez, en su diario de campaña resume esta operación en estos términos: …el 22 (de julio) se atacó el campamento enemigo situado en el “Cafetal La Aurora” no fue posible tomarlo y tuvimos que retirarnos con bajas de consideración” [18] Aunque sin poder hacer un análisis sobre los integristas en la jurisdicción de Santiago de Cuba tenemos evidencia de que un grupo de ingenios azucareros de la zona, en 1873, estaban produciendo y mantenían parte de la dotación de esclavos. Incluso algunos de ellos se encontraban en territorio donde actuaban las fuerzas revolucionarias. Hasta ahora no se ha realizado o no se ha publicado un estudio sobre el integrismo en esa jurisdicción.

En Las Villas pese a la guerra la producción azucarera se mantuvo e incluso se suscitó un incremento. En la zafra de 1869, 70 y 71 produjeron más azúcar que las de 1863 a 1868. La producción de 1875, el año de la invasión de Máximo Gómez, fue la mayor desde 1863 a esa fecha. [19] ¿Por qué esta sorprendente realidad?

El gobierno español tomó diversas medidas represivas para evitar que los esclavos se sublevaran aprovechando el estallido revolucionario de 1868.  Por ejemplo, en Matanzas, en 1870, dislocaron destacamentos de fuerzas regulares en los ingenios. Sobre estos destacamentos el mando militar de esa región mantenía un constante control. Así el 17 de enero de 1870 el comandante general de Matanzas le escribió a su jefe de Estado Mayor: “Salgo a revistar los destacamentos de los ingenios. Regresaré mañana…”. [20] Las fuerzas regulares que operaban en los territorios en guerra mantenían una estrecha vigilancia sobre los ingenios. La represión y la vigilancia constante fue el factor fundamental que permitió que la esclavitud se mantuviera en la guerra de 1868. Pero otros factores influyeron como explicaremos en la segunda parte de este artículo.


[1] Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo Carlos Manuel de Céspedes Escritos  Editorial de Ciencias Sociales La Habana 1982  p. 117

[2] Ibídem, p. 124.

[3] Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo: Carlos Manuel de Céspedes. Escritos. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1974. T I. p p. 140.

[4] Enrique Collazo: Desde Yara hasta el Zanjón,  Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1967, p. 8.

[5] Nydia Sarabia: Ana Betancourt Agramonte, Editorial de CienciasSociales, La Habana, 1970, p. 214

[6] Rolando Rodríguez Raíces en el Tiempo Editorial Ciencias Sociales La Habana 2009 p. 129

[7] Manuel Moreno Fraginals, El ingenio, complejo económico social cubano del azúcar. Editorial de ciencias sociales, la Habana, 1968. T III, pp. 36 y 37.

[8]  Sarmiento Ramírez, Ismael, Cuba: Entre la opulencia y la pobreza Agualarga editores S.L. Sin año de publicación.  p. 51. 

[9] Diario de Secciones de cortes Congreso de los Diputados Legislatura de 1876 a 1877, Tomo V, Madrid Imprenta de la viuda e hijos de Antonio García  1877, Apéndice cuarto al 116.

[10] Ídem. 

[11] Ídem. 

[12] Ídem

[13] Portuondo del Prado, Fernando y Hortensia Pichardo Viñals, ob. Cit.  T 1,  p. 348.  

[14]  José Sánchez Guerra, El Azúcar en el valle de los ingenios guantanameros (1532-1899),  Editorial el Mar y la Montaña, Guantánamo, 2003,   p 35.

[15] Ladislao Guerra Valiente, “El ferrocarril de Guantánamo 1854 1905.” Editorial El Mar y la Montaña, Guantánamo, 2010, p. 46.

[16] Ídem, p. 49.

[17] Olga Portuondo Zúñiga, Santiago de Cuba desde su fundación hasta la guerra de los Diez Años. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1996, p. 207.

[18] Máximo Gómez, Diario de Campaña, Instituto del Libro, La Habana, 1968, pp 8 y 9.

[19] Manuel Moreno Fraginals, ob.cit. t III, pp. 59, 60.

[20] Servicio histórico militar Negociado de ultramar Documentación de Cuba, año1870. Meses marzo a diciembre documentos relacionados con mandos e informes, legajo 3, armario 9, tabla 14. Ponencia de ultramar 114. Documentos relacionados con mandos mes de enero del año 1870.

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