Creado en: diciembre 5, 2022 a las 10:47 am.

Ismael Cruz Parada: 35 años entre la Economía y la Escritura

Aunque la vida laboral del escritor avileño Ismael Cruz Parada siempre estuvo estrechamente vinculada a los avatares de la economía y las finanzas, su dedicación a la literatura le dio la oportunidad de convertirse en uno de los fundadores de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en la provincia de Ciego de Ávila, hecho acaecido el 4 de diciembre de 1987.

De acuerdo con sus propias palabras, la fundación de esta organización no gubernamental en territorio avileño tuvo lugar cuando él tenía apenas 31 años, y dos años antes ya había participado en la constitución de la Asociación Hermanos Saíz, cuyo precedente fue la Brigada Hermanos Saíz, de la cual también fue un miembro activo.

Rememora quien desde hace varios años ocupa el cargo de vicepresidente de la filial de la UNEAC en el municipio de Morón, que ser incluido en aquel reducido grupo inicial de la vanguardia artística avileña fue, sin dudas, un gran estímulo para su labor creadora, y para dar fe de ello recuerda que en muy poco tiempo obtuvo el premio en el concurso nacional Rubén Martínez Villena (1989), y el de Cuentos de amor, de Las Tunas (1991).

Para Cruz Parada, la fundación de la UNEAC tiene además una connotación personal, ya que apenas 10 días después de aquel evento nació su hija. Confiesa que en ese entonces cursaba el segundo año de la carrera universitaria, por lo que el periodo subsiguiente estuvo marcado por una intensidad y una entrega que nunca antes había conocido. Pese a ello, asegura que fueron esos años los que marcaron su mayoría de edad como creador y como ser humano.

En la actualidad y luego de su jubilación como economista, es común verlo en compañía de Leonides Lazo Bernal, presidente de la filial moronera, visitando a todos los asociados de la UNEAC en la Ciudad del Gallo, organizando y ejecutando como anfitrión el taller de literatura humorística La Espuela, o estableciendo nexos con los más jóvenes escritores del territorio, casi todos integrantes del taller juvenil de literatura Ibrahim Doblado del Rosario.

Y es que la UNEAC ha sido vital en su vida. Es cierto que en su caso, la labor como economista y consultor financiero no contribuyó a que su obra literaria fuese más prolífica, pero su testimonio no deja lugar a dudas: «Estoy seguro de que pertenecer a la vanguardia artística me salvó de haber abandonado en algún momento la labor creativa, y marcó en el día a día un compromiso muy personal, que me exige, sin pautas ni planes de trabajo, continuar vinculado a ese universo creativo del cual ya es imposible despojarse».

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