Creado en: mayo 31, 2021 a las 08:34 am.
La impronta romántica en el Polvo de alas de mariposa de José Martí

Si alguien alguna vez dudó de la importancia de Polvo de alas de mariposa dentro de la producción lírica de José Martí, dados la condición de ineditez del conjunto y el estado de plena elaboración en que quedaron determinados textos, los convencería el hecho de que este libro poético es digno de los más complejos temas que se tratan en sus poemarios canónicos. A los ya estudiados se unen el tratamiento del tema de la muerte que emana de estos versos, a veces con el tono augusto propio de Versos libres:
De levantarme acabo:
Acostarme quisiera:
¡Dadme pronto la cama
Donde no se despierta! [1]
La ciudad es grande, cierto,
Y rica y brillante, y bella, _
Y yo soy un hombre muerto,
Y mi sarcófago es ella.[2]
La vida que se vive como muerto viene a ser aquí la manifestación de la concepción dialéctica de la vida y la muerte de que hace gala la obra lírica de Martí, que tiene como base la interrelación entre ambos conceptos. “Al concebirlos en unidad Martí obvia las transiciones, insinúa los calcos, un concepto está continuamente convirtiéndose en el otro, y más, en muchas ocasiones un concepto es el otro,”[3] aunque es también en estos poemas, como dice Vitier, una “clemente amiga” o una “eterna madre invisible”.[4] Textos tan punzantes como los que hemos citado pueden venir acompañados de otros donde regresa a la idealización de la muerte, como en sus tempranos poemas escritos en España, México y Guatemala:
Oh qué hermoso será un muerto
Tendido en el paño azul
De los cielos – las estrellas
Por cirios – oh, que gran capilla ardiente![5]
Quizá la prueba de que este sea un poema en elaboración esté en que lo incluye íntegramente en su poema recogido en hojas sueltas “[El viento sopla – El viento septembral…]”[6] Este realce de la muerte se nos da por medio de una visión, recurso típico de su poesía. Otro asunto, ya tratado en el cuerpo del ensayo, entre otras importantes temáticas de que hace gala su lírica, es el de la noche como momento propicio para escribir poesía, manifestado en el poema “Surjo! – La noche llega…” [7] , y como el instante genuino para la llegada de la inspiración:
Me han dicho que la estrella
Que yo esperaba
Ha pasado de noche:
¡Una magnífica estrella blanca![8]
El tema del hombre del exilio que viene del tercer mundo también está presente aquí, con sus preocupaciones, sus cuestionamientos o sus certezas desgarradas, que no pueden ser los mismos del que escribe habiendo nacido en la metrópoli:
Dirán, puede ser que digan
Que estos efluvios de amor
Son de este, o aquel o esotro:
¡Vive Dios!
Decidme, oh mariposas de colores,
Deleites vagos, enramada en flores,
Luz astral, ramos de oro, olor de selva:
Decid: ¿Sois de Frankfort, o sois de Huelva?[9]
De enfermos no me digas,
Ni de moribundos:
Sino de tanto bravo sin ejército,
Sino de tanto muerto sin sepulcro![10]
El ancla está levada:
Queréis, gente de mar, saber cual deja
Rota la tierra, al levantarse, el ancla?
Bajad, oh marineros,
Al fondo de mi pecho.[11]
Aspectos estos de plena modernidad en la escritura martiana donde se funden auténticamente centro y periferia. Junto a los temas principales de su poesía en este poemario de transición cobra relevancia la naturaleza lírica de la mayoría de los poemas, o especialmente en ellos “el ámbito romántico de que en gran medida deriva su poesía”, según Francisco de Oraá. La pervivencia de elementos románticos aparece en textos como los siguientes:
Naturaleza mi desdicha sabe:-
Llueve: el oscuro cielo encapotado
Turbio en los hondos lagos se refleja:
Viento recio los árboles encorva,
Y como gimo yo, todo parece
Que como yo desesperado gime:-
Y por el mar plomizo, como féretros,
Lacias las velas, grandes barcos cruzan.[12]
En dicho poema se hace partícipe a la naturaleza de la situación dolorosa del poeta. Argumento que es cuestionado en el ejemplo que a continuación citamos:
Quema el sol; muere el césped, arde el llano;
Reluce el mar; ¡Dios mío!
