Creado en: agosto 13, 2021 a las 07:24 am.

«El destino de Cuba es el destino de nuestra causa»

Oliver Stone, quien junto a Michael Moore figura entre los cineastas norteamericanos más comprometidos de las tres décadas más recientes, estrenó en 2003 una visión cinematográfica sincera, honesta y artísticamente eficaz en torno a la figura de Fidel Castro.

Ese largometraje documental, titulado Comandante y puesto a consideración del público mundial por primera vez en los festivales de cine del Sundance y de Berlín en 2003-2004, fue estructurado a partir de extensa sesión de entrevistas con el líder histórico de la Revolución Cubana por parte del director de J.F.K, Pelotón y Nacido el 4 de Julio.

Según confesó en su momento el creador de La historia no contada de los Estados Unidos, no le resultó fácil convencer a Fidel de acceder a su solicitud testimonial. Mediaron cartas, u otros oficios, hasta que el mandatario cubano concediera treinta horas de su tiempo para responder a Stone sobre los mil y un asuntos.

Oliver queda subyugado por la magnética personalidad y la abarcadora cultura del dignatario cubano, aunque ello no resultaría óbice para formarle preguntas de todo género -incómodas para alguien que no fuera el interrogado-, las cuales el líder isleño respondería con la soltura y eficacia a las que solía hacerle frente a este tipo de inquisitorias.

Comandante es una película que hurga en el personaje histórico, el político y el ser humano, dada la variedad de resortes pulsados por su guionista y realizador.

En estos fotogramas, Fidel habla de convicciones y principios, pero también de pasatiempos, amores, paternidades y hasta de su carácter de abuelo. Incluso de su muerte: “Nunca me he dedicado a la gloria, a pensar cómo quiero que me vean”, consideró al aludir a su deceso.

“(…) Aún después de muerto creo hoy que el destino de Cuba es el destino de nuestra causa”, le subrayó al cineasta norteamericano.

Expresó por su parte, lo siguiente, Stone de sus tres días de rodaje junto al revolucionario: “Me impresionó su moral, su elegancia, sus convicciones. Y eso que tiene una vida llena de problemas, no es fácil. Me recuerda a Don Quijote”.

Cuando presentó Comandante en el Festival de Berlín, el artista estadounidense sostuvo: “El bloqueo no tiene sentido. Esto lo pienso yo y muchos ciudadanos norteamericanos. Cuba no es un país enemigo de EE.UU”.

Al largometraje documental de Oliver Stone le acompaña el mérito de erigirse en lúcida mirada a gran parte de la historia del siglo XX, a la cual está vinculada de forma irremisible, Cuba, su Revolución y su líder.

Prolija en su recurrencia archivera, auspiciosa en su footage, la producción de la cadena HBO es menos que una biopic testimonial, un gran fresco histórico compuesto de mosaicos, de paisajes ineludibles de un siglo, donde trazos principales fueron pergeñados por la inmarcesible impronta de Fidel Castro; muerto en el plano físico, pero eternamente vivo para los cubanos patriotas.

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