Creado en: diciembre 3, 2021 a las 11:08 am.

Aniversario 45 del Ministerio de Cultura


Es prácticamente imposible referirse, de forma objetiva y mínimamente abarcadora, a la labor desplegada por el Ministerio de Cultura (Mincult) desde su creación, en diciembre del año 1976 hasta la fecha, en la promoción y desarrollo de la identidad nacional y la vocación universal y profundamente latinoamericana y caribeña de nuestra cultura.


Creado bajo la certera conducción del destacado intelectual y político cubano Armando Hart Dávalos (La Habana, 13 de junio de 1930-26 de noviembre de 2017); figura esencial en la consolidación de este organismo, el Mincult adjudica especial interés a la conservación y difusión del patrimonio, el reconocimiento a la diversidad, el fomento y estímulo a la creación artística y literaria, el respeto y apoyo al protagonismo y creatividad de las comunidades en la conducción de sus procesos socioculturales, y el reconocimiento al papel de la cultura en el impulso y orientación de las transformaciones socioeconómicas, entre otros objetivos.


A 45 años de su fundación, este organismo exhibe infinidad de conquistas  en el terreno de la cultura, en defensa de sus creadores, y en beneficio del pueblo para el cual piensa y ejecuta sus proyectos, también como valiosa arma en defensa de esta Revolución.


El Mincult se creó como parte del proceso de institucionalización de los Órganos de la Administración Central del Estado, con la responsabilidad de dirigir, supervisar y ejecutar la política cultural. De igual forma se constituyeron las direcciones provinciales y municipales de Cultura, responsabilizadas con la aplicación de la política cultural a estos niveles.


El desarrollo de la cultura insular se ha mantenido fiel a los principios establecidos desde el triunfo de la Revolución, en enero de 1959, preceptos que se sustentan en la esencia de nuestro modelo social, el cual potencia la historia, el pensamiento y la cultura y su interacción con las condiciones socioeconómicas y políticas ideológicas de la actualidad.


Trece años después de su creación, el Mincult ya había estructurado un proceso de reorganización a partir de la experiencia acumulada bajo dirección de Armando Hart. En cualquier memoria o recuento de esta institución, habrá que dedicar un aparte a la evocación de Hart, en el que se desempeñó como ministro hasta el año 1997 en que pasó a dirigir la Oficina del Programa Martiano, adscripta al Consejo de Estado.


Hart, quien nos legó una amplia obra dedicada al estudio de la figura histórica y el pensamiento de José Martí, propició a través del Mincult, la instauración de nuevas instituciones como el Instituto Cubano de la Música, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, que juntos al Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos y el Instituto Cubano del Libro, la Casa de las Américas y otras surgidas con anterioridad, amén de los centros docentes, de investigación, de preservación y cuidado del patrimonio, de trabajo en la comunidad, y muchos más que se integraron al programa de la cultura cubana con sólidos principios de cubanía, patriotismo, independencia, convicción antimperialista, y de plena identificación con la idiosincrasia y las tradiciones del  pueblo.


El legado del inolvidable líder fue observado por los siguientes titulares del sector hasta nuestros días en que ocupa ese cargo el destacado editor y poeta Alpidio Alonso Grau, sin poder dejar de mencionar el desempeño, en tales funciones y durante dos periodos, del prestigioso político, escritor, editor y profesor, Abel Prieto Jiménez, quien asimismo dejó profundas huellas de sabiduría, inteligencia y sabio y eficaz ejercicio de dirección.


Disimiles obstáculos ha logrado sortear el Mincult durante su existencia, entre estos el enfrentamiento al bloqueo  —prácticamente desde el principio del triunfo revolucionario hace más de 60 años؅— impuesto a la Isla por el gobierno de Estados Unidos, debido al cual  todos los sectores de la sociedad han sido afectados, incluyendo la cultura, sobre todo en aspectos tan sensibles como la promoción internacional de los artistas e intelectuales, la imposibilidad del intercambio cultural entre los artífices de ambas naciones, la negativa a favorecer los permisos de comercialización de obras, y la trabas para la  adquisición de tecnologías de punta para el desarrollo de manifestaciones como el teatro, el cine o la música; así como de materiales y otros medios para el aprendizaje de las nuevas hornadas de creadores a través de la enseñanza artística.


A pesar de tales adversidades, el sector de la cultura no ha detenido el avance de sus objetivos y prosiguió su avance en favor, en primerísimo orden, de hacer accesible y comprensible la Cultura entre los cubanos, y desvincularla de la imagen de derecho exclusivo de las élites o de cierta zona de la intelectualidad. En tal sentido, un informe de la UNESCO dado a conocer en el año 1998, precisa que la política cultural que deriva del proceso revolucionario, es la de recuperación de la cultura que portan originalmente las clases oprimidas, ahora en condiciones de expansión y desarrollo y liberadas del contexto e ideología colonizadora o imperialista.


Con el espíritu rebelde heredado de José Martí y Fidel Castro Ruz frente a los designios anexionistas promovidos por la política norteamericana, el Mincult constituye hoy, en representación de los artistas e intelectuales cubanos, fuerte  escudo y espada de la nación, en el empeño de elevar la cultura de la población a través de disimiles proyectos, como el estudio, reconocimiento y rescate de las raíces culturales, la investigación del folklore; la ejemplarizante estructuración del sistema de enseñanza de las artes, desde el nivel elemental, hasta el superior, donde se han formado sobresalientes figuras de renombre nacional e internacional; amén de la instauración de las escuelas vocacionales de arte y las formadoras de instructores  en todas las provincias. Al respecto, vale subrayar que hoy existen en Cuba más de 2 mil 500 promotores culturales profesionales que se desempeñan en Consejos Populares y asentamientos poblacionales, y existen 360 proyectos socioculturales.

Capítulos aparte merecen los ingentes esfuerzos de este organismo en el fomento y desarrollo de la cinematografía nacional, empresa de la que surgió el prestigioso Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de la Habana; el interés por incentivar los hábitos de lectura y la producción de libros, del que emanó la no menos reconocida Feria Internacional del Libro de La Habana, que hoy se extiende por toda la geografía insular; además  de los programas de atención cultural en apartadas zonas rurales y montañosas y la introducción de las nuevas tecnologías en los procesos de creación y promoción artística y literaria.


Asimismo, es justo reconocer la encomiable labor desplegada por el Mincult en el apoyo a la vanguardia artística en su humana labor de enfrentamiento a la Covid-19, a través de su entrega al arte que cultivan, páginas inolvidables de estos tiempos de pandemia que pasarán a la historia como uno de los acontecimientos más hermosos en la vida de este organismo.


Hoy la cultura cubana revolucionaria, soberna y antimperialista se admira y respeta en todos los rincones del mundo, incluso dentro de los propios Estados Unidos, motivo por el cual ha derivado en punto de mira para quienes pretenden destruir este gran logro de una política diseñada y magistralmente conducida por el líder eterno Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, promoviendo campañas difamatorias contra algunos de nuestros más connotados artistas, además de incentivar el odio y la desidia dentro de este sector.

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