Creado en: agosto 13, 2022 a las 02:32 pm.

Fidel Castro Ruz: Líder Histórico de la «Revolución de los Girasoles»

No mueren los que a la patria […] hicieron bien.
José Martí

Esta crónica, dedicada a evocar la sagrada memoria del Comandante Fidel Castro Ruz (1926-2016), en el aniversario 96 de su natalicio, solo refleja mi percepción objetivo-subjetiva acerca de la personalidad más carismática y controvertida del fenecido siglo XX y de lo que va del XXI, venerada por los que aman y construyen y vituperada por los que odian y destruyen.

De acuerdo con la filosofía oriental, madre de la sabiduría y la espiritualidad, entre el maestro y el discípulo se establece una sólida relación afectivo-espiritual. En consecuencia, el discípulo debe enaltecer a su maestro en todo momento u ocasión. En la medida en que mis humildes posibilidades me lo permitan, trataré de honrar a uno de mis grandes maestros, que no solo me enseñara el arte de la oratoria, sino también a amar la historia y la cultura cubanas, así como nuestras raíces hispano-africanas y nuestra identidad caribeña y latinoamericana.

Por Radio Reloj supe que el 26 de julio de 1953 un grupo de combatientes revolucionarios, comandados por un joven abogado, habían asaltado el Cuartel «Moncada», principal fortaleza militar de la dictadura batistiana en Santiago de Cuba, declarada «Ciudad Heroína», luego del triunfo de las armas rebeldes el 1 de enero de 1959.

Después de los sangrientos sucesos relacionados con el asalto al «Moncada» y la vibrante defensa del jurista Fidel Castro Ruz, conocida como La Historia me Absolverá, perdí el contacto con quien, años más tarde, se convertiría no solo en Comandante en Jefe del glorioso Ejército Rebelde, sino también en pesadilla para los tiranos de Nuestra América. Y en espina clavada en la garganta del monstruo imperialista, que devora hombres y pueblos, así como en azote para la mafia miamense que sueña con derrocar a la indestructible «Revolución de los Girasoles», como la calificara la Heroína del Moncada y la Sierra, Haydee Santamaría Cuadrado (1923-1980).

 ¿En qué momento comenzó la relación maestro-discípulo entre Fidel y yo?  Comenzó cuando, en mis ya lejanos años mozos, cayó en mis manos un ejemplar mimeografiado de su alegato La Historia me Absolverá, distribuido clandestinamente entre los estudiantes de la Escuela Normal para Maestros de Santa Clara, donde cursé estudios durante mi adolescencia.

La lectura de ese valioso testimonio sociopolítico no solo acarició mi intelecto y mi espíritu juveniles, sino también despertó en mí el amor a la palabra, tanto escrita como hablada. A partir de ese momento, la oratoria fidelista se convierte en un paradigma, que me sirve de contexto referencial en el ejercicio del magisterio, la ciencia del espíritu, la crítica artístico-literaria y el periodismo.

Los discursos de Fidel que llegan al centro mismo de mi yo son aquellos en que se sintetiza y percibe todo lo mejor y más puro de su pensamiento ético-humanista, que no admite encasillamiento doctrinal alguno, porque es libre como el viento y como el vuelo de las aves.

No existe la más mínima duda de que Fidel fue, es y será un gran estratega militar, que ganó batallas dentro de nuestra geografía insular y fuera de ella, pero con su encendida oratoria conquistó el corazón de los pobres de la tierra, con quienes su suerte quiso echar y a cuya defensa se entregara hasta el último aliento.

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