¿Cómo en mitad del férvido verano
Siento yo tanto frío?[13]
En este poema, que curiosamente también se inicia con un arranque herediano, la naturaleza no es cómplice con el poeta, ni es un mero telón de fondo como convenía al primer romanticismo, sino está más cerca del segundo, aunque “rompe abruptamente la fascinación del paisaje para pintar su propio paisaje interior”.[14] Ocurre, pese al estertor romántico, la irrupción de la intimidad y la fuerza del poeta. En otro texto, en consonancia con el anterior, Martí parte de los patrones esgrimidos por aquel movimiento para ir hacia otra dirección, para cuestionarse el sentimiento romántico como pasión omniabarcadora puesta en tela de juicio, en punto de ironía y diferenciación de lo propiamente romántico:
Todo se va muriendo
A mi alrededor:
¿Es que se muere todo
O que me muero yo? [15]
Por si fuera poco, podemos afirmar que la presencia de arranques heredianos es un recurso expresivo que, además de estar presente en la lírica de formación y en la poesía de madurez del escritor, aparece en más de un texto de este Polvo de alas de mariposa, de insospechados valores dentro de la obra del poeta:[16]
Triste, impaciente, volador, lloroso,
En lágrimas la faz, la pluma inquieta:
El demonio del verso
Que está a la puerta![17]
En los diarios que leo,
En las nubes que cruzan,
En el aire invisible, mis errantes
Desconsolados ojos te dibujan
Y me cubro los ojos,
Como alivio a mi angustia, –
Y del fondo del alma te levantas,
Llorosa, inconsolable, eterna, augusta.[18]
La ciudad es grande, cierto,
Y rica, y brillante, y bella,-
Y yo soy un hombre muerto,
Y mi sarcófago es ella.[19]
Si duerme, que duerma,
Pues viva o dormida, o aún muerta
Para siempre la llevo en el alma.[20]
Si aludimos a la huella romántica en estos rotundos, y en su mayoría, eficaces poemas tampoco podemos obviar la impronta que Bécquer dejó en nuestro poeta, sobre todo en su concepción de la inspiración, que Ángel Esteban fundamenta de manera eficaz en su libro aquí citado sobre Bécquer y Martí;[21] y en “la conclusión de estrofas con una pregunta, como ocurre en los poemas “Cuanto pudo ser, ha sido”:[22] el diálogo (normalmente sobre la base de preguntas retóricas) intraversal o intraestrófico,[23] “en el comienzo anafórico de estrofas con introductores tipo “como”, “cuando”, etc.,”[24] apreciable en los textos “Como una enredadera”, “Como de entre malezas león dormido”, “Cuando le digo adiós” y “cuando viene el verso”; poemas con exclamaciones o finales conclusivos, que aseguran la atención “ al sentimiento que ha provocado el sobresalto o la idea de una acción acabada como en el texto “Mañana como un monte que derrumba”; así como la presencia en el poemario del tema de la apetencia y rechazo de lo erótico, movido por su desdén a la lascivia del amor físico. Este tema, que es casi una constante en sus poemas escritos por Martí en México y Guatemala puede encontrarse en los siguientes textos:
Este que voy enterrando
Es mi derecho a gozar:
No me lo despierte nadie,
Que es fuente de todo mal.[25]
Yo sé cómo cae un fardo
En tierra; yo lo he aprendido –
Viendo cómo mi espíritu gallardo
En mitad de un seno ¡ay! ha caído.[26]
