Creado en: mayo 14, 2023 a las 04:31 pm.

Otra vez nuestra historia, desde la mirada de Gloria Rolando

Por Adalys Pérez

Con el estrenado el pasado día 11 en el Cine 23 y 12, la documentalista Gloria Rolando acaba de añadir un nuevo y plural capítulo a la serie Historia e imágenes de nuestra gente que iniciara en 1991, con el propósito de desarrollar temas vinculados fundamentalmente con la experiencia afrocubana.

Hermanas de corazón es el título de la miniserie integrada por tres largometrajes acerca del vínculo que, desde su fundación a cargo de una oriunda de Santiago de Cuba, sostuvo con nuestro país la congregación religiosa Hermanas Oblatas de la Providencia, primera integrada por monjas negras en los Estados Unidos, quienes entre 1900 y 1961 -año en el que regresaron a su sede en Baltimore- crearon varias escuelas para niñas y jóvenes afrodescendientes en cuatro provincias de la Mayor de las Antillas.

“En algunas bibliografías me di cuenta de que había un dolor. Un dolor y una injusticia a la hora de contar esta historia: Fidel Castro llegó, cerró las escuelas y ya. Todo se acabó.

Eso no fue tan así. Ese fue un momento del año 61 en el que vemos en los periódicos que Cuba se está defendiendo. Era el momento de Girón, de la Alfabetización, de aquellos curas falangistas. Fue un momento difícil, de enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado”, afirmó en vísperas del estreno la también autora de documentales como los de la trilogía 1912. Voces para un silencio (2010-2013); Reembarque (2014) y Diálogo con mi abuela (2016), por sólo mencionar los más recientes dentro de su filmografía.

“En la actualidad nadie sabe qué hubo tiempo atrás en esos inmuebles. Es como un borrar de la memoria y hay que ocuparse de eso. Estamos hablando del patrimonio de la nación, de su historia”, enfatizó.

Hasta el estreno han transcurrido ocho años desde que la cineasta comenzara a trabajar, inicialmente en solitario, en la que sería la más accidentada de sus producciones, con rodajes en Baltimore, La Habana, Cárdenas, Camagüey y Santiago de Cuba. Una posterior colaboración del ICAIC, junto a las de otras instituciones y personas, le permitieron soslayar numerosos obstáculos, entre ellos la pandemia de Covid-19.

El Colegio San José, se titula el primer capítulo de la miniserie, con testimonios de quienes allí estudiaron en la ciudad de Cárdenas; Las novias de Dios, el segundo, con entrevistas a algunas de aquellas monjas y exalumnas suyas en las otras provincias.

“El tercer capítulo que se llama Ángeles de la memoria es una forma que encontré de incorporar a los ángeles para que fueran los que contaran. ¿Por qué? Porque son supuestamente los ángeles negros los que guardan las memorias de los negros de este mundo. Eso se repite en varias ocasiones.

Trata sobre el racismo y está dedicado a Haydée Arteaga, la Señora de los Cuentos, una excelente narradora a la que escuché mucho. Este capítulo es para contar, alguien está contando y los que están contando son, precisamente, esos ángeles que guardan la memoria. Haydée no está presente en el documental, es una referencia a una manera de decir, de narrar, de descubrir historias; lo que yo llamo historias e imágenes de nuestra gente”, explicó la cineasta.

La música, manifestación en la que Gloria Rolando tuvo una formación académica, vuelve a desempeñar un rol fundamental en estos materiales, con la participación de Tony Ávila, Emilio Núñez, Magaly Rolando y el Grupo Vocal Baobab.

Otro Gran Premio Caracol de la UNEAC ha sumado a la trayectoria y prestigio de la realizadora, miembro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos, el primer capítulo de esta miniserie documental, en la que muchos reconocen un alto grado de madurez profesional, junto a esa delicada espiritualidad y vocación martiana que
siempre la caracterizan.

“He estudiado mucho a Martí, la religión y la espiritualidad porque este es un país de gran espiritualidad y sin esa espiritualidad no caminamos. Es muy importante rescatar esos valores; rescatar la piedad, la mirada hacia los pobres. Rescatar esa dignidad de levantar la frente, pero sin olvidar a los otros”.

(Tomado de Cubarte)

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