Creado en: junio 25, 2023 a las 12:44 pm.
El incomparable gracioso Francisco Covarrubias (IV)
Durante la Cuaresma de 1814, Covarrubias tiene un nuevo desencuentro con los empresarios. “Panchito” solicitó el mismo salario de Antonio Rosal -250 pesos- ante la oferta de 200 que se le hizo. A los 38 años está en el cenit de su carrera; actores con esa garra cómica no aparecerán hasta cinco décadas después. El comentario que puedo hacer es que Rosal –improvisado sustituto del maestro Andrés Prieto- aunque muy entregado a la profesión, era un mediano actor y menos que mediano director, con una trayectoria por debajo de la del invicto primer gracioso y también director de todos los sainetes. No he podido comprobar si los empresarios flexibilizaron su oferta o el insigne caricato fue vencido por el temor a la miseria: se incorporará el 13 de junio, cuando comparte con Isabel Gamborino los roles principales de El desdén con el desdén, de Moreto, uno de sus éxitos.
Ese año cómico protagoniza la comedia La intriga frustrada y la favorita sensible y el sainete La burra afeitada, estrenos de autores desconocidos; interpreta al jardinero Blas en La corrección maternal o La madre simple devota, comedia francesa; para su beneficio el 20 de septiembre quizás participa en El triunfo de Judith y muerte de Olofernes, drama heroico de Juan de Vera Tassis, visto solo en 1779 y protagoniza su propio sainete musical de estreno Las tertulias de La Habana -que inevitablemente nos remite a Las tertulias de Madrid, de Ramón de la Cruz- en el que canta la tonadilla La Cirila. En esta ocasión, aparece por primera vez el título de “don”, antes de su nombre. Gozará, como ningún otro cómico, de un segundo beneficio, el 8 de enero de 1815.
Al comienzo de la siguiente temporada, estrena dos sainetes de Juan Ignacio González del Castillo: El maestro de tunantes y El soldado Tragabalas o Tío Perejil. En mayo participa en el reestreno de El diluvio universal o El arca de Noé, que no se hacía desde 1779. Después figura en una nueva puesta de El café o La comedia nueva, de Moratín, dirigida por Rosal; es uno de los protagónicos en las comedias José II y La huérfana de Salzburgo, de Francisco de Paula Martí y Los amigos del día o El premio de la virtud, de Luciano Francisco Comella, y el 27 de octubre estrena su sainete La feria de Carraguao.
No existen en los archivos cubanos los periódicos del primer semestre de 1816. A partir de julio, encontré que el 13 de agosto protagoniza el reestreno de El castigo de la miseria, don Marcos Gil de Almodóvar, comedia de figurón de Juan de la Hoz que no se hacía desde 1804; el 24 de ese mes figura en el reestreno de El hombre convencido a la razón o La mujer prudente, de Goldoni; el 2 de septiembre, para su beneficio, participa en La sirena de Tinacria, del andaluz Diego de Figueroa, autor del Siglo de Oro y estrena su sainete Este sí es chasco, donde canta la tonada El caramelo; luego reestrena como protagónico la comedia de figurón El dómine Lucas y el 16 de octubre encarna al gracioso Cosme en Dar la vida por su dama: el conde de Sex, de Antonio Coello; interpreta el 30 de noviembre a un médico estrafalario en el estreno de La prueba caprichosa,versión de Francisco de Paula Naranjo sobre un original de Madame de Riccoboni[i]. En enero de 1817 protagoniza La escuela de las madres, versión del original de Pierre de Marivaux, y hace el gracioso de La recta justicia o El mendigo y Teresa, de Juan López Estremera.
La temporada 1817-1818, se inicia con la noticia de que los cómicos han formado una nueva cooperativa para escapar de la voracidad de los empresarios. El 7 de agosto debe de haber encarnado al lacayo Coquín, en el reestreno de El médico de su honra, de Calderón; una semana después “Panchito” brilla en el estreno de Don Quijote de la Mancha y su escudero Sancho Panza en las bodas de Camacho el rico, “… drama nuevo pastoril hermoseado con sublimes versos, chistosas escenas, trajes y caracteres bien sostenidos, particularmente el de D. Quijote, que desempeñará el Sr. Covarrubias, y el de su escudero Sancho Panza, el Sr. Juan Pau, lo será igualmente con la decoración, tal como la describe el célebre Cervantes …”. Es obra del poeta Juan Meléndez Valdés, con música de Pau Esteve. Se había estrenado en el Teatro de la Cruz en 1784. Lo singular radica en que el investigador español Emilio Cotarelo cita como única función madrileña aquel estreno y que más de treinta años después se pone en Cuba. El 10 de septiembre se reestrena después de trece años la comedia de figurón El asturiano en Madrid y observador instruido, del autor dieciochesco Juan Manuel Martínez González, “en la que el Sr. Covarrubias ejecutará el papel principal, que es uno de los más chistosos que se han escrito…”. Y el 18 de ese mes interpreta en Cómo debe defender un padre el honor de su hija a un soldado que canta una malagueña, acompañado de guitarra.