Se concibe al placer como fuente de pecado en una forma ligera que a veces se convierte instantáneamente en grave, lo que tiene como base a la negación del amor terrenal, elemento romántico por excelencia. En el segundo texto de Polvo… citado, junto al rechazo de la lascivia del amor físico, se refleja el amor como sentimiento entronizado que decide el sentido de la vida y los fenómenos, ya sea correspondido, o cuestionador, como en este caso. La amada siempre es pretendida por el poeta, pero desea solo unirse a ella después de la muerte. “También hay lances moralistas respecto al placer. El verdadero amor y el placer están reñidos en varios poemas del escritor”.[27] Sin embargo Osmar Sánchez relaciona el rechazo del placer en Martí con la imagen que debía proyectar el poeta – libertador:
Para un sujeto con una encomienda como la suya, la práctica de la poesía, sin embargo, supuso dos grandes desventajas que la tornaron bastante incompatible con la instrumentación de aquel propósito político, según lo entendió el mismo. Una es la asociación de la escritura, y en particular de la poesía, con el placer; placer que el desea escamotear por considerarlo inapropiado en la imagen de un sujeto que intenta confundir la suya con la patria esclavizada:
Yo conozco el placer de la palabra pintada, y del palacio de los pensamientos, y de decir lo q [ue] se ha sentido o visto, de modo q [ue] haga bien al mundo, y lo sienta y lo vea. Pero eso es placer inferior, y deber inferior. C[uan]do todos sean libres y estén en vías de ser felices, entonces, si la vida entre el hombre ruin llega a tanto, será grato poner en lengua de bronce, que brille como oro, la verdad simple y fuerte de la vida a la sombra de aquellas. (O.C. t.21, 369)[28]
Dicha idea ya había aparecido en su poema “Síntesis”, publicado en 1875 en México:
I
Yo iría, sí – yo iría
A ese cuerpo gentil, pero ¿quién sabe
Si he de encontrar en él un alma fría?
¡Que ese fácil amor otro se lleve!-
Amar a un cuerpo es sepultarse en nieve.
Y en su otro poema titulado igualmente “Síntesis”, escrito en España:
-¿Qué me quieres? El brillo me lastima
De tus ardientes ojos encendidos!
-¿Qué me olvidas? Ya laten presurosos
Libres de la serpiente mis sentidos![29]
O en “Flor blanca”:
Y este noble amor: cuando tu boca
Buscara enferma el deseo de la mía,
Con ira de mi ser te apartaría:
Odio el amor que enciende y que provoca.
Te amo, porque no existe en ti la huella
De impuro ardor, ni el corazón te hiere
La costumbre de amor que en la doncella
Aventura infeliz a amor prefiere.
[···]
No más que el puro amor es bien eterno![30]
Ada Teja afirma al respecto que este es “uno de los temas medulares y recurrentes del poeta: una sensualidad y erotismo vivificantes y cantados, son luego rechazados por una pureza mística.”[31]
Entre los aspectos deudores del romanticismo en este poemario es útil recordar aquí, a manera de resumen, la relación de un poema de Polvo de alas de mariposa con un texto emblemático de la Avellaneda, ya referido en el capítulo V del presente libro. El poemario estudiado se encuentra abierto a lo mejor de la poesía del momento en que se concibió, a los ecos de la que vendría y a lo mejor que recibió de la herencia clásica[32] y romántica, de ahí su carácter experimental,[33] y es una de las pruebas fehacientes de que para él, como ha dicho Fina, la poesía fue un orbe abarcador de todas las realidades. Y desde su título y sus páginas nos da testimonio del vuelo que para Martí es la poesía, y de esos frutos encantados que de aquel han quedado. Por eso, pese a ser un libro en elaboración, merece el mayor interés de la crítica, pues a través de sus páginas volvemos a comprobar que Martí es, desde un estilo donde lo ecléctico no ahoga la unidad,[34] con todas sus letras, un poeta de la modernidad.
[1] José Martí. Polvo de alas de mariposa, p. 72. Adviértase el matiz irónico de esta composición.
