Creado en: noviembre 20, 2023 a las 08:46 am.
Natalia Bolívar: La Bruja Mayor
A Natalia Bolívar Aróstegui le decían La Bruja en el Buró de Investigaciones. Se ganó el título por el manojo de collares y resguardos que llevaba. Fue la presa número 24 mil 837 y la cogieron por pertenecer al Directorio Revolucionario. De las torturas la salvó precisamente un colgante de Oggún con Ochosi.
Esa es una de las reencarnaciones de Natalia. A la lucha insurreccional llegó sabiendo manejar y engrasar armas. Entonces, escondió proclamas en el cajón de su guitarra clásica y desde Mujeres Oposicionistas Unidas ayudó a los presos políticos.
La autora de Los Orishas en Cuba nos dejó físicamente este 19 de noviembre pero la cultura nacional la revivirá por siempre. Descendiente del Libertador Simón Bolívar y del primero en introducir barcos negreros autorizados por España, Natalia se convirtió en una de las principales estudiosas de la cultura afrocubana.
Así se consolidó como una investigadora que heredó las fábulas, los cantos y el surrealismo de Isabel Cantero, Chicha, su nana negra. Además, fue discípula de la etnóloga Lydia Cabrera, quien la impulsó en el estudio de las religiones.
Según la poeta y Premio Nacional de Literatura, Nancy Morejón, ella pudo hacer una nomenclatura de esos sistemas religiosos porque tuvo la capacidad de confrontar esos mundos. “Fue alguien que buscó sus raíces porque creyó en todo y en su identidad”.
Después del 1ro de enero de 1959, intervino el Museo Nacional de Bellas Artes con los escultores Roberto Estopiñán y Eugenio Rodríguez. Como subdirectora de esa institución y gestora cultural tuvo a su cargo las colecciones de la familia Gómez Mena, Julio Lobo, el conde Lagunillas y la condesa de Revilla Camargo.
Del querido Eusebio Leal, guardará la cultura de la Isla estas palabras para Natalia: “Su nombre está escrito con el de esos grandes etnólogos y estudiosos cubanos que han logrado realizar una cosa muy hermosa que es unir a Cuba, unirla en la interpretación de sus misterios. Natalia es una intérprete de todo eso, no solamente porque lo dice sino porque lo cuenta y lo sabe decir con esa sencillez”.
Natalia Bolívar limpió tumbas de cementerio, dio baqueta a la salida del Túnel de La Habana, trabajó en una fábrica de blúmeres del Ministerio de Comercio Interior e incluso fue traductora durante la Zafra de los Diez Millones.
Esas son otras vidas de la etnóloga, que también es pintora y adorna sus diarios con tinta china y acuarela. El ensayista Reynaldo González le acuñó un título que la define perfectamente: Natalia Bolívar es la Bruja Mayor.