Creado en: septiembre 3, 2021 a las 08:17 am.

El príncipe que se disfrazó para amar

La obra teatral cubana más antigua que ha llegado a nuestros días es El príncipe jardinero y fingido Cloridano, de Santiago de Pita.

   No se conoce la fecha exacta de su creación; la primera noticia data de entre 1730 y 1733, cuando es publicada en Sevilla.

    Calificada por su autor como comedia sin fama, y luego como comedia de música, la obra ha sido reeditada al menos en dieciséis ocasiones: Valencia, 1761; Madrid, 17?; Valencia, 1813; Valencia, 1820; Madrid-Barcelona, 1840; Valencia, 1840; La Habana, 1842; en el siglo xx, en La Habana, en 1929 (dos tiradas: en una revista y en separata de la misma), 1946, 1951, 1963, 1975, 1989 y 2008.

   Sobre Pita, a quien hace poco más de sesenta años se le negaba autenticidad, sabemos que es habanero, nacido en 1694, fue capitán de milicias, participó en la campaña de La Florida en 1742 y llegó a ser alcalde ordinario del Ayuntamiento de La Habana. Falleció en esta capital en 1755. El polígrafo José Juan Arrom demostró en el prólogo de una edición a esta obra, en 1951, la existencia de Pita y su paternidad sobre la comedia, al parecer la única que escribió. Posteriormente, el poeta Octavio Smith dio a luz una luminosa biografía titulada Para una vida de Santiago Pita.

   Arrom, en su profundo estudio, apunta como antecedentes que con seguridad influye­ron en Pita, entre otras, Il príncipe giardinero, obra del siglo XVII de Giacinto Andrea Cicog­nini, así como El perro del hortelano, de Lope, La vida es sueño, de Calderón, El príncipe tonto, de Francisco de Leyva y El desdén con el desdén, de Agustín Moreto.

No se conocen la fecha y lugar de su estreno mundial, pero sí que fue ampliamente representada en el siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, al menos en España, México y Cuba, aunque con toda probabilidad subió a escena en el virreinato de Lima, donde hay actividad escénica desde el siglo XVII y en el Río de la Plata –Buenos Aires y Montevideo.

  El 12 de junio de 1790, Juan de Lagen­heim, actor español contratado por la com­pañía del Coliseo de la Ciudad de México, anexa al documento de rigor su «Caudal de comedias», entre las que encontramos El príncipe jardinero… junto a obras de Lope, Calderón y Moreto. La actriz e investiga­dora mexicana Maya Ramos Smith confirma la contratación de este primer galán —quien figurará como tal en la compañía mexicana hasta 1794— y nos descubre en un anexo la representación, en el Coliseo mexicano, de El príncipe jardinero… entre junio de 1791 y enero de 1792.

   Sobre su estreno en Cuba, aunque su primera función conocida, anunciada en el Papel Periódico de la Havana, fue el 28 de abril de 1791, es muy posible que haya subido a escena con anterioridad, si tenemos en cuenta que el primer gran Coliseo habanero abrió sus puertas en 1775 con una compañía de actores peninsulares, acontecimiento que da inicio a la actividad escénica profesional en esta Isla. En aquel Coliseo se escenificaban indistintamente obras de los grandes del llamado Siglo de Oro y las de los contemporáneos.

     En mis investigaciones, comprobé que entre 1791 y 1822, esta pieza se representó al menos en quince ocasiones en La Habana, Matanzas y Santiago de Cuba.

   La comedia cuenta la historia de un príncipe –Fadrique- que se disfraza de jardinero -Cloridano-  para penetrar en el castillo donde vive la princesa de la que se ha enamorado –Aurora-, hija de un Rey que es su enemigo. Después de innumerables enredos, y gracias a las mañas del criado de Fadrique –Lamparón-, todo se aclara: Aurora reconoce su amor por el otrora jardinero, el Rey se reconcilia con el príncipe al conocer que este ha actuado con honra y la trama concluye con cuatro bodas, incluyendo la del gracioso Lamparón con una de las criadas de Aurora.

   Como nota atractiva, debo añadir que nuestro primer gran actor, Francisco Covarrubias, considerado con justicia fundador del teatro cubano, interpretó varias veces al chistoso Lamparón en teatros de La Habana y Matanzas.

   El historiador Rine Leal nos dejó esta interesante reflexión:

Con El príncipe… nace el choteo en el teatro cubano […] es la obra menos española, la más burlona y corrosiva de todo el repertorio de su momento […] el humor de Pita nada tiene que ver con Moreto y menos aún con sus contemporáneos, es un soplo fresco y audaz que convierte a la comedia en un instante muy especial dentro del repertorio de su siglo, y, por supuesto, excepcional en la escena americana.

Y aunque algún conservador crítico haya dicho que no es una buena comedia, les recomiendo que la lean, para que disfruten de acciones bien hilvanadas con personajes creíbles y nada desdeñables versos –donde se adivina que el autor leyó con avidez a Lope y a Moreto-, y comprueben que esta criollísima comedia y don Santiago de Pita Pita, son genuinos representantes de la cultura cubana.

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