Creado en: octubre 28, 2021 a las 09:30 am.

En las comunidades está la esencia de nuestra identidad y de nuestra cultura

Desde hace más de tres décadas existe una organización de la sociedad civil cubana que ha trabajado sin descanso para promover la dimensión cultural del desarrollo a nivel local y comunitario: el Centro de Intercambio y Referencia-Iniciativa Comunitaria (CIERIC).
Con vínculo directo a la Oficina de Trabajo Comunitario de la UNEAC, el CIERIC trabaja con artistas, promotores socioculturales e instituciones para la gestión sostenible de procesos culturales y artísticos, la participación y la incidencia en las agendas de las políticas culturales. Este trabajo, ahora potenciado con mayor énfasis desde el gobierno, lo han podido realizar a través del desarrollo de capacidades, la estimulación de prácticas culturales y la conformación de redes y plataformas en todo el país.
Numerosos han sido los proyectos, ferias y espacios teóricos que surgieron a partir de su desempeño, los que han servido para divulgar las potencialidades del trabajo cultural comunitario y promover la participación de otros actores sociales, además de aprovechar los recursos y saberes de los habitantes de la localidad para solucionar sus problemas sociales y económicos.
Un momento importante para conocer del trabajo que realizan desde sus bases, retroalimentarse con otras prácticas y trazarse nuevos derroteros está próximo a suceder, pues del 28 al 30 de octubre estarán organizando el 10mo. Taller Regional de Intercambio de Experiencias, con carácter presencial y virtual.
Sobre este evento y sobre los 30 años del CIERIC, que celebraron el pasado 23 de octubre, estuvimos conversando con Caridad Pereyó, presidenta de la Junta de esa organización, elegida en su reciente proceso de reestructuración.
¿Cuáles serán las características organizativas más importantes del 10mo. Taller Regional de Intercambio de Experiencias “Cultura y Resiliencia en Comunidad”?
El Taller se desarrollará en el Pabellón Cuba, en La Habana, del 28 al 30 de octubre de 2021, con el día 27 como pre-evento. A partir de las limitaciones que aún nos impone la pandemia de la Covid, y para garantizar la diversidad de participación a nivel de país e internacional, lo realizaremos en modalidad híbrida: presencial (limitada) y virtual (a través de Jitsi Meet y Telegram).
Hasta el momento tenemos inscritos 257 cubanos, con representantes de casi todas las provincias, y participarán 82 extranjeros, con gran presencia de México además de Brasil, Costa Rica, Guatemala y Argentina. El tema central será “Cultura y desarrollo resiliente”, con el objetivo de promover la reflexión y el intercambio acerca de la contribución de la cultura a la resiliencia y facilitar la construcción colectiva de propuestas para la transformación social.
Lo hemos organizado para que cada día se trabaje uno de los tres ejes principales, en este orden: “Contribución del arte y la cultura a los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) en el ámbito comunitario”, “Producción cultural y artística innovadora para el desarrollo territorial resiliente” y “Sinergias y articulaciones para la transformación social”.
Llevamos casi dos años en modo “aislamiento”, como consecuencia de la pandemia ¿cuánto ha afectado a la labor del Centro? ¿Le ha brindado esta experiencia alguna enseñanza al trabajo comunitario?
Realmente ha sido muy retador para nuestra organización, pues trabajamos con grupos, personas y actores de las comunidades y estamos acostumbrados a construir los procesos de manera colectiva. Ha sido un desafío vernos limitados a no poder hacer nada presencial, no poder ir a las provincias, a las comunidades; además, provocó que se ralentizaran los procesos de gestión de proyectos a través de la cooperación internacional.
Tuvimos que reordenarlo todo, negociar con las agencias para que nos permitieran cambiar las actividades, sin que perdieran su esencia, y lograr que los compromisos contraídos no se afectaran. Sin embargo, fueron puestos a prueba nuevos aprendizajes, esa capacidad de reinventarnos y buscar alternativas, que siempre ha caracterizado a nuestro equipo.
Encontramos otras maneras de hacer las cosas, se reforzó la solidaridad, el trabajo colaborativo, con interés de preservar el espíritu de trabajo en equipo aún a distancia. El trabajo no se detuvo: los proyectos realizaron acciones de apoyo a las poblaciones vulnerables, confeccionaron nasobucos, se hicieron conciertos virtuales, diseño y distribución de materiales informativos para el enfrentamiento de la Covid, se aprovechó la tecnología digital para implementar sus actividades con otras modalidades, incluso logrando mayor alcance en algunos casos. Nos reinventamos en la manera de hacer el acompañamiento desde las redes comunitarias con las personas vulnerables.
