Creado en: noviembre 16, 2021 a las 11:43 am.

Singular Anaquel matancero

Centrado en la realidad cultural matancera, El Anaquel resultó un evento singular por la hondura de los trabajos presentados

Autor:

MS.C Osvaldo Cano*Lluvia de palabras

Lluvia de palabras, puesta de El Mirón Cubano. Autor: Ayose Naranjo 

Matanzas, una de las ciudades cubanas más golpeadas por la pandemia del coronavirus, retoma su rica e intensa vida cultural. Tierra de poetas, músicos y dramaturgos, la capital yumurina es uno de los sitios claves dentro de la geografía teatral de la Isla grande del Caribe. Haciendo valer esta certeza, la Casa de la Memoria Escénica y el Consejo Provincial de las Artes Escénicas convocaron a la 18va. edición del evento científico El Anaquel y a la 1ra. Feria del Libro Escénico.

Centrado en la realidad cultural matancera, El Anaquel resultó un evento singular por la hondura de los trabajos presentados, así como por el hecho de que buena parte de estos, en lugar de conformarse con la disertación teórica, se refieren a prácticas asumidas durante esta larga y tensa etapa. En este sentido descuella la utilización de ingeniosas alternativas para garantizar un contacto sostenido y creciente con un público cautivo, debido a las necesarias medidas de protección y aislamiento a las que nos vimos obligados a recurrir durante un largo período.

Entre los trabajos, con una fuerte carga emotiva y testimonial, debo destacar el presentado por el premio nacional de Teatro, Rubén Darío Salazar: De Pelusín resiliente, la pandemia y el teatro en estámbay, merecedor de uno de los premios entregados por el jurado. El Director de Teatro de las Estaciones mostró evidencias de la atinada utilización de las redes sociales para hallar un punto de encuentro con su público y explicó cómo la iniciativa creció al ser invitado a realizar una serie para la TV sobre nuestro títere nacional.

El tono en el que alternaron lo confesional y el júbilo por el hallazgo de vías y modos para recuperar zonas de diálogo con los espectadores, devino constante en las intervenciones de Rocío Rodríguez, directora de El Mirón Cubano, y Miriam Muñoz, líder de Teatro Icarón. Sus apasionados testimonios dejaron la esperanzadora constancia de cómo los obstáculos impuestos por la pandemia incentivaron la creatividad de nuestros hacedores y abrieron nuevos cauces para la difusión de sus obras. Para estos colectivos, y para otros a lo largo y ancho de nuestro país, la pandemia no ha devenido sinónimo de inmovilismo, sino que lo ha sido de revelaciones y aperturas de nuevos horizontes, formatos o alternativas que han enriquecido al movimiento teatral.

Por iniciativa del prominente dramaturgo Ulises Rodríguez Febles, director de la Casa de la Memoria Escénica, El Anaquel simultaneó con la 1ra. Feria del Libro Escénico. Editoriales especializadas como Tablas-Alarcos, junto a otras muy prestigiosas como Letras Cubanas, Casa de las Américas, Ediciones Matanzas, Aldabón o la Fundación Rosa Luxemburgo estuvieron representadas por una amplia gama de títulos en los que coinciden autores clave del panorama teatral cubano con otros más jóvenes, junto a textos dedicados a la reflexión o al testimonio de vivencias irrepetibles.

Entre los que recogen de un modo gráfico y sensible las particularidades de una vivencia singular se encuentra A Baracoa me voy. Una cruzada teatral, de la teatróloga Isabel Cristina López Hamze y el artista visual Jorge Ricardo Ramírez Fuentes. Es esta una suerte de crónica de viaje, donde el recorrido se realiza a través de una importante zona de la Cuba profunda, ubicada en la serranía guantanamera, región que cada año es visitada por varios colectivos teatrales empeñados en regalarles a los pobladores ese alimento del alma que ellos saben producir en cada función. La sorprendente naturaleza local atrapada en sugestivas fotos, la candidez de muchos de los lugareños, anécdotas que pueden parecer insólitas o productos de una imaginación desbordada, van trazando la ruta de un testimonio tierno y apasionado donde teatreros y lugareños comparten un especial protagonismo.