[2] José Martí. Polvo de alas de mariposa, p. 95.
[3] Caridad Atencio. Génesis de la poesía de José Martí, Editorial Universitaria Estatal a distancia y Centro de Estudios Martianos, San José, 2005, p. 97.
[4] Cintio Vitier. “Los Versos libres” en Temas Martianos, primera serie, Biblioteca Nacional, Instituto Cubano del Libro, 1969, p. 156.
[5] José Martí. Polvo…, p. 94.
[6] José Martí. Obras Completas, Edición Crítica, T. 16, p. 248.
[7] Consúltense las páginas 96 y 97 del presente libro.
[8] José Martí. Polvo de alas de mariposa, p. 37.
[9] José Martí. Polvo…, p. 25.
[10] José Martí. Polvo…, p. 29.
[11]José Martí. Polvo…, p. 34. Véase al respecto cita comentada de Osmar Sánchez en la p. 190.
[12] José Martí. Polvo…, p. 90.
[13] José Martí. Polvo, p. 31.
[14] Luis Álvarez. Prólogo a Polvo de alas de mariposa, Ediciones Artex y Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1994, p. 17. Y en ello ve el ensayista una conexión con el poema “Niágara” de Heredia.
[15] José Martí. Polvo de alas de mariposa, p. 106. De este poema ha dicho Luis Álvarez que posee “Una entonación de copla desgarrada que antecede, en sobrecogedora concentración, los célebres cantares de Antonio Machado”. Interrogada por semejante confluencia los releí y encontré las siguientes conexiones estético – poéticas:
XLIV
Todo pasa y todo queda;
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
(p. 77)
XLV
Morir…?Caer como gota
de mar en el mar inmenso?
¿O ser lo que nunca he sido,
uno, sin sombra y sin sueños
un solitario que avanza
sin camino y sin espejo?
Se respira cierto eco en coplas de aliento filosófico como esta:
XLIII
Dices que nada se pierde
y acaso dices verdad,
pero todo lo perdemos
y todo nos perderá.
(p. 77)
O estas ,de resonancia martiana por la fe en la permanencia de su figura y su poesía ,que nos recuerdan los poemas de Polvo de alas de mariposa que se refieren a la confianza en el poder trascendente de su verso:
II
Cuando la tierra se trague
lo que se traga la tierra,
habrá mi recuerdo alzado
el ancla de la ribera.
(p. 88)
XCIV
- ¿Mas el arte?…
– Es puro fuego
Que es igual a pura vida,
Que es igual a puro juego.
Veréis el ascua encendida.
(p. 88)
Ver Antonio Machado. Tu voz amante. Editorial Gente Nueva, La Habana, 2009.
[16] Consúltese el concepto de arranque herediano esbozado por Fina García Marruz en la nota 156.
[17] El subrayado es mío. José Martí. Polvo..., p. 27.
[18] José Martí. Polvo, p. 56. El subrayado es mío.
[19] José Martí. Polvo… p. 95. El subrayado es mío.
[20] José Martí. Polvo… p. 48. El subrayado es mío.
[21] Véase el razonamiento del ensayista español en la nota 276 del presente libro.
[22] Cuanto pudo ser, ha sido
Qué me importa lo demás?
Si el aroma es todo mío
Del vaso qué se me da?
José Martí. Polvo… P. 57.
Todo se va muriendo
A mi alrededor
¿Es que se muere todo,
O que me muero yo?
p. 106.
¿Qué este canto mío
Es canto alemán?
Pues dime, aquellos besos que me diste
¿También allá se dan?
p. 97.
¿Qué niño recién puesto en blanca cuna
Qué mariposa azul habrá que lleve
A ti este amor más claro que la luna
Sobre un prado cubierto por la nieve?
p. 80.
[23] – “Decid: ¿Sois de Frankfort o, sois de Huelva?”
“Dirán, puede ser que digan”
p. 25.
