Creado en: diciembre 5, 2021 a las 01:31 pm.

Cecilio Avilés: La historieta tiene que ser precisa

Cecilio Avilés desde muy joven se interesó por el impacto del arte en las comunidades y la vida de sus habitantes

Una vez le preguntaron por qué quiso ser pintor y respondió inmediatamente: «Yo no quise ser pintor, yo nací pintor. Después sí quise ser promotor cultural». Cecilio Avilés Montalvo llegó a este mundo el 5 de diciembre de 1944. Su nombre hace pensar inevitablemente en las caricaturas del Semanario Pionero y las aventuras Cecilín y Coti, después llevadas a la pequeña pantalla por los Estudios de Animación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).


La historia del niño y su cotorra, que llegó a tener una tirada de 250 mil ejemplares semanales y más de un millón mensual, surgió de la ocurrencia de «Padroncito», como le decían a Juan cariñosamente, y de Jorge Oliver. Entonces la esposa de Avilés estaba embarazada y sus amigos aseguraban que sería un Cecilín.
La predicción se equivocó. Cecilio tuvo una niña, pero de sus pinceles y lápices nació un personaje que no sólo habló de patriotismo, sino también de honradez, solidaridad y valentía, que reflejó la diversidad de la sociedad cubana y la relación equilibrada del ser humano con la naturaleza.


La formación del Premio Nacional de Cultura Comunitaria 2010 viene de sus estudios de plástica y modelado en la Academia de San Alejandro, el Dibujo Comercial y Diseño Gráfico, de la Academia Diego Rivera, y la Escuela de Realizadores del ICAIC.


En su universo creativo habitan además Marabú, un mulato liberto que enfrenta una época de fuertes prejuicios raciales y ayuda a otros a luchar contra la discriminación, también Yami, una periodista que, en más de una ocasión, emprende arriesgadas aventuras.
«Prefería la gráfica, es decir, la escritura, la historieta, el afiche. Intuitivamente, anhelaba tributar a algo desde el punto de vista social. No es lo mismo la idea que te puede dar una pintura o un cuadro, que son polisémicos y tienen mensajes subliminales. La caricatura o la historieta tiene que ser precisa; por eso, en el periodismo y en la propaganda se emplean tanto», explicó a las periodistas Thalía Fuentes Puebla y Dinella García Acosta en el medio Cubadebate.


Su experiencia en la prensa comenzó en Juventud Rebelde y la Editora Abril. También incursionó en la televisión, su espacio en la emisión Buenos Días permitió que muchos niños aprendieran sobre el mundo de los trazos, las expresiones, los contornos y las fisionomías de diferentes personajes.


Cecilio Avilés ha publicado alrededor de 20 álbumes de historietas en las editoriales Oriente, Gente Nueva y Pablo de la Torriente, el libro Vamos a dibujar, dedicado a la enseñanza de esta disciplina, y el volumen Historietas, reflexiones y proyecciones e Historieta: 60 narradores gráficos cubanos, sobre la evolución teórica de este género.


A su pasión por el diseño gráfico y las artes plásticas, se suma su talento musical y los conocimientos adquiridos en el Centro Ignacio Cervantes. La mezcla de estas manifestaciones define al proyecto Imagen Tres, que convirtió al céntrico Paseo del Prado en un espacio de caballetes, pinturas de diversos estilos y técnicas, tejidos, tallados en madera y otras manifestaciones, ahí no solo se aprecia en arte, también los creadores imparten enseñanzas.


«Como prioridad tenemos que dedicar mayor esmero, por su complejidad y sentido emergente, a la niñez, la orientación de género y la tercera edad porque mediante el diseño de indicadores hemos visualizado efectos, resultados e impactos cuantitativos y cualitativos, gracias a la intencionalidad con que los atendemos, pues vinculamos el arte con la protección de los patrimonios tangibles e intangibles; la diversidad, el cuidado del medio ambiente y la flora y la fauna, entre otros aspectos importantes», explicó a la periodista Lissel Pino Ceballos en el blog Isla al Sur, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
El vicepresidente de la Comisión de Trabajo Cultural Comunitario y Tradiciones de la UNEAC cumple 77 años. Su vida, como la de sus personajes, está encaminada a ayudar a otros, combatir la injusticia y compartir conocimientos para trasformar, desde el arte, diversas realidades. Las aventuras de Cecilio Avilés no existen como historieta, pero están dispersas en otras vidas animadas, en aquellos que han disfrutado su arte y han aprendido de él.

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