Creado en: enero 16, 2023 a las 11:48 am.

Gerardo Alfonso: «Lo único que hago es trabajar»

«La idea de convertir la canción a formato lírico, hace trascender», comentó Gerardo. Foto del autor.

El proyecto Bel Canto, ideado por el locutor y director artístico Helson Hernández, concluye su paso por la obra de relevantes trovadores dedicando, como última acción, un concierto a Gerardo Alfonso. A propósito del reciente acontecimiento, nos acercamos a este importante cantautor para conversar sobre el homenaje a su obra y, en general, de su quehacer trovadoresco.

Gerardo, es una oportunidad única que tus canciones se lleven a formato lírico, ¿cómo lo recibes, tanto el llevar tu música a este formato y el homenaje que se te brinda con ello?

Tengo muchos sentimientos. En primer lugar, la idea de convertir la canción a formato lírico, la hace trascender más allá de mi interpretación como cantautor. Le ofrece al público algo que he tratado de demostrar toda la vida: la variedad de mi obra y las posibilidades que tiene. Por haber tenido algunas canciones icónicas, emblemáticas, me han encerrado dentro de eso, y este evento, me abre la puerta para que sean valoradas desde otra magnitud.

En segundo lugar, me parece magnífico que la canción de autor y la música lírica se unan para darle una modernidad al canto lírico. Generalmente hay clásicos preciosos de Verdi, Puccini y otros más que siempre se han cantado, pero, la música del siglo XXI cubana, de la canción de autor, no se interpreta mucho en este formato.

Sucedió que en estos cinco conciertos –se refiere a otros trovadores que también fueron llevados al canto lírico— empiezan a entrar en los sentidos y oídos de las personas, no sé si en el gusto y en los sentimientos, pero, como son canciones que, en muchos casos han sido probadas que funcionan para la gente y las desean, las quieren. En esta nueva versión e intérpretes, ganan espacio. Las veo más expansivas.

Lo tercero es ya en sí el propio hecho cultural de hacer este evento. En Cuba, nos hace falta enriquecernos culturalmente. Es eso que ves en la televisión sobre la descolonización, es mostrar una canción o un arte que se basa en sonidos propios, en herramientas propias que prescindan de la moda y la industria cultural que impone patrones. Ya veremos después si son muy populares o no, si llegan más lejos o no.

Ojalá que este tipo de proyecto, que el director artístico Helson Hernández ha realizado, se pudiera replicar con otros intérpretes y otros autores en diferentes salas de conciertos a lo largo del país, como el Teatro Tomás Terry, de Cienfuegos; el Milanés, de Pinar del Río; la sala Dolores, en Santiago de Cuba y otros tanto.

Y que se haga no solamente el lírico con la canción de autor, sino, corales. Tengo un trabajo con un coro de Santa Clara, hicimos una gira hace tres años por esa provincia y fue fabuloso, bien popular.

Hablabas de la industria, ¿no temes que esa bohemia que caracteriza a la Trova y todas sus derivaciones, se pierda con este formato?

No, son dos cosas que se complementan, es decir, tú escuchas la canción. Igual pasa, por ejemplo, con la propia música pop. Tu oyes a Paul McCartney tocando la canción «We can work it out» con la guitarra sola y es una canción que se hizo para banda. Lo mismo pasa con esto. La canción de autor, la bohemia o la canción en su sentido más esencial, con el instrumento y la voz, no va a desaparecer, ya fue hecha e impuesta. Lo que va a suceder es que la canción se va a reproducir en otra dimensión y entrar en un nuevo campo. Pienso que pueden convivir.

Lo que hay que tratar de democratizar es la divulgación. La divulgación de la música no puede estar regida –los norteamericanos lo hacen así porque es su negocio— por escalafón donde yo soy el primero, tú el segundo y el otro el tercero, el quinto y el último; y al primero le doy un Grammy, ellos son así. Nosotros no necesitamos ser así porque, ¿qué vamos hacer los que no ganamos premios, tenemos que ejercer otra carrera? Por lo tanto, hay que tener una mentalidad diferente.

