Creado en: noviembre 8, 2021 a las 10:42 am.

Contra fuerzas poderosas: ¡El legítimo derecho del pueblo de Cuba a ser feliz!

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El 15 de noviembre será un día de fiesta para la familia cubana. Millones de niños, adolescentes y jóvenes se reincorporarán a las escuelas en las distintas enseñanzas.
El 15 de noviembre en la Mayor de las Antillas será una jornada de alegría, de reafirmación de la identidad cultural, que nadie podrá minimizar. Padres, hermanas, hermanos, abuelos, abuelas, tíos o tías acompañaran a sus pequeños príncipes a las aulas. Es el legítimo derecho del pueblo de Cuba a ser feliz.
Son sentimientos sagrados para un pueblo que luego de casi dos años de azote de la pandemia del Nuevo Coronavirus provocado por la Covid-19, tendrá la satisfacción de estar junto a los educandos en las ceremonias de reinicio del curso escolar, para volver a ondear la bandera de la Estrella Solitaria. “Y al verla ondear, y al verla tan limpia, y al verla tan hermosa, y al verla tan honrada, la palabra patria, el símbolo de la patria y todo lo que se concreta alrededor de ese sentimiento que hace a los hombres morir cuando llegue la hora de morir para defenderla…”
Han transcurrido casi vente meses de encierro, de luto en algunos hogares, de angustias a ver a alguien de la familia entre la vida y la muerte por la pandemia.
Serán imágenes encantadoras que en pocos países del mundo se pueden apreciar y que en Cuba comenzamos a añorar. Son momentos que fortalecen el alma y el corazón.
¿Cuánta sangre derramada para que esa felicidad se conquistara a partir del 1ro de enero de 1959?
Cuando recorría el país, con recursos propios, en medio del Periodo Especial (crisis económica de la década de 1990 tras el derrumbe de la entonces Unión Soviética y demás países socialistas), para recoger testimonio de combatientes que habían participado en la guerra de liberación contra la tiranía de Fulgencio Batista, todos coincidían que se incorporaron a la lucha para que sus hijos tuvieran educación y salud gratuitas. Historias recogidas en el libro Emboscada de la editorial Ácana.
El Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en la concentración campesina efectuada el 26 de julio de 1959, rememoraba: “(…) no es el mérito de un hombre sino el mérito de un pueblo, no es la gloria de un hombre sino la gloria de un pueblo y, sobre todo, la gloria de los hombres que han caído por hacer posible estos instantes de felicidad que Cuba vive”.
Desde los primeros días del triunfo de la Revolución comenzaron las campanas contra Cuba denunciadas entonces por el joven líder revolucionario: “(…) y a los que en el extranjero nos calumnian, a los que en el extranjero nos detractan, a los que hablando de democracia nos calumnian, ningún argumento mejor que el millón y tantos de cubanos que se han reunido aquí en la tarde de hoy”.
“(…) A los que en nombre o invocando hipócritamente la palabra democracia nos calumnian, podemos decirles: ¡Democracia es esto! Democracia es el cumplimiento de la voluntad de los pueblos. Democracia es, como dijera Lincoln, el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
“(…) Y para los que no entiendan o no quieran entender, ese es el secreto de la fuerza tremenda de la Revolución Cubana, que no está en haber derrocado a la tiranía sangrienta que nos oprimía, porque pudo haberse derrocado a la tiranía y mantenerse en el país las condiciones que hicieron posible esa tiranía; pudo haberse derrocado a la tiranía y ocurrir un simple cambio de hombres en el gobierno; pudo haber sido derrocada la tiranía y perpetuarse en la vida pública de nuestro país los mismos vicios que estábamos padeciendo desde el inicio de la república; pudo haberse derrocado a la tiranía para seguir en la politiquería. Mas no fue así. Se derrocó a la tiranía para hacer una revolución; se derrocó a la tiranía no solo para librar al pueblo del crimen y el asesinato y la tortura y la opresión, sino también para librar al pueblo de la miseria, tan criminal y tan cruel como la tiranía derrocada”.
“(…) Ese es, a los ojos de nuestros detractores y a los ojos de nuestros enemigos, el crimen que hemos cometido: volver los ojos hacia los olvidados de siempre, volver los ojos hacia quienes necesitaban de nosotros, volver los ojos a los que realmente aquí necesitaban de una revolución que los librase de tantos males y de tantos sufrimientos.
