Creado en: julio 4, 2021 a las 07:30 am.

Manuel Galbán, la quinta estrella de Los Zafiros

Manuel Hilario Galbán Torralbas, (Gibara, Holguín, 14 de enero 1930/ La Habana, 7 de junio del 2011) fue el famoso guitarrista, compositor y ex-director del Grupo Los zafiros, una de las grandes estrellas de la orquesta Buena Vista Social Club, con más de seis décadas de vida artística y 170 giras musicales.

Junto al grupo vocal Los Zafiros(Platters cubanos) dejó una leyenda aguda, en el Olympia de París, donde cualquiera no triunfa. Los aplaudieron nueve minutos contados. En su pequeño apartamentico en El Vedado, conservaba su colección de guitarras, la que utilizó con el grupo Los Zafiros y una Fenderregalo de Ry Cooder. Hay fotos con estrellas del cine y la música.  Vamos a rememorar la última entrevista antes de su despedida hace diez años.

¿Galbán, recordemos la etapa de los primeros pasos en la música en Gibara?

Gibara es un pueblo de pescadores donde llegaban muchos barcos de Nassau. En nuestra casa de los Galbanes toda la familia tocaba música de tradición oral, yo descargaba con dos de mis hermanos, en serenatas y tocaba el “tres”en grupos de aficionados. También interpretaba la percusión que me ha servido de mucho en mi trabajo de acompañante de cantantes. Vine al mundo con la música dentro y muchos de los instrumentos los aprendí solito, domino el piano por afición. 

¿Cuándo comienza a tocar profesionalmente?

En julio de 1944, tocaba en bailes con la Orquesta Villa Blanca, dominaba la guitarra, la batería y cuando era necesario lo hacía en el piano. En aquellos tiempos me gustaba el trabajo musical de la Orquesta Avilés, la más vieja de Cuba.

¿Cuándo llegas a La Habana?

En 1956 arribé a la gran ciudad con unos billetes estrujador en el bolsillo, una muda de ropa y un cepillo de diente; empecé a correr fortuna, era el gran momento de la música cubana, el mambo estaba duro. Yo afino pianos, soy carpintero, todavía tengo mis herramientas. Grabé algunos “jingles” (comerciales), a veces tocaba por las calles, pasábamos el cepillo “el sombrero”, para buscar alguna platica. Empecé con un trío e íbamos a descargas, serenatas, nos presentamos en el Club 6 Panamerica, estuve un tiempo con el Conjunto Casablanca, nos presentamos en el Club El Escondite de Hernando. Acompañé a los cantantes Lino Borges, Caridad Hierrezuelo y Evelio Rodríguez.

¿Cómo llega a Los Zafiros?

Tres meses después del estreno del grupo en diciembre de 1962, o sea yo entro con ellos en marzo de 1962. Reinaldo Hierrezuelo me propone para sustituir al anterior guitarrista. Los Zafiros eran cantantes empíricos, necesitaban un músico que los acompañara, les arreglara los temas y tocara la guitarra, en ocasiones el piano. También le organizaba un grupo de base ritmática para las grabaciones. Era difícil el acompañamiento con ellos para que no tuvieran un choque armónico, se trataba de un cuarteto atípico, diferente, muy especial.

¿Cómo eran, Los Zafiros, musicalmente?

Muy musicales, tenían talento natural, fuera de liga –recuerda que eran mestizos y callejeros-; se movían al ritmo de la clave, eran espectaculares, únicos.

¿Su única gira al exterior fue la prueba de fuego de Los Zafiros?

Fuimos en 1965 con el Music Hall de Cuba a París y continuamos hacia algunos países del este de Europa. Nosotros, con sólo una guitarra y cuatro voces, pusimos a gozar al exigente público del gran teatro francés, el Olympia de París, fuimos los más aplaudidos de la amplia y prestigiosa delegación, en la que estaban estrellas como la Aragón, Los Papines, Elena Burke. Le pueden preguntar al compositor Ricardo Díaz, uno de los directivos de la delegación. En Moscú le tocaban la garganta a Ignacio Elejalde para ver qué tenía dentro de su privilegiada garganta. Poseía una voz de tenorino, no de falsete como acostumbran decir por ahí.

¿Cuál es tu concepto técnico de la interpretación de la guitarra?

 Yo combino los pasajes veloces con los arpegios, a la vez que hago una adecuada utilización de los bajos, de esa manera doy la sensación de que toca más de un músico. Voy sincronizando y apagando con la otra mano, una trampa a la que me fue llevando la manera de cantar de Kika en Los Zafiros.

¿Ese es el motivo por el cual el gran pianista Peruchín decía que para sustituir a Galbán en Los Zafiros había que poner dos guitarristas?

Exactamente, yo hacía el trabajo de dos guitarras, no olvides que nosotros hicimos una economía de instrumentos a consecuencia de las dificultades de encontrar pianos y otros instrumentos en los centros nocturnos, en la década de 1960.

¿Después de Los Zafiros no se acabó el mundo?

Terminé con Los Zafiros en los finales de 1972, la retirada fue tormentosa y triste, como sucede en los grandes amores; pero el espectáculo debe continuar. Comenzó otra etapa, fundé en 1973 el grupo Batey, con una música más tradicional y el proyecto resultó, viajamos en 87 ocasiones. En esa misma etapa aparecieron Los Irakere de Chucho Valdés.

¿Ya en los finales del siglo XX llegó la Vieja Trova Santiaguera?

En enero de 1998, en pleno Boom de la salsa cubana, aquello fue el renacer de la vieja guardia trovadoresca. Con ellos tocaba la guitarra española, también ayudaba en el montaje de voces. Grabamos dos discos: “La manigua”.

¿Cómo llega a la Orquesta Buena Vista Social Club?

La llegada al Buena Vista Social Club se debe a la sorpresa que experimentó Ry Cooder ante la forma en que yo toco la guitarra, muy parecida al mítico guitarrista Duane Eddy. Entonces Ry dijo: “Localicen a Galbán”, me nombró el “mago de la guitarra”, me regaló la guitarra Fender y me pidió hacer un disco con él.

¿Qué trabajo realizaste con Ry Cooder?

Grabamos el disco Mambo sinuendo, que logra coronarse con el Grammy Latino en la Categoría de Mejor Álbum de Música Tropical 2003. Improvisábamos en las grabaciones sin haber ensayado, contábamos con estrellas como Orlando López “Cachao”. Fue un disco con diversos tonos, muy variado y rico, ahí estuvo el éxito.

¿Qué composiciones has escrito?

Tres composiciones grabadas con Los Zafiros: Oye Nicolás, Hoy brilla el sol, Por muy lejos. Con La Vieja Trova Santiaguera: Se paró la moto, De contén a contén (dedicada a los barrenderos). Otros temas: Tierno amanecer, Baila mi guaguancó y Tambó, tambó.

¿Qué reconocimientos posee?

Tengo el Escudo de la Ciudad de Gibara, Distinción por la Cultura Cubana, Distinción Adolfo Guzmán, Medalla Raúl Gómez García, La Gitana Tropical, nunca me otorgaron el Premio Nacional de Música de la Uneac.

¿Galbán, la suerte te ha acompañado?                     

He tenido mucha suerte, poseo siete vidas. En cuatro ocasiones la muerte me vino a buscar; pero siempre me levanto y digo como Compay Segundo: “Pido prórroga”.

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