Creado en: marzo 15, 2021 a las 07:55 am.

María Elena Llana: Opiniones y expectativas a los 60 años de la UNEAC

Profusamente publicada por Ediciones Unión y una de las narradoras más importantes del país después de 1959, María Elena Llana es autora del emblemático libro Casas del Vedado que rompió, en su época (década del 70), con el canon imperante entonces.

A ella nos acercamos en ocasión del Aniversario 60 de la UNEAC para presentarle un cuestionario que respondió gustosa y que sometemos ahora a consideración de nuestros lectores.

¿Cuáles eran tus expectativas cuando ingresaste en la UNEAC? ¿En qué año lo hiciste?

No tenía otra expectativa que pertenecer a la institución que me atraía por mis inclinaciones vocacionales y a la cual, aunque no fui fundadora, estuve vinculada como periodista, desde sus inicios.

E incluso antes, cuando Fidel anunció su creación en el discurso conocido como “Palabras a los intelectuales” –que incluye un amplio programa fundacional–, pues cubrí esa reunión en la Biblioteca Nacional, como reportera de “Radio Reloj”.

Resulta significativo que la Unión se haya creado en 1961,  justo el año en el cual Cuba derrotó  una invasión armada –Playa Girón–, fraguada en Washington y el país se declaró “territorio libre de analfabetismo”, dos hechos inéditos en el Continente.

Aunque publiqué por primera vez en 1965, sólo  después de un segundo libro, solicité mi ingreso, ya en los años ochenta.

¿Cuáles son en tu opinión las fortalezas y debilidades de esta organización?

En sentido general, la vida de una institución u organización no es algo homogéneo a través del tiempo. En las distintas etapas de la UNEAC ha habido aciertos y desaciertos y lo positivo será siempre su demostrada voluntad de rectificar.

En la actualidad lo más importante sería mantenerse alertas para impedir el anquilosamiento que amenaza a todo lo que desafía al tiempo.

No obstante, el hecho de que sus filas se han ido nutriendo de gente joven ya garantiza las corrientes vivificadoras; es decir, las mejores esencias del relevo generacional cuyos valores tampoco son homogéneos.

¿Cómo valorarías estos 60 años de vida de la UNEAC?

Como positivos en línea general, teniendo en cuenta que la conciencia colectiva que anima sus filas se nutre de individualidades más específicas que las de cualquier otro sector. 

FOTO BANNER 60 AÑOS UNEAC

¿Qué importancia  le concedes a que existan instituciones para la vida cultural del país?

Mucha,  porque  más que espacios de exposición y debate  –que ojalá los usaran sólo quienes tienen algo que exponer o  debatir–, son estímulo para los que empiezan, ventanas contra la invisibilización, lizas para demostrar aptitudes e impedir arbitrariedades. Y foros de reafirmación  ideológica.

¿Cuáles serían a tu entender las líneas de trabajo de la UNEAC para los próximos años?

Por ahora dedico las neuronas que me quedan sanas a tratar de escapármele a la pandemia. Además, confío  esa  labor a su directiva y al consejo nacional que la asiste, integrado por personalidades de nuestra cultura.

Mis recomendaciones serían más bien en el aspecto humano: cuidar que  la UNEAC siga  siendo el vínculo fraterno, la confluencia de propósitos y afinidades que alentó su creación en 1961,  el mismo año de la victoria de Girón y del triunfo sobre el analfabetismo.        

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *