Creado en: mayo 8, 2024 a las 08:30 am.

Homenaje a Miguel Matamoros en la Jornada por el Día del Son Cubano

“Mamá yo quiero saber/ De dónde son los cantantes/ Que los encuentro muy galantes/ Y los quiero conocer,/ Con sus trovas fascinantes/ Que me las quiero aprender./ ¿De dónde serán? Ay mamá/ ¿Serán de La Habana?/ ¿Serán de Santiago?/ Tierra soberana/ Son de la loma / Y cantan en llano,/ Ya verás, tú verás…”.

Así expresan algunos de los versos de una las composiciones bailables más populares y cubanísimas de todos los tiempos, Mamá, son de la loma, del célebre cantante, guitarrista y compositor cubano, Miguel Matamoros, nacido en Santiago de Cuba un día como hoy, el 8 de mayo, pero de 1894, y fallecido en esa emblemática ciudad del oriente cubano el 15 de abril de 1971.

En evocación de este gran músico y en el de su coterráneo, Miguelito Cuní; también venido al mundo en esta fecha del año 1917, en Pinar del Río, y fallecido en La Habana el 3 de marzo de 1984; a propuesta de otro grande del pentagrama nacional, el compositor, escritor, arreglista, cantante y pianista Adalberto Álvarez, Premio Nacional de Música 2008 y bautizado como El Caballero del Son, (La Habana, 22 de noviembre de 1948-1 de septiembre de 2021), a partir de octubre del año 2020, por acuerdo del Consejo de Ministros, en su Decreto 19, se instituyó el 8 de mayo como el Día del Son Cubano.

En el año 2011, durante la Feria Internacional Cubadisco, fue develada en su natal Santiago de Cuba una estatua en bronce, de tamaño natural, del artista de las artes visuales José Rolando Montero.

Con anterioridad, en septiembre de 2012, este género vocal e instrumental bailable, una de las formas básicas dentro de la música cubana, había sido declarado Patrimonio Cultural de Cuba.

Sin subvalorar los extraordinarios aportes del maestro Cuní, una de las voces más representativas del son cubano en las décadas de 1940, 1950 y 1960; fundamentalmente debido a la imposibilidad de referirme a ambas figuras en tan breve espacio, este texto está básicamente centrado en Matamoros, en ocasión del aniversario 130 de su natalicio, y sobre quien este miércoles, durante la apertura de la Jornada por el Día del Son Cubano, en el capitalino Pabellón Cuba, se realizará un panel sobre su vida y obra, el cual moderará la musicóloga e investigadora Nerys González Bello.

Vale mencionar que el programa por la efeméride, que se extenderá hasta el día 12 de mayo, igualmente estará dedicado a los 60 años de la Original de Manzanillo y al Maestro de Juventudes Wilfredo “Pachi” Naranjo.

Autor de otros grandes temas de trascendencia internacional, como el bolero-son Lágrimas Negras (grabado en cientos de versiones e idiomas) y el bolero-montuno Son de la Loma, que compuso con el Trío Matamoros, Miguel nació en el humilde barrio santiaguero de Los Hoyos. Fue un músico de formación autodidacta, profesión por la que sentía gran vocación desde la niñez y en la que se introdujo a través del aprendizaje de la guitarra durante su adolescencia y primeros años de juventud; en tanto, para contribuir al sostén del hogar, se desempeñaba como chofer, carpintero, monaguillo de la Iglesia del Cristo, fabricante de losas, alfarero, entre otros.

Su verdadera formación como músico fue fundamentalmente aprendiendo de sus amigos, entre estos su compañero de trabajo en el aserrío de Santiago de Cuba, Ramón Navarro Pérez, quien a los15 años de edad le enseñó el tono la mayor. Pero su gran escuela fue la calle, sobre todo en las serenatas y las fiestas populares en los barrios a las cuales era llamado a participar. Por ese tiempo ejecutaba con notable acierto la filarmónica y luego la corneta china, esta última tan conocida en los carnavales de Oriente.

A los 16 años de edad compuso su primer bolero, el cual tituló El Consejo, con el que inició una brillante carrera durante la cual también incursionó en la trova, de la que se nutrió de grandes maestros como José Pepe Sánchez, Sindo Garay y Alberto Villalón. Cuando en el año 1912 se presentó por vez primera en un coliseo, el entonces Teatro Heredia de Santiago de Cuba, quedó sorprendido al ver que muchas de sus interpretaciones eran conocidas y solicitadas por el público que ya las había disfrutado durante las serenatas y las fiestas populares.

Sus composiciones estaban recreadas en la vida de los cubanos y de la sociedad de su época, además de caracterizarse por un notable sentido de pertenencia a la tierra que lo vio nacer. Sobre Mamá son de la loma, a finales de la década de los años 60 le expresó al investigador y musicólogo santiaguero Alberto Muguercia Muguercia, que esta pieza “se me ocurrió en el año de 1922; fue una noche en que yo estaba dando una serenata en Trocha y San Pedro, frente al sanatorio La Colonia Española; conmigo estaba tocando y cantando Alfonso del Río. Entonces de una casa cercana salió una señora con su hija pequeñita y dice así: ʽSeñor, señor, mi hija quiere conocer a los cantantes, quiere saber de dónde son’. Me inspiré en esa pregunta y esa misma noche hice el resto de la poesía. ʽSon de la loma’ quiere decir que son de Santiago, y ʽcantan en el llano’ significa que cantan en La Habana”.

