Creado en: diciembre 13, 2023 a las 01:26 pm.
“Las preñadas” y un viaje a la sororidad
Juana sabe que no es solo ella. Se sienta y respira. Las contracciones son cada vez más fuertes. 37 semanas. El miedo y la inseguridad se le dibujan en la cara. Todavía no es tiempo. El niño, porque sabe que es niño, debería llegar en unos días. Un sudor frío recorre su cuerpo. Las contracciones persisten… Juana sabe que no es solo ella y que ella sola no puede. No debe. Respira. Llama a Carmela y emprende el viaje.
“Las preñadas” (Argentina, Brasil / 2022) es una historia de sororidad. Parte de la muestra oficial de la 44 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, este read movie (película de carretera) es contado desde el Sur en donde la clásica excursión por placer, pasa a ser una necesidad vital. Mantiene el desarrollo de los personajes como metáfora del viaje en la medida en que empeora esa odisea homérica en la que se encaminan para buscar algo tan básico como la atención médica.
La trama del filme, dirigido por Pedro Wallace, se centra en la historia de Juana y Carmela, dos mujeres embarazadas en un contexto de extrema pobreza y escases de recursos. Emprenden un viaje a pie desde un barrio periférico donde viven hasta hospitales de dos ciudades de la frontera Argentina y Brasil.
Según Wallace, “Las preñadas” fue filmada en Misiones, un escenario que permite mostrar en su real medida las condiciones precarias en las que viven las protagonistas de la historia, unido a un entorno social en el que abunda la falta de solidaridad y empatía del resto de las personas y la desidia del sistema, situación que lleva a Juana y a Carmela a replantear sus propios vínculos.
Lo que podría ser en algunos momentos una historia lineal desde el guion, con escenas extremadamente largas y cansonas, cuyo objetivo es generar tensión en el espectador, es salvada por la excelente interpretación de Ailín Salas y Marina Merlino.
Ambas mujeres “preñadas”, como si se tratase de un animal que pueden parir en cualquier lugar y contexto, son víctimas de la situación social de las comunidades intrincadas de Argentina donde el paro de los médicos no cree en moribundos ni enfermos. Bajo los hirientes rayos solares y piernas hinchadas por los avanzados embarazos, las mujeres se meten en terrenos selváticos y cruzan la frontera para intentarlo nuevamente del lado brasileño.
Los planos se centran en visibilizar los rostros de desasosiego de ambas mujeres, a la par del esplendor del paisaje de Misiones; una licencia poética, como explicó Pedro Wallace, para integrar al fresco general del relato como singular contrapunto de aquellos que, con más crudeza, cuentan las condiciones inaceptables de la salud pública en un lugar que parece estar fuera del radar de las políticas públicas de dos países limítrofes.
La actitud de resistencia que ellas van asumiendo en ese entorno que se vuelve cada vez más hostil, está inspirada, según declaró el director, en un caso ocurrido en Salta, lugar donde él vivió muchos años. Esa cercanía al tema del director refuerza la trama y los argumentos de la historia. Los hombres con los que conviven Juana y Carmela–como suele suceder en ambientes machistas– se esfuman de la escena, y cuando aparecen son indiferentes o directamente agresivos.
Basta un relato de menos de 24 horas para hacer una panorámica de una caótica situación social, en donde las mujeres son el eslabón más débil, las desfavorecidas, sometidas a un ciclo de violencia que comienza en el hogar y se extiende hasta el sistema de salud que desprecia a aquellos sin recursos y los deja a merced de la suerte.
Parir sola, lo que en un primer momento no era una opción, quedó como única solución al conflicto. Pero, como solo la sororidad es capaz de atenuar los golpes de la desidia institucional, la pobreza y la escasez de empatía, esta vez, no estaba sola: las manos de Juana sostenían con fuerzas a las de Carmela hasta que se escucha el llanto del niño.