En Alemania hay muchas emisoras digitales que te ponen la programación y no hay ni interlocutores, la música es todo el tiempo, sintonizas la emisora y lo escuchas todo. Eso te permite que, en tu casa, en privado, escuches la música que te guste. A lo mejor, si sucede en público, tienes que subordinarte al macho alfa que impone lo que hay que oír y tú lo oyes; pero, en tu casa, puedes decidir.

Si eso se logra hacer en Cuba, no solo desde lo digital, sino, con los interlocutores que no pueden ni deben estar imponiendo patrones de gusto, sería democrático. Si eso se hace, verás que las personas van a disfrutar mucho. A la misma persona le puede gustar la cerveza y el chocolate, dos cosas que no tienen nada que ver. Lo mismo pasa con la música.

A su vez, a los géneros tradicionales como la Trova, no se le debe obligar a quedar en el mismo servicio, tienen que renovarse.

«La canción de autor…no va a desaparecer», aseguró el cantautor. /Foto del autor.

Acabamos de celebrar el Aniversario 50 de la Fundación del Movimiento de la Nueva Trova. ¿Qué piensas al cabo de este medio siglo y cómo lo recepcionas siendo parte importante de su historia?

Mira, a mí me parece bien lo que ocurre con la Nueva Trova como fenómeno cultural, es decir, que siga procreando la canción de autor, que se siga manifestando y continúe su multiplicación, todas sus posibilidades.

Satisfacciones con toda tu vida profesional.

Tengo algunas. He hecho canciones que me han dado mucha gloria. Me he sentido bien. Por otro lado estoy muy inconforme con el proceso promocional, comercial, etc., que lleva la música, particularmente conmigo. Ahora, de pronto, hay esta avalancha gracias a Helson, también al documental que me hizo el realizador Rolando Almirante y es como que se abre una llave y me dejan fluir; pero puedo pasar 10 años sin hacer nada. Precisamente, entre el disco La cima y estos años, más de una década sin poder hacer nada.

Inconformidad con tu obra, si te queda alguna cosa pendiente que no hayas hecho en tu carrera artística.

Bueno, tengo muchas porque uno siempre busca la perfección. Hay una involución en las neuronas, tienes que trabajar más, adquirir más cultura para poder suplir lo que antes hacía el corazón y la sangre.

Hay un género hecho por mí: el guayasón, es muy rítmico, transgresivo, pero no he conseguido que la gente baile. Tenía ese propósito de que bailasen sin tener el concepto del bailador. Ahora es diferente, estoy teniendo mucho más claro eso, lo veo clarísimo y me digo, ¡cómo voy a conquistar con esto si no tiene el recurso para que sea bailado!

Esa inconformidad la estoy sanando, empezando a librar la batalla, pero, igual, sigo inconforme. Inconforme porque me hubiese gustado darle mucha riqueza poética. Estoy estudiando bien el tema de la retórica, las formas literarias: el cuento, el epitafio, las narraciones, etc.

Todo eso que me va a servir después para hacer una canción. A la canción que yo quiero hacer le falta, introducir de manera natural el lenguaje yoruba dentro del castellano, es un propósito que tengo y que deberíamos tener todos los cubanos, porque el idioma del cubano –cuando se habla de color cubano se habla también de idioma— debe tener ese híbrido de palabras espontáneamente, hay muchas como asere, pero, deben ser muchas más. Tiene que haber una conciencia popular del lenguaje del signo que tienen las palabras. Y distinguirnos, somos una isla, estamos en el Caribe con esa riqueza multicultural.

Qué tienes para este 2023

El 2023, la verdad, es una sorpresa. No tengo mucho para pronosticar, no soy profeta. Lo único que hago es trabajar, trabajar y trabajar, eso sí, el trabajo hace al hombre.

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