En 1924 Matamoros fundó el Trío Oriental, donde además de director, era guitarrista y voz prima. Estaba integrado, también, por Miguel Bisbé (voz segunda y claves) y Alfonso del Río (guitarra acompañante), este último sustituido por Rafael Cueto durante sus presentaciones en los teatros Campoamor y Actualidades, de La Habana, en ese mismo año.

El ya reconocido músico sentía obsesión por grabar discos que lo lanzaran al mercado nacional e internacional. En tal sentido, en la Enciclopedia Discográfica de la Música Cubana, de Cristóbal Díaz Ayala, se asegura: “Miguel, que además de talento artístico tenía cierto olfato comercial, se dio cuenta de que mientras no grabaran, mientras sus números no se escucharan en las victrolas, no pasaría nada. En 1926, el trío viajó a La Habana para unas pocas actuaciones en el Teatro Actualidades. Y logran que lo escuchen en la ferretería y almacén general que representaba a la Víctor en Cuba: Viuda de Humara y Lastra. Sin embargo, el momento todavía no había llegado. Habría que esperar a 1928, cuando la Víctor y Humara y Lastra decidieron realizar una gira promocional del Sexteto Habanero por toda la isla, culminando en Santiago. Les acompañaba Mr. Terry, director artístico de la Víctor y Juan Castro, empleado y hombre de confianza de Julián Lastra.

“Cuando iban a comenzar a grabar el director del estudio objetó el nombre de Trío Oriental porque ya existía un trío con ese nombre, el de Blez y Figarola y había un Cuarteto Oriental. Entonces se decidieron por el sonoro apellido de Miguel: Matamoros…”.

Es así como, hace ahora 99 años, el 8 de mayo de 1925, organizó y dirigió el afamado Trío Matamoros, con Rafael Cueto (guitarra) y Siro Rodríguez (maracas y segunda voz), quienes popularizaron otros icónicos temas como Promesa, Dulce embeleso, Elíxir de la vida, El trío y el ciclón y La mujer de Antonio; con los que fueron ovacionados en Estados Unidos (su primera gira y en donde actuó y grabó en numerosas ocasiones), República Dominicana, Venezuela, Panamá, Curazao, Puerto Rico, Colombia y España. Entretanto, en 1926 también creó el Sexteto Matamoros, y en 1945 formó el Conjunto que igualmente llevaría su apellido y a cuya nómina se integraron otros importantes músicos como Benny Moré (cantante), Rafael Cueto (guitarra) y Siro Rodríguez (voz segunda y maracas). Prácticamente después de acreditarse con notable éxito en Cuba viajan a México, donde se presentaron en cabarets, teatros y en la radioemisora XEQ.

Posteriormente, entre 1948 y 1952 trabajaron con Matamoros, en el septeto y el conjunto Baconao y en el Cuarteto Maisí, otras reconocidas figuras del pentagrama insular, entre estas Roberto Díaz y Carlos Embale (cantantes), Felipe Torriente (contrabajo), Compay Segundo (clarinete), Pedro Mena (bongó) y Armando Beltrán (piano).

Entre los diferentes formatos de música por él creados, sin dudas fue su trío el que más éxitos y resonancias tuvo. Durante 30 años (de 1928 a 1958) hizo 423 grabaciones; de estas —la mayoría—  se realizaron en Estados Unidos. Asimismo, correspondió al son la mayor cantidad de fonogramas (143), seguido del bolero son (75) y el bolero (54).

Su voz poseía magnificas cualidades sobre todo por su facilidad para ejecutar el agudo; mientras que como guitarrista primo hacía las introducciones y los interludios, amén de su estilo muy personal lleno de colorido, gracia y cubanidad. Sus composiciones eran, desde el punto de vista técnico, generalmente sencillas, sin grandes modulaciones, pero portadoras de una belleza incuestionable que le agenció muchos admiradores en Hispanoamérica y Estados Unidos.

Entre sus temas más populares se encuentran, además de los ya mencionados: Boleros: Desolación, Olvido, Delirio de amor, Dulce boca, Desconfianza, Sígueme, Te soñé y te encontré, Tu carta y la mía y Ven; Bolero-son: Ojos hechiceros, Penas ocultas, Amor y duda, Desdichado, La reina de mi bohío, Yo comprendo, Mi única boca, Pero como la tuya no y Reclamo místico; Sones: El que siembra su maíz, El paralítico, Los sepultureros, Hueso na’má, La Ma’Teodora, El marido de Pancha, Malanga y Camarones y mamoncillos; Congas: Alegre conga, Quirimbamba, Sangre de conga, Vamos pa’la conga y La conga de los chinos buenos; Guarachas: La mulata Anita, Mi opinión y Soy maraquero; Guarachas-son: Comentarios del solar, y Postales de mi Cuba; Criollas: Bertica, La noche triunfal y La prueba inútil. Aunque en menor cuantía igualmente incursionó en el Danzón, el Danzonete, la Habanera, el Pasodoble, el Punto, la Rumba y la Samba.

En el año 2011, durante la Feria Internacional Cubadisco, fue develada en su natal Santiago de Cuba una estatua en bronce, de tamaño natural, del artista de las artes visuales José Rolando Montero. Muchos de los temas de Miguel Matamoros, están considerados verdaderos clásicos y han sido versionados por numerosas estrellas de la música cubana e internacional.

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