Para su beneficio del 4 de octubre apuesta por Calderón: reestrena El mayor encanto amor, no vista por el público habanero desde 1805: “Un gigante trae una caja para que lleve al hombro el gracioso, y al tiempo de abrirla éste creyéndola llena de joyas, salen un enano y una vieja, le embisten y vuelven a desaparecer. La mágica convierte al gracioso en mono y en el mismo teatro vuelve a su primera forma”. Y finaliza esta función protagonizando Nueva corrida de toros o El toro nuevo. Como en la prensa de estos días se están anunciando con frecuencia corridas de toros, no descarto que el inquieto Covarrubias haya “arreglado” este sainete, que no es otro que El aprendiz de torero, de González del Castillo.
El 15 de enero de 1818, interpreta al gracioso de la ópera bufa anónima La herencia del ayuda de cámara o sea El caballero fantasma. El 23 de ese mes está en el reestreno de Los amantes de Teruel, de Pérez de Montalbán; y el 30, en el beneficio a los actores secundarios de la compañía, protagoniza junto a Isabel Gamborino, Juan López Estremera y Carlos Palomera La vieja y los dos calaveras, de Bernardo Gil, en la que encarna a un escribano extravagante.
La temporada 1818-1819 trajo el cierre, el 21 de agosto, del teatro Principal, para una reparación capital. El 22 de septiembre se abrieron las puertas del teatro Provisional de Extramuros, donde continuará sus labores la compañía. Allí “Panchito”, en octubre, estará en el elenco del melodrama El huérfano y el asesino en el valle del Torrente, de Fred du Petit-Méré y traductor desconocido; el 10 noviembre participa en el estreno de El hijo del subterráneo y bandoleros de Alemania, referida por Cotarelo, sin consignar al autor; la noche del 28, para su beneficio, interpreta el gracioso de El médico a palos, de Moliére, en una versión nueva, de Moratín y estrena “…un sainete arreglado por mí, titulado: Los velorios de La Habana. En el que entre otros lances que ofrece la acostumbrada mezcla de llantos y diversiones en las casas de los moribundos, cantaré la graciosa tonada conocida por Tata, ven acá…” Si Covarrubias confiesa “arreglado por mí”, es seguro que se trata de una adaptación de Los velorios de Madrid de Ramón de la Cruz.
En diciembre protagoniza una vez más El criado de dos amos, de Goldoni, que no se hacía desde 1812; figurará en el reparto de Los niños expóstios o Las víctimas de la impostura, de Estremera; y estrena el sainete de Sebastián Vázquez El hambriento en Nochebuena, “en el que cantará el señor Covarrubias un gracioso villancico propio de las circunstancias del tiempo.” El 14 de enero de 1819 reestrena El antropocenio o El resucitamuertos, “… en el que además de muchas escenas chistosas, tiene una en particular que presenta la vista de un panteón con varios sepulcros, de donde a su tiempo, a la voz del conjuro del gracioso, desempeñado por el Sr. Covarrubias, que predica al pueblo desde una tribuna, van resucitando los muertos en medio de una gran tempestad.” Otro reestreno es la comedia de magia La perla de Inglaterra y peregrina de Hungría, protagonizada por Gamborino y Rosal, “sin omitir, entre otras particularidades, las del carácter que desempeñará el Sr. Covarrubias, que es de los más chistosos”. Y remata su quehacer el 15 de febrero de 1819 con el estreno de la que quizás sea su obra más representada Una valla de gallos en los baños de San Antonio –al menos dieciséis funciones hasta 1825- donde representa a un montero aficionado a los gallos, que casa una pelea tapada.
[i][i] Marie-Jeanne Laboras de Mezières