La pandemia también nos exigió realizar los procesos internos en la modalidad virtual y creamos grupos de WhatsApp para nuestras estructuras, elaboramos y aprobamos nuestra planificación estratégica hasta el 2024 y realizamos un proceso eleccionario que formó una nueva Junta Directiva, sin perder el rigor.
El CIERIC ha llegado a sus 30 años: ¿cuánto cree usted que se ha avanzado en este tiempo y cuáles son los retos para el futuro?
Han sido 30 años de construcción permanente. Nuestra institución surgió en pleno “período especial”, como una iniciativa de pocas personas para contribuir al momento que se estaba viviendo y buscar alternativas. Es un logro que hoy tengamos alcance nacional y un posicionamiento dentro de los actores de la sociedad civil que trabajan el ámbito comunitario y la cultura, con articulaciones en otras instituciones. Hemos creado una concepción metodológica propia, que ha sido enriquecida y validada, lo que nos ha permitido compartirla y socializarla.
También hemos logrado un posicionamiento a nivel internacional, pues participamos de manera activa en el Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (CEAAL), en la red de Culturas Vivas Comunitarias, en Hábitat y hay un fuerte sistema de relaciones institucionales con gobiernos, académicos y plataformas.
Nos quedan muchas cosas por hacer. No siempre se entiende la cultura en su concepto más amplio, que se reconozca su aporte no solo desde su carácter social – que está claro – sino en su participación en el desarrollo económico de los territorios, porque puede tributar al desarrollo local y participar en cierres de ciclos productivos.
Tenemos otro reto en la cooperación internacional, que cada vez es más reducida y son menos los fondos que las agencias logran captar para proyectos de este tipo, a partir del bloqueo y la propia crisis que estamos viviendo. Sin embargo, el empeño del equipo, de los colaboradores y socios que participan en estos sueños es siempre buscar alternativas que nos permitan el logro de los objetivos propuestos.
Usted hablaba del reciente proceso electoral dentro del CIERIC, del cual usted fue electa Presidenta. A partir de su experiencia en el trabajo comunitario ¿cuáles son los desafíos que tiene por delante?
En el equipo la participación de todos es importante. Tenemos una Junta Directiva diversa donde nos acompaña Rigoberto Fabelo Pérez, quien condujo esa Junta en los mandatos anteriores y va a continuar con nosotros. Eso para nosotros es una fortaleza, porque hay una experiencia acumulada y puesta en función del desarrollo institucional. Tenemos también en la Junta una representación de las tres regiones del país, lo que nos permite dar una mirada general a los procesos que nos estamos proponiendo impulsar.
Nuestra institución, incluso ahora cuando tiene una nueva dirección, va a la par de los movimientos que se están dando en nuestro país de continuidad: preservar lo que hemos logrado hasta ahora, mantenerlo y enriquecerlo desde nuestra perspectiva, poniéndolo a dialogar con el contexto que vivimos.
Hemos visto un impulso reciente en el enfoque del gobierno cubano hacia el barrio: ¿qué papel cree usted que puede jugar el CIERIC en esta estrategia?
Para nosotros es como nadar en el agua, porque eso es lo que venimos haciendo desde hace 30 años. Esa es nuestra esencia, desde que se fundó lo que hacemos es trabajar en las comunidades y para las comunidades. Nos alegra mucho que se esté dando esa mirada, porque facilitará continuar los procesos de articulación con la diversidad de actores que tenemos. Aprovecharemos las oportunidades que nos están brindando las nuevas regulaciones, pues nos dan caminos por los que orientar nuestros proyectos.
Continuaremos apoyando los procesos de formación de capacidades en diversos temas desde la educación popular, pues siempre hemos trabajado desde esa metodología. Creemos que nadie tiene la verdad absoluta y la construcción del conocimiento colectivo es mucho más rico y diverso, donde la cultura juega un papel fundamental.
En las comunidades está la esencia de nuestra identidad y de nuestra cultura, fortalecer esa base es la que nos va a permitir preservar lo que hemos alcanzado hasta ahora. Tendremos que favorecer los procesos de articulación de la sociedad civil cubana y mostrar un modelo de gestión asociativo, pues estas organizaciones también contribuyen a preservar el proyecto social y a revitalizar nuestra cultura, en un momento en que las redes sociales, la globalización, el neoliberalismo están ocupando los espacios que no ocupemos nosotros.
Creo que tenemos que unirnos para juntos avanzar con mayor celeridad, porque nuestro país lo está necesitando.

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