Fidel expresaba su convicción de que “(…) pueblo que, educado en esta gesta revolucionaria nadie lo podrá confundir fácilmente, nadie lo podrá engañar fácilmente, y nadie podrá impedir, ni fácilmente, ni difícilmente, ni de ninguna manera que cumpla su destino histórico”.
El Comandante en Jefe afirmaba: “Cuando digo que nuestra Revolución es fuerte, quiero decir que nuestra Revolución es fuerte para defenderse, y ahí sí que digo que no hay fuerza en el mundo capaz de vencer a nuestra Revolución”.
Desde el 1ro de enero de 1959, el pueblo de Cuba dejo de rendir cuenta al imperio porque como defendía Fidel “(…) somos un pueblo libre, porque somos un pueblo soberano, porque tenemos derecho a luchar por nuestra felicidad, y porque ese derecho es un derecho soberano y sagrado de los pueblos, porque Cuba es una república independiente y soberana. Que por eso decenas de miles de cubanos han muerto desde mediados del siglo pasado, que por eso ha tenido que luchar muy duramente nuestra patria”.
“(…) Los que tal actúan, no solo actúan como enemigos del pueblo cubano, sino que actúan como enemigos de sus propios pueblos. Lo que hacen con eso es despertar antipatías en el pueblo cubano; lo que hacen con eso es despertar un resentimiento más que explicable y justificado en el pueblo cubano, porque no de otra forma pueden reaccionar los pueblos cuando se les ofende y cuando se les hiere, porque amigos a la fuerza no seremos de nadie. No podemos ser amigos de los que nos ofenden; no podemos ser amigos de los que nos insultan y nos calumnian; no podemos ser amigos de los que nos atacan; no podemos ser amigos de los que nos explotan; no podemos ser amigos de los que nos desconocen, de los que nos faltan el respeto, de los que lesionan nuestros sentimientos”.
Y la guerra que se nos hace, será derrotada porque a decir del Comandante en Jefe, Fidel Castro: “Esa sabia y filosófica enseñanza de nuestro Apóstol la hemos aprendido. No queremos ser pueblo sumiso, no queremos ser pueblo impotente, no queremos ser un pueblo arrodillado, porque adivinamos, comprendemos que esta felicidad que estamos viviendo al contemplar que nuestro país marcha hacia la más plena y absoluta soberanía, que marcha hacia la elaboración de su destino con sus propias manos; esta alegría que emana de la felicidad de sentirnos libres, de sentirnos soberanos, de sentirnos libres de proteccionismos o injerencias extrañas y de sentirnos libres de tiranías internas, de sentirnos libres de miedo, de sentirnos libres de opresión, de sentirnos libres de humillaciones; esta satisfacción que hoy tiene cada cubano de verse un ser humano, un ser humano con derechos, un ser humano objeto de todas las consideraciones que como tal ser humano merece; el hecho de sentirse pueblo y no rebaño, el hecho de sentirse hombre y no bestia, el hecho de sentirse poseedor de derechos, poseedor de valores que son sagrados; el hecho, en fin, de sentirse persona —porque no éramos personas bajo la tiranía: bajo la tiranía éramos peor tratados que las bestias, bajo la tiranía sufríamos torturas que las bestias no sufren, sufríamos dolores que las bestias no sufren, sufríamos crímenes y atrocidades que las bestias no sufren—, y esa alegría de dejar de ser tratados como bestias para sentirnos hombres, para sentirnos que tenemos derecho a nuestra libertad, sentirnos que tenemos derecho a nuestras vidas, sentirnos que tenemos derecho a las vidas y a la seguridad de nuestros seres queridos, esa alegría no se la podrán volver a arrebatar jamás a nuestro pueblo”.
Como aquel día memorable que Fidel se reunió con los campesinos en La Habana, los hombres y mujeres del campo están dispuestos a rechinar los machetes como senal de que están dispuestos a preservar la gloria alcanzada: “Esos machetes no rechinan en balde. Esos machetes rechinan hoy por el campesino, pero rechinan también por el obrero. Esos machetes rechinan también por el obrero y rechinan también por todo el pueblo. Esos machetes rechinan por la patria. Esos machetes rechinan por todos los cubanos, porque esos machetes están para defender el sagrado interés de todos”.
Nota:
Discurso de Fidel Castro ante mas de medio millón de campesinos en La Habana. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1959/esp/f260759e.html

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