Creado en: marzo 23, 2024 a las 03:24 pm.

Sacha, la voluntad de ser cubano

Foto: Rafael Martínez Áreas

Por Luis Carlos Frómeta Agüero

Francisco López Álvarez (Sacha) es manzanillero desde que nació, en 1950. Creció con el arrullo de la música, el circo, teatro, los filmes y la literatura de la época, que le cimentaron la herencia cultural.

A los 11 años de edad, con un farol y una cartilla, se incorporó a la Campaña de Alfabetización en la Sierra Maestra, y luego en su natal ciudad. Con el paso del tiempo, llegó a la Universidad de Oriente y egresó como Licenciado en Letras.

Sin proponérselo, crecieron sus dotes de narrador, ensayista y profesor, de especialista en Teatrología y escritor de fina prosa. Cada año suele vérsele en habituales recorridos por la Feria internacional del libro de La Habana, cuyos organizadores le dedicaron la edición 32, junto a la intelectual cubana Isabel Monal.

Precisa que los resultados de la política educativa en nuestro país fueron profetizados por su principal propulsor, Fidel Castro Ruz, quien desde Palabras a los intelectuales, en 1961, percibió que los grandes cambios en nuestra cultura los generaría la propia Revolución.

A su juicio, el texto progresa hacia el respeto a la honestidad intelectual, hacia el trabajo profesional, la creación del arte y la literatura, en un clima de comprensión, confianza y libertad expresiva.

“Hemos crecido como pueblo y nación, sin desviarnos de los principios establecidos por los fundadores de la nación cubana, desde Céspedes a Fidel”, dijo.

“La cultura cubana es inclusiva, popular, moderna y contemporánea, los artistas y escritores más jóvenes participan de ella sin discriminaciones. Palabras… sigue siendo un texto valioso, de consulta, contiene en sí muchas inquietudes y claves del futuro.

“Ahora se trata de conquistar nuevos espacios para estas ideas, de complejizar el arte y la literatura que realizamos, de volver una y otra vez sobre la integración del público, sobre su educación cultural y la necesidad de su presencia. El arte está en la creación de quienes lo realizan y en la intensidad de quienes lo reciben”.

Sacha, como le conocen, ocupó diversas responsabilidades: presidente de la Asociación de Escritores de la Uneac, subdirector y fundador del Taller de formación literaria Onelio Jorge Cardoso, profesor de la Escuela Internacional de Cine y Televisión, director de la revista Letras Cubanas y del programa televisivo Universidad para todos…

Su producción literaria abarca más de una docena de títulos, entre ellos El cumpleaños del fuego (1986,1990), Descubrimiento del azul y La división de las aguas (1987), Análisis de la ternura (1988), La nueva cuentística cubana (1994), Pastel flamante (2006), Variaciones al arte de la fuga (2011), Prisionero del Rock and Roll (2017)…

-¿Premios?

Finalista del Premio Casa de las Américas, con Análisis de la ternura (1984), El Caimán Barbudo (1986), Abril (1987), La Rosa Blanca con Descubrimiento del azul (1988), Razón de ser de la Fundación Alejo Carpentier (1993), Premio de la Crítica Literaria con el libro El que va con la luz (2017).

Su más reciente volumen, Voy a escribir la eternidad, premio Alejo Carpentier de Novela (2023) refiere en su nota editorial, el arraigo característico al terruño:

“La ciudad de Manzanillo es el gran escenario, pero a la vez personaje que vive y respira mediante su singular historia, su gente, casas, calles, bares, cafés, talleres, parques, imprentas, periódicos, tradiciones, costumbres…

“Todo fluye aquí, envuelto en un velo de remembranzas y nostalgias que conmueve e incita a compartir sentimentalmente lo que se cuenta. La Habana no escapa al juego calidoscópico de la memoria, en que el autor, de igual forma, hace gala de maestría narrativa y una cultura ecuménica, alimentada por el estudio y una existencia agitada, intensa, con luces y sombras, con aciertos y fracasos, con fe o sin ella, pero siempre con franqueza desgarradora”.

Refieren sus más allegados que Sacha es el más musical de nuestros escritores, por su apego a este arte y pasión por Los Beatles. Disfruta el diálogo fraterno, a veces controversial, sobre su quehacer literario o cualquier tema de la historia, el arte, la literatura, el teatro, el cine, el magisterio y la contemporaneidad insular.

Para Sacha, como Don Fernando Ortiz dijo: “Ser cubano implica una voluntad, un acto de conciencia y al mismo tiempo un acto de identificación con la historia de esta nación y su cultura”.

Gracias por estar en Granma.

(Tomado del Periódico La Demajagua)

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