Creado en: abril 18, 2022 a las 08:07 am.
La hora novena: estreno mundial del Ballet Nacional de Cuba
Los jóvenes son […] el imprescindible relevo
Alicia Alonso
La hora novena, con coreografía de la artista inglesa Gemma Bond, es el título del estreno mundial que el Ballet Nacional de Cuba (BNC), Patrimonio Cultural de la Nación, jerarquizado por la primera bailarina Viengsay Valdés, lleva a la sala «Avellaneda» del Teatro Nacional durante dos fines de semana, para regocijo de los fieles amantes del «arte de las puntas».
El programa artístico incluye, además, la reposición de las obras Sinfonía para nueve hombres, con coreografía del artista estadounidense James Kelly, y La forma del rojo, con coreografía de la artista insular Ely Regina Hernández.
La coreógrafa británica, quien viajó a La Habana para ultimar los detalles del montaje, junto a la maître Linnet González Lí, declaró a la prensa especializada que la emblemática compañía cubana tiene una marcada presencia en la historia del ballet universal, y para ella constituye un placer inefable trabajar juntos por primera vez.
La hora novena es una obra de carácter abstracto, donde intervienen 5 parejas de bailarines, quienes enfrentan la exigencia de romper con el clasicismo del ballet y ser capaces de trasmitir emociones y sentimientos, por encima de la perfección técnica.
La coreografía incluye selecciones de La pasión según Mateo, del eminente músico y compositor Juan Sebastián Bach, interpretada in vivo por solistas líricos, coros, y el acompañamiento musical de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana «Alicia Alonso», dirigida —en esta ocasión— por la maestra Idalgel Marquetti.
Los balletómanos cubanos y extranjeros pudieron apreciar la excelencia profesional y la integralidad artística de las 5 parejas de bailarines, quienes siguieron —al pie de la letra— las orientaciones formuladas por Gemma Bond; en consecuencia, lograron con indiscutible acierto desembarazarse momentáneamente de la formación clásica que recibieran en la emblemática Escuela Cubana de Ballet, liberar las emociones, sentimientos u otros estados subjetivos del yo, para quesalieran al exterior e influyeran en la sensibilidad y espiritualidad del auditorio, y eliminar —enapariencia— cualquier vestigio de perfección técnica.
De acuerdo con la prima ballerina assoluta Alicia Alonso (1920-2019), «la danza es un arte en que tradición y renovación son dos categorías ineludibles para su desarrollo y grandeza».1 En opinión de este cronista, los jóvenes intérpretes llevaron a la praxis dancística las valiosas enseñanzas legadas a la humanidad por la eximia ballerina.
Por otra parte, el carisma y el talento que, en el proscenio y fuera de él, identifican a los bisoños bailarines del BNC se expresa —con marcada nitidez— en su proyección escénica; condiciones psicológicas y espirituales que les facilitaron alcanzar la plenitud artístico-profesional. 2
Es un hecho inobjetable que la bien ganada fama que caracteriza a los integrantes de una de las mejores compañías danzarias del orbe, trasciende —con creces— las fronteras geográficas insulares; entre otras virtudes, por la maestría y cubanía que demuestran en cualquier coliseo local o foráneo, en el dominio de la técnica académica, en el conocimiento del estilo en que se sustentan las obras llevadas a las tablas, en la comprensión racional y emocional de la dramaturgia, en la interpretación teatral, y en la forma sui generis en que convierten en emociones y sentimientos los movimientos corporales en que se estructura el arte danzario en general, y el ballet contemporáneo en particular.
Nota
- Alicia Alonso. «Lo que esperamos de los jóvenes». En: Diálogos con la danza. La Habana: Editorial Letras Cubanas, 2010: [p. 74].
- Ibídem: p. 75.