El número 200 de la revista Conjunto, especializada en el teatro latinoamericano, presentado por su directora, Vivian Martínez Tabares, junto a BayamesaRéquiem por María Luisa Milanés, pieza con la cual Abel González Melo se alzó con el más reciente premio Casa de las Américas, constituyeron otros de los momentos de interés dentro de la Feria. El misterio que ronda el suicidio de una joven poetisa atrapada en un mundo contradictorio y patriarcal sirve de material dramático para la escritura de una pieza donde la sensibilidad poética, la agudeza de los cuestionamientos y el constante juego entre ficción y realidad resultan algunos de sus rasgos distintivos.

La Casa Editorial Tablas-Alarcos también aportó varias de sus novedades. Entre sus ofertas resaltan títulos como Criaturas de isla, de Ulises Rodríguez Febles, junto a Cabeza de caballo y Maneras de llevar el corazón por fuera, ambas de Yerandy Fleites. Cabeza… es una obra dirigida preferentemente a niños y adolescentes, pero que consigue acaparar la atención del lector o espectador de cualquier edad. Con esta pieza Fleites introduce en el universo de los niños y adolescentes el tema de la migración y sus consecuencias, tanto dentro del entorno familiar como social. De este modo propone reflexionar sobre temas y tensiones que nos acompañan desde hace un buen tiempo, pero que habitualmente no son compartidas con este segmento de público. En tanto que Maneras… es una rescritura inteligente y visceral de El Chino, una pieza clave de la dramaturgia cubana del siglo XX y uno de los textos más conocidos de Carlos Felipe, ahora actualizada de modo tal que su diálogo con la sensibilidad del espectador contemporáneo resulta mucho más expedito.

Cuarentena, premio Fundación de la Ciudad de Matanzas 2020, fue presentada al público por Ediciones Matanzas en el umbral del evento. No tengo duda alguna de que se trata de una de esas obras que no podían faltar al encuentro. La pieza de Ulises Rodríguez Febles escruta los avatares de una familia y, por extensión de amplios sectores de la sociedad cubana, durante los peores momentos de la pandemia del coronavirus. La disyuntiva de protegerse y proteger a sus familiares más cercanos o asumir sus deberes como enfermera, llevan a Fernanda a tomar una decisión que no es del todo comprendida por su esposo. Sin temor a los riesgos de apostar por la inmediatez, Rodríguez Febles concibe una trama donde las vivencias recientes y las pautas habituales de nuestra tradición dramática dialogan constantemente.

Cuarentena es un testimonio vivo de un conjunto de dilemas y tensiones que aun palpitan y nos estremecen. Aspectos estos últimos que constituyen una suerte de marca de agua en la obra del destacado dramaturgo.

Estas jornadas de Feria y Anaquel estuvieron acompañadas por las presentaciones de varios de los colectivos teatrales matanceros. Los asistentes fuimos deleitados con fragmentos del espectáculo La niña con alas, una puesta de Rubén Darío Salazar y Teatro de las Estaciones que toma como punto de partida textos y poemas de Dora Alonso. Dinamismo, ternura y economía de recursos son algunos de los aspectos que caracterizan al montaje de una agrupación paradigmática en la escena nacional.

Otro de los grupos imprescindibles dentro de nuestro panorama teatral, El Mirón Cubano, nos devolvió el disfrute por un encuentro inteligente y entretenido. El Parque de la Libertad, donde el público tuvo la oportunidad de adquirir los libros presentados en la Feria, sirvió como escenario para el espectáculo Lluvia de palabras. La interrelación con los asistentes, luego de largos meses de mutua abstinencia, incentivó tanto a los espectadores como a los mismos artistas.

El Mirón mostró otra de sus vertientes creativas, en las cuales los recursos propios del audiovisual son utilizados para romper barreras y llegar a un público en el que confluyen espectadores habituales y otros que se suman. Gotas martianas es el título del embrión de un nuevo espectáculo mostrado a quienes tuvimos el privilegio de concurrir a este evento.

El dramatismo y la magia del verso martiano, canciones que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas, recursos propios de técnicas de animación como el stop motion, coinciden en una propuesta que madura y en la que se maridan técnicas diversas, cual botón de muestra de cómo pudieran ser algunos de los futuros espectáculos de este colectivo.

Cuando escribo estas líneas aun soy cautivo de la vertiginosa vorágine vivida en las intensas jornadas de El Anaquel y la 1ra. Feria del Libro Escénico. Eventos cuya altura y calidad trascienden los límites matanceros para convocar a figuras relevantes del quehacer artístico e investigativo de nuestro país.

*Teatrólogo, crítico teatral, profesor y ensayista cubano. Decano de la Facultad de Teatro del Instituto Superior de Arte.

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