– “ ¿Como en mitad del férvido verano
Siento yo tanto frío”
“Quema el sol, muere el césped…”
p. 31
– “El ancla está levada:
Queréis, gente de mar, saber cuál deja
Rota la tierra, al levantarse, el ancla?
Bajad, oh marineros
Al fondo de mi pecho.”
p. 34.
– Que de qué madera
Mi féretro has de hacer? Pues yo lo hiciera…”
p. 50.
– “Qué me pides? Lágrimas?
Yo te las daré”
p. 51
– “Magnífica doncella
Va, camino de abajo, cabalgando
En una mula ruin: que quién es ella?
Mi mente es la magnífica doncella.
p. 75
-“Y te apoyas en mi hombro, y me preguntas:
-¿Estás triste? ¿qué tienes?
– Si no me has dado un beso todavía.
¿Cómo he de estar alegre?
p. 101
– “De mis versos ¿qué me queda?
No te dirá yo quien soy,
Nadie lo sabe:
Yo voy
Como ola ardiente que rueda”.
p. 108.
[24] Ángel Esteban. La modernidad literaria de Bécquer a Martí, Impredisur, Granada, 1992, pp. 75, 76 y 262.
[25] José Martí. Polvo de alas de mariposa., p. 66 De este poema ha afirmado Ada Teja que en él Martí “siente el hechizo del amor no consumado, que se sustrae, de la renuncia del amor […] El poeta tiene conciencia del precio de su renuncia.” Ada Teja. Ob. cit, p. 169.
[26] José Martí. Polvo de alas de mariposa, p. 98.
[27] Caridad Atencio. Génesis de la poesía de José Martí, p. 124.
[28] Osmar Sánchez. “La «memoria de un guerrero»: José Martí, su escritura, su poesía. (Apuntes de trabajo). Revista de la Universidad Cristóbal Colón, 27 (2011), Veracruz, pp. 19 – 20.
[29] José Martí, Obras completas, Edición crítica, T. 15, p. 129.
[30] José Martí. “Flor blanca” Obras completas, Edición crítica, T. 15, p. 111.Otros poemas de formación donde se refleja el placer del cuerpo como lo demoníaco es:
- Bailemos, pues. Suavísima es la danza.-
Dulce al calor del tembloroso seno
Que estrecho contra mi; – flexible ondea
El talle de mi dama,
Como la fresca y amorosa grama
Al fecundante soplo de la brisa;-
Bella es la vida en mágico embeleso!-
A mí los del placer! – Una sonrisa! –
A mí las hijas del amor! – un beso!
A bailar a bailar ah! Ya no quiero
Verte lejos de mi: verte es mi vida! –
Deja, mujer, que en tus miradas beba
La fiebre del placer;- deja que estreche
Este nido de amor que me arrebata;-
Deja que aspire entre tus labios rojos
El almíbar sabroso que me anuncia
La languidez divina de tus ojos;-
Amemos y murámonos… ¿ qué es esto
Con que mis pies tropiezan? –
-Esto? Nada.
Resonó entonces cerca de mi nido
Lúgubre y cavernosa carcajada.
-Ya sabes qué es bailar: aquí ¿qué vemos?
Y mi demonio y yo nos enlazamos,-
Y ellos dijeron otra vez: – bailemos!
Y yo le dije una vez más: riamos!
“Fragmento”
Madrid, 1ro de enero 1872
José Martí. Obras completas, Edición crítica, Poesía III, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2007, pp. 23 – 24.
[31] Ada Teja. Ob. cit, p. 83. Véase, en este sentido, una manifestación del tema en su poema de madurez “Brazos fragantes”, perteneciente al Ismaelillo.
