Creado en: octubre 26, 2022 a las 09:20 am.

Cuando la fantasía de Jatibonico abrazó a los niños de La Coloma (+Audio)

Olisvael Basso fue hasta Pinar del Río, para a nombre de los niños del Proyecto Dueños de la Fantasía, entregar juguetes y otros donativos a los damnificados por huracán Ian. /Foto: cortesía del entrevistado.

La bondad y el amor, que por los niños le nacen del corazón a Olisvael Basso, conocido en Jatibonico como El Padre de la Fantasía, fueron energías suficientes, para que este hombre, que siempre abre la muralla al bien, hiciera, al andar cientos de kilómetros, el camino de la solidaridad.

Por ese sendero viajaron, también, la candidez y el cariño de “los que saben querer” que integran el Proyecto Sociocultural Dueños de la Fantasía, y de sus familiares. Ellos aunaron voluntades para abrazar con el alma a quienes, en Pinar del Río, la furia del huracán Ian los despojó de sus bienes.

«La idea inicial era llevar a nuestros niños para actuar en el lugar del siniestro. Por la situación económica no se pudo. Entonces, nació la convocatoria, a través de las redes sociales, de aportar todo aquello que pudiera alegrar la vida de un pequeño, ya fuera un juguete, un lápiz, una libreta, un libro de cuento, o una ropita que mantuviera, quizás, el calor simbólico de nuestros niños de Jatibonico, y hacérselos llegar a esos pequeños que lo perdieron todo», explica Olisvael.

Ariel Bonachea Rendón, quien tiene lazos familiares y afectivos con niños del Proyecto Dueños de la Fantasía, también hizo la travesía solidaria hasta La Coloma. /Foto: cortesía del entrevistado

Sobre sus hombros viajó- a nombre del mencionado proyecto que incluye a personas con necesidades educativas especiales- la esencia de la empatía infantil, con el sueño de recomponer ánimos y la certeza de que el amor sigue siendo el rey de los sentimientos.

«Salimos para la botella. Me acompañó Ariel Bonachea Rendón, quien tiene lazos familiares y afectivos con niños del Proyecto Dueños de la Fantasía. A él quiero agradecerle. Varias personas nos ayudaron, porque la valija era grande. Así comenzó la aventura hasta Pinar del Río. Llegamos a La Habana al amanecer. Los choferes nos llevaron hasta el lugar donde se cogían las camionetas que nos llevarían hacia nuestro destino». 

«Por la carretera encontramos una escuela en La Coloma. Allí había 96 evacuados, entre ellos cerca de 40 niños. La vida y Dios, quisieron hacernos coincidir con que era una escuela especial. Los pequeños evacuados no tenían necesidades educativas especiales, pero la escuela y el ambiente armonizaban un poco con la idea de mi proyecto», rememora el hombre que admitió que volvería, una y mil veces, si es necesario.

«Reunieron a los infantes y comenzamos una actividad cultural. Olisvael incorporó parte del personaje Tin Marín, ese payaso que intenta alegrar un poco la vida de los pequeños jatiboniquenses y que llegó hasta allí para alegrar a los pinareños».

«Entregamos el donativo a través de juegos, adivinanzas, de una forma muy interactiva. Eran los regalos que le mandaban los niños de Jatibonico, y de toda la provincia de Sancti Spíritus, porque llegamos a nombre de la cultura, y de todo un pueblo».

Los juguetes enviado por niños de Jatibonico, en la provincia de Sancti Spíritus, alegraron el alma de los damnificados por Ian/ Foto: cortesía del entrevistado.

Olisvael Basso da clic una y otra vez a los videos que trajo a casa del encuentro con los niños de La Coloma. Entonces sus remembranzas vuelven para apretarle el pecho.

«Fue impresionante escuchar sus historias. Oír de sus bocas lo que vivieron y sintieron. Saberlos con miedo; pero bueno están allí a buen resguardo, con vida. Son atendidos en esos centros de evacuación, pero con el dolor de no saber cuándo podrán retornar a sus casas. Eso es muy duro».

«Me queda la satisfacción de haber logrado llevar la fantasía hasta La Coloma. El sacrificio no importa, tampoco el que lo haya entregado yo, porque fue un pueblo entero quien les hizo llegar el donativo. Fueron todos los niños de Jatibonico, de la provincia de Sancti Spíritus», asegura el Instructor de Arte.

«Que nos regalaran una sonrisa, nos dijeran gracias; que un niño al salir me dijera: “uf, ¡qué lástima ya se van!”, fue fuerte. Son muchas las emociones que viví. Aun me escriben desde la Coloma y me dicen: “nos pusieron un parchito en el alma”», recuerda el hombre que regresó a su natal Jatibonico repleto de regocijo por la posibilidad de ayudar, pero con el corazón partido por la desolación que imperaba en aquellos parajes rotos por el meteoro.

«Aquí en Jatibonico se generaron historias, también. El que una niña haya donado su muñeca, ha conmovido tanto las redes sociales, como mi vida personal. La muñeca fue entregada a una pequeña con muchas necesidades. Estaba dormida cuando se la puse en sus manos, y la abrazó con la garantía de que cuidaría el juguete predilecto de una niña que se lo hacía llegar en medio de la distancia y del dolor, pero con la unión del corazón y de la bondad».

Entre Jatibonico y La Coloma se ha construido un puente cimentado con los sentimientos que refugian corazones nobles, solidarios. A partir de ahora, nada podrá desatar la alianza fraternal que Olisvael y sus niños dueños de la fantasía, hicieron con los pequeños del mencionado paraje pinareño, quienes volvieron a sonreír por obra y gracia de la bondad y el amor.

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