Creado en: febrero 24, 2021 a las 08:02 am.

El artesano y el guajiro en la campiña cubana

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El artesano artista camagüeyano Nelson Luís Tornés Verdugo recurre una y otra vez en sus obras de cerámicas a la figura del Guajiro (del arahuaco antillano significa señor, hombre poderoso). Está vez, Nelson Luís Tornés, en ocasión del 24 de febrero de 1895 (reinicio de las guerras para no dejar morir el espíritu independentista cubano), modela en barro un campesino amante de la tierra y los animales.

Conectado a través del celular con el mundo también deviene continuador de tradiciones de aquel hombre de campo que se incorporó a las tropas mambisas contra el colonialismo español.

Desde el año 2002 Nelson Luís Tornés viene incursionando en el mundo de la cerámica. Es integrante de la filial camagüeyana de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas. Egresado de la Escuela Elemental Provincial de Arte en Camagüey en 1991 y merecedor de importantes premios, entre los que destacan La Vasija Cerámica y el del Salón Principal de la ACAA.

Nelson Luís Tornés se inspira en esta ocasión en el Guajiro cubano, sentado en el taburete, celular en mano, sombrero de yarey, machete enfundado en la vaina y ceñido a la cintura. Mientras esta descansando después de la intensa faena en el campo, acompañado de su perro de caza.

Según la enciclopedia cubana (ECURED), la etimología u origen de la palabra Guajiro en la isla “ha sido motivo de polémica, especialmente porque se ha popularizado una versión muy bien hilvanada, pero muy alejada de la realidad que lamentablemente con el auge de la Internet ha seguido corriendo por la misma”.

Además, la publicación refiere: “Guajiro, pueblo amerindio de la familia lingüística arawak que habita en el departamento de La Guajira en Colombia y en el estado de Zulia en Venezuela. Se autodenominan wayúu, siendo alijuna los blancos y kusina los demás indígenas”.

Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí), describe al GUAJIRITO de la década de 1950 con prosas poéticas:

Sus ojos ebrios de llano

se achican de sol y viento

bajo el amparo mugriento

de un sombrerito de guano.

Le impone un sol de verano

toda su inclemencia clara

cuando en sus pies, en su cara,

en su ropa, dondequiera,

hay tierra, como si fuera

un surco que caminara.

Es una perla olvidada,

escondida en una ostra

de harapos, y en una costra

de vianda desenterrada.

Descalzo, con la mirada

terrosa, con la sonrisa

terrosa, mientras la brisa

dulce del central salobre

se asombra de verlo pobre

sobre el tesoro que pisa.

Foto del autor

En la mayor de las Antillas, en el contexto de la Guerra de Independencia de 1895 el campesinado se unió a las tropas libertadoras que “comandaba el Generalísimo Máximo Gómez, nacido en la bella isla de Quisqueya.

Cuenta la leyenda que en esa contienda, tras las tropas estadounidenses desembarcar en la ínsula, le llamaron a los combatientes cubanos War Heroes (Héroes de Guerra), lo cual para el oído de las tropas campesinas cubanas, con ningún conocimiento del idioma inglés, le zumbaba como Guajiro, aunque no se corresponde con la realidad, debido a que antes al campesino cubano se le denominaba guajiro.

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