La pareja amor – muerte está secretamente ligada a una de las antítesis más marcadas y conflictivas de la poesía mariana: el amor y la sensualidad, la cual el poeta a veces asume con alegría y canta su poder vital, y otras veces rechaza […] Se contraponen por una parte un amor impuro, en que la sensualidad es sistemáticamente rechazada y se empoza; por otra parte un amor virtuoso y una sensualidad plenamente deseados y aceptados, donde ambos son liberadores y se realizan en una poesía luminosa que fluye en la armonía con el todo; aquí emerge todo el poder propulsor y de maravilla de la poesía martiana, correspondientemente, el amor es una batalla contra “lo bestial” o un “alzarse” en comunión con la amada y la naturaleza. Así la mujer está unida a la muerte y al renacer de la vida en la poesía de Martí. La apetencia de muerte en lo social está unida a lo político y al exilio, pero en lo más íntimo está muy ligada con el rechazo de la sensualidad. Ob. cit, pp. 162 – 163.
[32] Además del poema de Martí , que está intimamente relacionado con el “Cantar de los cantares” , en Polvo de alas de mariposa existe otro de celebración de la vida, como ocurre en los poemas antiguos griegos y latinos:
Al compás de los versos de Méleo
Se baila y se goza:
Al compás de los versos de Flámeo
Se sufre y se llora: –
Rompe, Flámeo, la copa cinérea:
Hinche, Méleo, la copa sonora.
José Martí. Ob. cit, p. 67.
[33] Lo transicional, experimental e inusitado de este poemario es definido por Luis Álvarez con las siguientes palabras:
Pienso que, muy al contrario, Polvo de alas de mariposa respondía a una necesidad de la época, y no solo a un capricho de Martí: y esa respuesta fue más honda y cabal que otras que el Modernismo adelantó, a partir de pergueñados autoengaños y curiosas importaciones […] Polvo […] adelantó una solución orgánica, derivada de arterias de la literatura en nuestra lengua, para uno de los aspectos urgidos de renovación en la lírica iberoamericana […] la revitalización extraordinaria que, a partir del modernismo y de la generalización del 98, se observó en el empleo de antiguas posibilidades de expresión, inovadas y esgrimidas, además – con una conciencia más reflexiva – por los grandes poetas de la generación del 27, todas esas transformaciones estilísticas que llegan hasta el presente, estaban siendo ensayadas por Martí en este poemario, de una manera no solo germinal y netamente predecesora, sino, sobre todo, brillante y desprovista de frivolidad.
Luis Álvarez. Prólogo a Polvo de alas de mariposa, Centro de Estudios Martianos y Artex, 1994, La Habana, pp. 19 y 21.
El fundamento a ese carácter experimental y transicional del libro también puede hallarse en el siguiente aserto:
Su nacimiento y formación en un país colonizado cuando el resto de los países del área había conseguido ya su independencia de España, y su establecimiento durante sus quince años finales – que son también los más intensos y maduros de su vida – en esa meca de la cultura moderna que es por entonces Nueva York, va a condicionar decisivamente la singularidad del proyecto creador de Martí en la medida en que lo van a situar a horcajadas entre dos tiempos que el resto de sus colegas latinoamericanos no pudieron vivir o no habían comenzado a vivir conscientemente: colonialismo remanente por una parte y el imperialismo incipiente por la otra. El resto, según intuyo, lo aportó su sensibilidad (ética, estética) y su sagacidad para actuar acorde con los requerimientos de esa novedosa encrucijada. Impelido de ejercer o promover su obra literaria en países latinoamericanos que habían obtenido su independencia política más de medio siglo antes, Martí fue a establecerse, para el ejercicio de esa obra, donde único halló terreno propicio en todo el continente , en Estados Unidos, o sea en las entrañas del monstruo. Sin embargo, más que eso, importa el movimiento, el tránsito que subyace a todas esas adquisiciones y apropiaciones, realizadas desde el centro por un pensador de la periferia y para beneficio de la periferia.
Osmar Sánchez Aguilera. Las martianas escrituras, Centro de Estudios Martianos y Oficina del Historiador, La Habana, 2011, pp. 23 – 24.
[34] Véase Ivan Schulman citado por Ángel Esteban. Ob cit, p. 88