Creado en: diciembre 26, 2022 a las 11:19 am.

Un año de amor danzante

Foto: Obra Minotauro, de Cosme Proenza, fallecido el pasado septiembre

Por Laura Mercedes Giráldez 

El cubano –aunque alguno lo niegue– tiene en sus raíces un ritmo que le hace mover «el esqueleto». En la cadencia de las mujeres al caminar, en el paso acelerado de quien va tarde hacia su destino, en el tumba’o del guapo, en la elegancia de los bailarines y en el goce de los bailadores se puede distinguir a los nacidos en esta tierra.

Así, poblado de multiplicidad de poéticas interpretativas y estilísticas, sincrético, el diverso panorama danzario cubano se mueve explorando nuevos caminos y formas de hacer para llevar su arte hacia los distintos públicos. Ese es, sin dudas, uno de los principales derroteros hacia los que se ha inclinado la manifestación en 2022.   

En este año, la danza en la Mayor de las Antillas descorrió sus cortinas con un programa concierto devenido performance audiovisual, bajo la dirección artística de Viengsay Valdés, directora general del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y la dirección fílmica de Yeandro Tamayo, transmitido por el canal Cubavisión.

La pluralidad en las maneras de asumir la danza fue una de las particularidades que distinguió la cita más importante del ámbito en nuestro país en este año. El 27 Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso regresó tras el impase de la pandemia.

En esta oportunidad, presidido por primera vez por Viengsay Valdés desde que asumiera la dirección del BNC, los artistas no solo brillaron en los teatros de la capital, sino que también llegaron hasta las provincias de Matanzas, Cienfuegos y Pinar del Río, lo que fue para el público, en el territorio dañado por Ian, una muestra del efecto sanador del arte.

La Isla acunó en sus tablas a las más prestigiosas figuras de dentro y fuera del patio, quienes festejaron los 79 años del debut de la Prima Ballerina Assoluta en el rol cumbre del ballet romántico, Giselle, fecha que coincidía con los 25 años del estreno de la Valdés en ese personaje.

Otros eventos demostraron la viveza de la danza: el 26 Festival Internacional de Danza en Paisajes Urbanos Habana Vieja Ciudad en Movimiento; la jornada 30+1 Toda la danza, por los 31 años del Ballet Folklórico de Camagüey, de referencia en nuestra cultura; el V Festival Internacional de Bailes Populares y de Salón de Cuba 2022; el III Festival Internacional Virtual del conjunto folclórico Camagua, que defiende las identidades nacionales frente a las tendencias colonizadoras.

En diciembre arribó a sus 55 años la primera compañía de ballet clásico creada tras el triunfo de la Revolución, el Ballet de Camagüey, cuyos bailarines no creen en fronteras geográficas, y son, por derecho propio, símbolo de nuestro quehacer danzario.

Por otra parte, el Teatro Nacional vibró con Aquel amor brujo, del Ballet Español de Cuba, bajo la dirección general del coreógrafo y primer bailarín, Eduardo Veitía, que tuvo como invitados a Chelo Pantoja, cantaora española, y a la Orquesta Sinfónica Nacional.

También en ese escenario, Danza Contemporánea de Cuba (DCC) estrenó El canto del amor triunfante, coreografía de Ewa Wycichowska. Se disfrutó de otras puestas en escena de diversos grupos, para quienes, amalgamando tradición y modernidad, coreógrafos cubanos y extranjeros crearon obras e hicieron versiones de grandes clásicos a la medida de nuestras compañías. De esta forma primó, en 2022, un espíritu clásico, neoclásico y contemporáneo. La danza cubana vivió en este periodo una suerte de expansión.

No faltaron las presentaciones internacionales de grupos reconocidos como Lizt Alfonso Dance Cuba, Acosta Danza y Mal paso.

Nuestra agrupación insigne, el BNC, recibió la condición Centenario de la feu, organización con la cual Alicia tuviese un especial vínculo tras la función de desagravio que sirviera de respuesta ante la agresión de la tiranía batistiana.  

El Premio Nacional le fue conferido a un creador todoterreno, que ingresó como jefe de escena bajo la dirección de Ramiro Guerra y terminó diseñando toda la producción de la hoy DCC durante unos 50 años. Con una obra de alrededor de 178 trabajos para unos 70 coreógrafos, Eduardo Arrocha –Carbono 14, The best, como se le conoce– es un artista transgresor, tal como ha sido esta etapa para la danza. 

(Tomado de Granma)

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