Creado en: diciembre 21, 2023 a las 11:17 am.
La farolmanía de El Pintorcillo
Como homenaje a la escritora holguinera Lalita Curbelo Barberán (1930-2002) y dentro del evento Catedrales de hormigas, título de un libro de Lalita, una de las voces poéticas de la Generación del 50 y fundadora de la filial de la UNEAC en Holguín; el pintor Iosvani García Pérez (El Pintorcillo) expone en la galería Holguín Farolmanía, una muestra donde sigue ampliando las posibilidades de ese objeto utilitario que es el farol, a través de la libertad creativa que, desde el expresionismo hasta la abstracción, se permite lograr ahondando en sus formas.
El farol —figura que acompaña la obra de El Pintorcillo desde hace unas décadas— es una alegoría vinculada en esta exposición al campo y a la luz de la docencia (el artista es también profesor). Desde un claro matiz impresionista, con su fuerte carga expresiva, hasta la recontextualización del símbolo al apropiarse de elementos del pop y la posmodernidad, y también de la abstracción, en rejuego con la historia del arte, Iosvani convirtió al farol no solo en un elemento utilitario, pues su simbología trasciende este plano, incluso el decorativo, y ancla el referente en la actualidad mediante disimiles búsquedas. En esta muestra —a diferencia de 1961, inaugurada a finales de 2021 en el Espacio galérico El Zaguán, del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) en Holguín, aunque en ella ya encontrábamos piezas por esta línea— se extiende en la libertad formal de la abstracción; aprovechaban trazos más libres, formas y figuras que se salen de los límites y buscaban nuevos espacios, como vimos también, hace unos meses, en Caprichos de un sastre, también expuestas en El Zaguán y en el Hotel Pernik.
Este artista holguinero, “valiéndose de la cromaticidad que le imprime a su obra, en donde el color, como concepto y componente del lenguaje, le aporta una nueva reflexión al objeto de su interés; proponiéndonos así, entrar en ese juego en donde se contrapuntean los contrarios, es decir, contextualiza y descontextualiza los faroles, o bien, construyéndolos o desarticulándolos, haciendo que estos alcancen la auténtica humanidad que poseen”, escribe en las palabras del catálogo de la muestra, el escritor y promotor cultural Gilberto González Seik.
Estas 22 piezas, como hemos subrayado, ganan en simplicidad y concreción: las formas se abstraen y se refugian en colores nuevos, pues si antes El Pintorcillo aprovechó los colores terrosos: marrones, ocres, amarillos, negros y algún elemento rojo, ahora colores más cálidos y vigorosos dan forma a las figuraciones ascendentes, cíclicas y en espiral, que conforman sus faroles. Encontramos a un pintor que rinde homenaje a Lalita y resulta más osado con los colores.
“Hay que detenerse en la conmovedora significación y sentido que tales objetos muestran y que solo se revelan a través de una lectura hecha por la vía de la sensibilidad y la cultura visual. Estos humildes faroles, de tanto acompañarnos en la vida se van pareciendo a nosotros mismos, como aquellas viejas y abandonadas botas de labriego que pintara Van Gogh. El pintor de los faroles no quiere que veamos simples objetos, sino más bien humanidades”, añade Seik.
Farolmanía de Iosvani García Pérez, El Pintorcillo, expuesta en la galería Holguín, nos demuestra como un tema, cualquiera que sea, aunque acompañe por tiempo la obra de un artista, puede siempre ser motivo de aproximaciones y nuevas miradas, de búsquedas y enfoques hacia la simplicidad de formas o hacia la apropiación de las múltiples posibilidades que cada una de ellas posee. En estas piezas de Iosvani, como en aquellas de las de las muestras 1961 y Caprichos de un sastre, brilla la esencia de la luz poderosa y sencilla del farol, la misma que sigue encontrando, para bien del público, ese singular artista que es El Pintorcillo.