Creado en: octubre 29, 2022 a las 10:27 am.

Otra noche de trova y pleitesía tuvo la fundación Nicolás Guillén la noche 27 del mes en el municipio de Morón, en Ciego de Ávila.

El clima ayudaba con sus bondades y una atmósfera cargada de octubre, de flores y mar.

Había bastante público en el espacio cultural.

Ya sobre los acordes previos a la clausura del festival Guillén entre nosotros 2022, la noche se presentó con la tan gustada peña-tertulia-encuentro familiar, Estoy poniendo la hamaca.

270 invitados de diferentes esferas de nuestra sociedad se han sentado a dialogar sobre este símbolo de cubanidad y gallardía, para ser entrevistados por el anfitrión del espacio y presidente de la fundación en el municipio, el historiador Larry Morales Rodríguez.

Recuerdo ahora mismo a Miguel Barnet en ese sitial, a Javier Sotomayor, y a tantos otros.

La celebración de los 120 años del natalicio del Poeta nacional, de los 20 años de labor de esta organización cultural con sede en Morón, fue el momento ideal para que el invitado 271 fuese el propio Larry Morales.

Con la interpretación en la trompeta de Dayron Oney Peña, miembro de la filial de música y de la agrupación jazzista La Familia, el himno nacional se escuchó más potente y hermoso que siempre. También, la voz rebelde de Yuleidy Zurita declamando, como a una sola voz, lo que sentíamos entre tanta nocturnidad, junto a la bandera erguida por Céspedes en el inicio de las gestas independentistas, a una altura colosal, fue más que impresionante.

Así, Ileana Núñez Morales condujo la tertulia y dio paso a las preguntas directas al corazón del entrevistado.

Todo fluyó de manera cabal y concisa.

Todo fue del mar, la poesía y la buena canción.

Rememoramos los años fundacionales de este recinto y de los avatares que su asentamiento en los libros legales sufrió en aquellos tiempos. Supimos de la magia que el espacio a legado a todo el que pasa por ahí. Y de las cosas alegres que han ido sucediendo a lo largo de estos 20 años. Supimos que es como una locura hermosa, de las que curan, el hecho de convertir una casa familiar en una casa de todos y para el bien de todos.

Único en el mundo.

Entre bloque y bloque de preguntas, las canciones interpretadas por Lázaro Rojas, Alain Poveda y nuestro miembro Belarmino Quiñonez, hicieron gala de sus talentos y llegaron a lo profundo del gusto de los presentes.

Las cosas iban sucediendo al son del mejor de los homenajes.

Y llegó el momento en que la Dirección Municipal de Educación ofreciera un reconocimiento a la Fundación por estos 20 años de trabajo en función del mejoramiento humano, de entrega y compromiso con el futuro.

También el Comité provincial de la Uneac, en manos de su presidente Alberto Fernández Pena, entregó diploma que destaca la labor imprescindible y comprometida que la Fundación ha mantenido indeteniblemente.

Momento también para reconocer, en ausencia temporal de Lina Leyva, su imprescindible acompañamiento a cada una de las actividades de la sede, a su carisma y sentido de pertenencia con la cultura y la literatura. Su entrega personal a fondo, sin medida ni límites, a todo lo que sea unir y fundar.

La noche fue llegando al límite de sus horas. Y fue bregando en las aguas del 28 de octubre, día “triste y luminoso” para la nación cubana, como dijera el Che. Se recuerda a Camilo Cienfuegos en el 63 aniversario de su desaparición física.

Estoy poniendo la hamaca, sigue siendo el espacio familiar de colocar el arte y el cuerpo en función del desarrollo cultural del territorio. Se celebró, de manera total, el encuentro con lo bello.

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